jueves, 28 de febrero de 2013

atención

Según un estudio publicado recientemente gran parte de la juventud actual confunde lo virtual con lo real. En este complejo contexto se hace difícil prever cual nuevo mundo nos espera, como no sea una consecuencia lógica de un progreso o evolución del ser humano que obvia su condición o naturaleza espiritual para exacerbar desde lo material, la confusión.

Por definición la atención es la capacidad que se tiene para entender las cosas o un objetivo, teniéndolo en cuenta o en consideración. Estar atento por tanto es casi una necesidad vital en nuestra existencia.

Según postulaba Nietzsche, La tarea  de la filosofía sería perjudicar a la necedad. Y La necedad es compañera de viaje de la tontería y de la terquedad contrarias todas ellas al juicio y al entendimiento.

Es obvio que vivimos tiempos generosos, donde recibimos una cantidad ingente de información, pero la sobrecarga de esta, y esto lo saben bien los educadores, fuera de un contexto, conduce de forma inexorable a la hiperactividad.

Y cuando estás hiperactivo, y valla que si se está últimamente con tanto estrés, catástrofes, crisis, corrupción, espionajes,  conspiraciones, etc., no se está atento, por tanto no se es consciente, ergo se está distraído.

No pocos neurólogos saben que las neuronas necesitan comprender, asociar y reelaborar para desarrollar la creatividad. Dice el neurólogo Juan Manuel Pascual Estévez que la inteligencia necesita que no se limite de su capacidad receptiva asociadora.

Hasta aquí bien, pero de que nos sirve ejercer la creatividad, saber acceder a la información si realmente no ejercemos y cultivamos el juicio.

¿No es este el principal problema de nuestros jóvenes y de nuestra sociedad?

¿No es la falta de juicio, de ese entendimiento que nos permite discernir y valorar, el principal problema del alarmante déficit de atención por el que discurre nuestra existencia?

Concluyo y me repito, recurriendo de nuevo, a Spinoza, a ese dios suyo que le habla, y ya le advierte sobre el déficit de atención, diciéndole:

“Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía”

De la capacidad de entendimiento que se tenga del juicio que ejerzamos, del estado de alerta, de la atención que pongamos a nuestra existencia, a la naturaleza, a la vida, sin duda, dependerá nuestro futuro porque significará que, de algún modo, dejaremos atrás toda la sinrazón que hasta ahora nos ha acompañado.