miércoles, 3 de agosto de 2016

ángel de madrid

Asocio y uno indistintamente en este largo relato, instintivo y subjetivo.
 
Busco información, para tratar de desvelar el conocimiento desde afuera, donde las palabras puedan ser observadas y dirigidas por mi Ser y me acerquen al entendimiento. Una línea que me lleve al principio de la gran vía del conocimiento, al Tao causal de mí existencia.

Filippo Tommaso Marinetti se le conoce por dar vida al movimiento futurista allá por los años cuarenta. Fue él el que dijo, seguramente cegado: «Un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia». Frizt Lang cineasta del expresionismo alemán, en su película Metrópolis nos enseña y avanza un mundo futurista donde las máquinas, necesarias para el goce de los que viven amasando poder en la superficie, son manejadas en el interior de la tierra por una clase trabajadora esclavizada por esas élites. Visionario o no, su analogía con los tiempos actuales es incuestionable.

El ángel (más bien angelina) de Madrid o la mujer alada (Victoria), la Nike madrileña, sustituyó en la cúspide del edificio Metrópolis, al Gaminedes (ave fénix) que coronaba hasta ese momento el edificio levantado en las confluencias de la calle Gran Vía con La calle Alcalá. La conozco bien. Por cierto, que leo en la wiki, que el solar donde se levantó el edificio de seguros en el año 1911 se le denominaba la “casa del ataúd” por la estrechez del solar. En el fondo ambas esculturas el fénix anterior y la Nike actual simbolizan lo mismo. el resurgir, volar, o ascender, como proceso de liberación.

La obra del ángel, está basada en la “Victoria de Samotracia” la hermosa escultura de mármol descabezada del Louvre que trataba de captar ese instante, justo antes del ascenso, en que los ropajes movidos por el viento aún no se habían desprendido del cuerpo. Lo material cae, los ropajes. El Ser, se levanta, y asciende a otra dimensión.

A un kilómetro y medio en línea recta, el ángel caído del retiro madrileño, el “grigori”, no se levanta se retuerce vencido. Ojo, seguramente seamos nosotros, caracterizados, entre otros en nuestra dualidad, por el orgullo y la soberbia, necesitados en esta experiencia de “fisicalidad” del alimento de otros reinos, vegetales y animales.  En el otro extremo de esta imaginaria línea recta, La mujer alada, hastiada de ver tanto dolor y sufrimiento en el Ser humano se prepara para ascender a otro estadio o mundo. Lo hace con las manos extendidas a imagen y semejanza del iconográfico Cristo.

Los pilares del dogma en ambos extremos: el pecado, la culpa, la caída, el arrepentimiento, el perdón, la liberación, la ascensión.

Si dividimos en tres partes la distancia del kilómetro y medio entre ambos ángeles a quinientos metros desde el ángel caído, la recta pasa por encima de quienes han creído ver en el retiro un imaginario conocimiento a la vista de todos, a la vista de nadie, el kether, el primero de los Sephirah de la Kabala. Principio activo de lo que es y de lo que no es.

Ambos ángeles intermediarios del aquí y del allí queriendo trasladar mensajes. Mensajes incrustados en el pensamiento dual del hombre. Caídos en un retiro existencial, trabajando en metrópolis donde lo artificial y mecánico sustituye en parte al hombre caído, el que, a su vez, en su progreso descubre, después de con voluntad preguntarse sobre lo incognoscible, harto, su propósito existencial, rebelado ante el poder de los que le utilizan, para una vez despiertos, entender que todo este proceso en última instancia, en el sentido de crecimiento, es de búsqueda sincera de conocimiento, para quien sabe, liberarte y ascender a otros planos con la lección aprendida, blindado.

Trabajarás y te ganarás el pan con el sudor de tu frente, según las reglas escritas. Aunque según Enoc, te valla bien o no, sólo se salvarán los justos, los conscientes, los que entiendan (entendimiento es iluminación) el mensaje Crístico transversal más importante, el que te permite ascender, el que todos conocemos, el que proviene de su conciencia, de la compasión, de la bondad, de la empatía entre semejantes y no semejantes, el que te permite evolucionar y que se llama AMOR.

Ya lo dijo Gurdjieff:

"Al hablar de la evolución, es necesario comprender desde el principio que la evolución mecánica no es posible. La evolución del hombre es la evolución de su conciencia. Y la conciencia no puede evolucionar de manera inconsciente"

Ángel de Madrid
Federico Coullaut-Valera


martes, 2 de agosto de 2016

tritón

Hubo un día en que una ola vomitó una gran caracola. 
Ondulando por el mar bailando entre algas y sirenas, llego a la orilla, y de ese pacto provechoso con el viento, tras recogerla, se escuchó en la espiral de su concha, notas y recuerdos musicales.
La hermosa caracola de mar, era de la especie tritón, y acabó expuesta en una tienda de artículos marinos. 
Todos los días de camino a ensayar, se paraba delante de ella y pensaba si aparte de oír musas inspiradoras zumbando sus labios sobre una boquilla, levantaría y calmaría tempestades a su antojo.
Será por eso, por su tremenda fuerza, qué los componentes de su grupo con admiración cuando tocaba le apodaban, el hijo de Poseidón. 
Un día decidieron que, para no asustar a quienes no entendían de los mensajes de las profundidades, regalarle una sordina.
Amortiguada su potencia, su maravilloso sonido llegó, si no con toda la fuerza inicial, si con la suficiente nitidez que quiso.
Y fue entendido por todos.
Y efectivamente logró sus propósitos, ya que levantó y calmó tempestades a su antojo.