lunes, 27 de octubre de 2014

reminiscencia

Buceo en internet sobre el concepto de la reminiscencia platónica. 

La “anamnesis” es la acción de recordar eventos y experiencias pasadas. Platón entendía que el  alma del ser humano, al conocer no genera nueva información, sino que “recuerda” algo que ya conocía del mundo de las ideas, una etapa previa a la vida física (material). El conocimiento en el hombre es innato; el alma del ser humano conoce ya la verdad antes de encarnarse en el cuerpo, y la tarea del hombre en la vida es ir recordando todas las cosas que su alma ya conocía, las cuales, como consecuencia del proceso de encarnación, habían sido olvidadas. De esta forma, no es posible para el hombre ampliar sus conocimientos, puesto que éstos se encuentran en él desde su nacimiento, sino tan sólo sacarlos a la luz, recordarlos, y esto es lo que nosotros llamamos "aprender"

Un aporte me invitó, acción consciente de mí Ser, a buscar el título de la canción y álbum que en el mismo momento que lo leía escuchaba de fondo:
”back to the north” traducido “hacia el norte” Una épica canción del álbum Reminiscence de los músicos italianos Danilo Rea y Martux M.

Pudiera ser una interpretación a lo sucedido, relacionando esta experiencia sincrónica, que mí Ser accionase un mandato interno, con referencia a una misión de existencia basada en la idea platónica de la reminiscencia. 

Seguramente como afirma Platón el conocimiento del hombre es innato y por las circunstancias que sean su tarea en la vida, cosa que desconocemos, sea recordar las cosas que el alma ya conocía y que hemos olvidado al reencarnarnos y que en última instancia, también comparto con Platón, hacen referencia única y exclusivamente a la idea de que, la única verdad sea la propia idea  del bien, con lo que conlleve del dar fin al ciclo de reencarnaciones.

«Y ocurre así que, siendo el alma inmortal, y habiendo nacido muchas veces y habiendo visto tanto lo de aquí como lo del Hades y todas las cosas, no hay nada que no tenga aprendido; con lo que no es de extrañar que también sobre la virtud y sobre las demás cosas sea capaz ella de recordar lo que desde luego ya antes sabía. Pues siendo, en efecto, la naturaleza entera homogénea, y habiéndolo aprendido todo el alma, nada impide que quien recuerda una sola cosa (y a esto llaman aprendizaje los hombres), descubra él mismo todas las demás, si es hombre valeroso y no se cansa de investigar. Porque el investigar y el aprender, por consiguiente, no son en absoluto otra cosa que reminiscencia»

Platón en su diálogo con Menón


Reminiscence
Rothko 
Danilo Rea & Martux_M

miércoles, 15 de octubre de 2014

confusión

Vivimos tiempos de caos en los que percibo un cierto grado de protección o coraza que hace que muchas personas no quieran enfrentarse a la realidad. Y no es una cuestión material o económica la que evalúa tu resistencia a aceptar esa realidad.


A diario los medios registran puntualmente las noticias que se suceden, donde las reacciones emocionales se presentan y conviven en paralelo con nuestra rutina. Tu grado de sensibilidad o estado “consciencial” te hace experimentar esa realidad, acorazado de ella, aceptada por lo que significa, o confundido en mayor o menor medida.


Cuando en la vida ocurren acontecimientos que se perciben revueltos lo más normal es que te veas sin capacidad de discernimiento y entres en una situación ya sea a nivel de pensamientos o mismamente de percepción a través de los sentidos, de estados o estado de confusión.


Si discernir es distinguir, confundir es mezclar.


La confusión se puede revertir cuando consigues separar esa amalgama o mezcla o, sin querer separar los diferentes acontecimientos que percibes como revueltos, al menos logras un entendimiento de porqué atraes esas experiencias, de porqué como dice Carrillo, atraemos con nuestro estado de consciencia esas vibraciones que nos impulsan en nuestro propio proceso evolutivo o “consciencial”. 


Me temo que la reactividad, por desgracia, se hace necesaria como choque consciente para despertar, penetrar o romper tu propia coraza.


Recuerdo esta frase de Anne Givaudan:


"Somos el lamento de una ola que, olvidándose que es todo el océano, choca contra los arrecifes de la incomprensión. Para concebir y engendrar la mayor pureza, la creación más luminosa, es necesario haber experimentado la confusión"


Los diamantes se forman durante miles de años bajo una enorme presión y a temperaturas muy elevadas. Ese proceso de caos y confusión deja en cada diamante unas marcas internas que determinan su grado de pureza.


La conclusión es clara y a unos les tocará antes que a otros, pero me temo que estamos aquí para experimentar la confusión y el caos. Sólo así podemos aprender a discernir y avanzar en nuestro estado “consciencial” para alcanzar ese grado de creación luminoso que todos llevamos dentro. 


De ti depende si quieres acorazarte de la realidad protegerte de esta, tarde o temprano, en esta u otras vidas te tocará experimentar la confusión, aceptarla por dolorosa que sea y extraer de ella su aprendizaje.


Mientras, independiente del grado de asombro o estado emocional que experimentes y aunque cueste trabajo aceptarlo, desde el discernimiento que distingue, desde la paz interior y desde la experiencia de amor, entenderás que, a pesar de todo (aunque no lo parezca) aunque la mezcla sea dura de aceptar, todo absolutamente todo está bien, ya que todos a pesar de ser olas que chocamos contra las rocas de la incomprensión formamos parte de la unicidad del mar.




domingo, 12 de octubre de 2014

...belleza, cadencia, control,...

...belleza, cadencia, control, consciencia, equilibrio, energía, espacio, eternidad, existencia, grandeza, inmortalidad, quietud, paz, percepción, placer, poesía, precisión, respiración, sensibilidad, sentimiento, serenidad, silencio, simplicidad, ternura, vacío...



Blame It On My Youth / Ulf Wakenius



Si pudiese separar cada palabra expresada en un instante infinitesimal que permitiese sentir al tiempo que escuchar, lograría expresar un sentir, mi sentir y transmitiros una emoción, mi emoción.

jueves, 9 de octubre de 2014

ébola

Vivía tranquilo occidente presenciando desde el palco del teatro, sin atender mucho, a la obra que se representaba en África. De hecho, los bostezos ante tanta miseria, guerra y hambruna, enfermedad y dolor impedían cualquier aplauso caluroso a esos actores tan reales y alejados de ellos. En esto que, a una enfermera altruista poco instruida en equipos de protección individual, por desgracia reactivamente, despertó sus inmunes hipócritas conciencias cuando por los motivos que sean se contagió de un peligroso virus fabricado no se sabe muy bien dónde. ¿O tal vez sí? 

Cual si de una mecha encendida la histeria, manejada desde los hábiles hilos del interés mediático, prendió en la psique del seguro mundo civilizado, ese de fascinación, dinero, consumo y progreso. Los controles en los aeropuertos, los protocolos ante lo desconocido, los pronósticos en boca de expertos científicos, torpes mandatarios e ingenua ciudadanía, el choteo en twitters y memes de ciudadanos agobiados por la pesada carga de no otear un futuro de posibilidades, agarrados al infame cotilleo del dolor humano de una de los suyos, porque los otros los de abajo los de Sierra Leona o Nigeria no son ni suyos ni reales, dibujaban un panorama de hedor insoportable. La puerta del virus en este mundo cada vez más globalizado, de par en par invitando al preestreno de la tragedia.

Nervios, crisis, desolación, pánico, miedo, si se veía venir, tarde o temprano sonaría el timbre de la platea del dolor del último acto. El ser humano, sigue en crisis sobre todo cuando la tragedia se acerca o te puede tocar al ladito de tu casa en tu tranquilo y seguro palco de vecindario o ciudad. El primer mundo torpe ajeno al dolor ajeno, el tercer mundo… para que hablar del tercer mundo tan lejos, tan aparentemente acotado en un escenario de miseria, vestidos con los trajes de futbol de sus héroes de occidente, enterrando a los suyos en zanjas.

Los números son cortos, y posiblemente ojalá así sea, nos olvidaremos pronto, para dar paso a otro estreno que nos entretenga.  En Sierra leona han fallecido seiscientas personas, y se han confirmado seis mil doscientos casos para una población de seis millones de personas. Y en occidente de un total de catorce casos sólo han fallecido tres. Pero la histeria a lo desconocido, el miedo a dejar esta existencia es tan real como posiblemente ese virus tan devastador y la constatación, nos guste o no, de que el ser humano para la tierra que habita es tan vírico como el mismo ébola que silenciosamente emborrona una mancha que se expande lenta pero inexorablemente sobre el impoluto mapa terrestre.

El miedo que se trasciende, y no se cuenta, es ese que nos hace pensar que la eugenesia vírica o la que pudiera resultar de guerras prefabricadas está en la mente de unos pocos desalmados como remedio sanador para un ciclo que se cierra, porque aceleradamente creciendo piensan que nos vamos a dar, perdonen la expresión, como vulgarmente se dice, una hostia. De momento observando lo que pasa, siguen fallando. Y lo más recomendable que se me ocurre es seguir en nuestro centro alejándonos de quienes desde el miedo ejercen un control sobre las emociones de una ciudadanía desconcertada sin saber a qué agarrarse, ante un futuro incierto.

domingo, 5 de octubre de 2014

bueno e ingenuo

En el principio en nuestra bendita inocencia somos ingenuos (Ingenuo significa nacido libre y no esclavo, que tiene en su interior un linaje libre) y posiblemente buenos o sin malicia. 

Dura poco. 

La perversión que supone despertar a la vida paga como peaje (en cuanto somos capaces de coger algo con nuestras manos) una autoafirmación del ego, aprendiendo a decir mío y dejando de ser técnicamente buenos cuando pretenden quitarnos lo que consideremos como nuestro.

Los “enemigos” siempre pretenden arrebatar nuestras preciadas pertenencias.

De mayor cuando procuras hacer el bien (el ejercicio de la bondad) te defenderás de no ser ingenuo, renegando de ese principio de libertad, porque entenderás que si no te haces respetar, te etiquetarán. 

Y la bondad se igualará a la tontuna y lo de quedarse atónito frente al contrario, (que es como un enemigo) es carnaza para esos desaprensivos interesados en lo tuyo.

Todo esto viene a cuento por reivindicar la ingenuidad, la libertad ese linaje libre con el que nacemos. Estamos necesitados de ingenuidad, así como de afabilidad, de compasión, de honradez, de virtuosismo, de rectitud, de justicia, de honestidad, todos ellos sinónimos de bondad. 

Claro está que para ello se hace necesario un ejercicio en vida de desapego. De decondicionamiento, de desaprender, lo que, sin ser consciente de ello, te hace esclavo.

"Aunque me tomes por ingenuo soy buena persona no me engañes. Mi ingenuidad forma parte de mi libertad que es tan tuya como mía"

El asombro (sacar a alguien de lo oscuro) el exponerlo a la luz que es el proceso de bienvenida a la vida es acompañado en primera instancia por la inocencia “no visible” y por la ingenuidad como leyes de pleno derecho adquiridas. 

Lo que viene después como ejercicio en vida no deja de ser un despropósito que te aleja a las primeras de cambio, de estos principios y que pocos logran entender.

No sobran los ingenuos, ya que así nacemos. Si acaso los ilusos que entienden su existencia, desde la esclavitud de sus posesiones (la ilusión de sus engaños), y el dominio sobre otros, a la bendita, inocente e ingenua libertad con la que nacemos verdadero propósito en vida.

Lo mío, si es que algo lo fue o lo es, es vuestro, es de todos. 

De veras.