martes, 23 de febrero de 2021

reflexiones de "una nota a pie de página"

“El hombre es un lobo para el hombre”. El “homo homini lupus” famoso descrito en la comedia de Plauto (Umbria 250-Roma184 aC) nos define a un hombre (no-hombre) que lejos de conocerse así mismo, no sabe quién es el otro. 

Es el miedo arraigado en lo más ancestral que pueda existir. Un miedo real que proviene de cuando el hombre primitivo agarró un leño y agredió a otro congénere para robar o para defender, vete tú a saber, a su familia, su gente, su cueva, su caza o su fuego.

Este horror primitivo tan alejado de la conciencia diferenciadora del bien y del mal no tiene nada que ver ni con el miedo inconsciente producto de nuestra imaginación desbordante que cree adivinar voces de otros planos y élites manipuladoras desde, también, planos inalcanzables, ni con realidades impredecibles de tragedias por causas ajenas.

Al final siempre es el hombre. El hombre agarrado a su sombra. Si, el miedo al hombre. El miedo del hombre al hombre que lo identifica como un lobo depredador (el no-hombre) tan capaz de todo por defender en su inconsciencia,  en el ego de su falsa normalidad lo que considera suyo.

El hombre que no sabe de su divinidad.

Visconti se acompaña de la música de Mahler en la sinfonía número cinco en el adagietto, música de la película "Muerte en Venecia". Una Venecia pandémica en cólera. Una película que reflexiona sobre el descanso vacacional, el amor, los políticos, la decadencia, la muerte. El fin (este tan reconocible en estos tiempos) sin retorno de un mundo declinado y enfermo ambientado en un momento previo al inicio de una guerra mundial.

¿Quién pretende transformarse si nunca se cayó?

En diseño humano hay un patrón reconocible en uno de sus tipos: El reflector. El canto de un canario en una mina. Escribe Lynda Bunnell: “como un canario en la mina de carbón, toman muestras,  reflejan y juzgan la calidad del entorno en un día cualquiera”. Cuando el canario deja de cantar la falta de oxígeno indica que algo no va bien. No definido en ningún centro (incoloreado si es que esta palabra existe) amplifica la energía ajena, receptivo en su entorno a todo lo que le circunda e influye.

Es un patrón vecinal individual cercano en minutos y horas de mi fecha de nacimiento donde en un pequeño lapso de tiempo, la luna temerosa en su motivación acierta a iluminar, sobrecogida en su tránsito, por ver a su otra luna del plano inconsciente “la noche oscura del alma” la clave 36ª que menciona Richardd Rudd en su libro “Las claves genéticas”, que observada así mismo, como él mismo dice, estableciendo un único canal manifestador energético, analizo e intuyo, me permite escribir experiencias personales reflejos y reflexiones.

Del trenzado característico del ADN se sabe que es asimétrico y que al igual que un yoyo se enrolla y se desenrolla de análoga manera. Esta característica flexible, descubren unos científicos, es necesaria para compactarlo y poder dinamizar y ser leída en la producción de proteínas.

Hay una similitud en narrar tus experiencias asimétricas cuando eres conscientes que estas tejen tú vida y se enrollan y trenzan en múltiples nudos a desanudar. 

En medicina se sabe bien que la función primordial de la molécula de ARN mensajero es transportar copias complementarias de la información contenida en los genes, ubicados en el núcleo de la célula.

La ciencia avanza e incluso hoy se nos inmuniza con vacunas basadas en el ARN que cumplen su función transformadora y producen líneas de defensa por anticuerpos que impiden avanzar al virus.

Coadyuvar, palabra poco habitual a utilizar en nuestro día a día, significa contribuir o ayudar en la consecución de algo. Ayudar a que algo se realice o tenga lugar.

Un mensajero en la semana de la clave 55ª (la libertad) llama al timbre de mi hogar (no es un hecho inadvertido) para hacerme llegar el libro de "Las claves genéticas". Como si de un ARN mensajero se tratase a las 15:35 horas como si quisiese establecerse una profundísima correlación en una hora con las claves 15ª y 35ª que porto, me busca en los siddhis y aspira a traerme información entre otras, de la florescencia y el infinito y se manifiesta presente con el propósito de saborear sus claves, no sin recordarme que me reconoceré en sus patrones de victimización y culpa del asombroso viaje evolutivo que realizamos desde la inconsciencia al despertar del maya en que vivimos.

Sigue sonando Mahler. Su belleza indescriptible cercana al sonido del alma de la humanidad se desprende de las sombras a las que se aferra el hombre. Trascenderlas, profundizar en el abismo de los miedos que toca fondo, la mezcla que confunde, que al ascender se evanesce huye e identificas porque ha sido real…

…renacerá el hombre, se activarán claves genéticas ocultas pero presentes en cada uno de nosotros, nos transformaremos, liberaremos, encontraremos la inocencia original del niño, la libertad, “La libélula” la representación de la autorrealización, la madurez mental, emocional y la comprensión profunda del significado de la vida. La clave de las claves.

José Antonio Marina en su libro "Anatomía del miedo" en contraposición a este, acaba en su despedida glosando la virtud de la valentía. Nos dice: “la valentía es la virtud del despegue, porque nos permite pasar del orbe de la naturaleza, sometido al régimen de la fuerza, al orbe de la dignidad, que está por hacer, y que deberá regirse por el régimen de la dignidad”

Si algo pretendiese sería poder coadyuvar en mi conducta para despertar conciencias y que este fuese un objetivo análogo a ti. Transformarme de una vez en libélula, despegar, salir del mundo acuático emocional, subir por el tallo que dejase atrás las simas, desplegar alas transparentes, oír el timbre de su aleteo, adquirir su portentosa visión y velocidad, su capacidad de vivir en aguas limpias. 

Ellas tan frágiles y bellas, que ya estaban y nos acompañan desde hace millones de años. Su asombrosa transformación a algo diferente a lo que eran, por el proceso inevitable en su crecimiento diseñado y programado genéticamente, que análogamente, nos lleve a dejar de ser lobos para nosotros mismos. 

A dejar atrás a ese no-hombre que agarra leños con que atizar a sus congéneres porque disfruta en su inconsciencia, culpabilizando y enfrentando por defender en su subjetiva verdad absurda su desconocimiento de quien es, menos de saber quien es el otro, aún todavía menos de entender de transformaciones o de significados profundos de la esencia de la vida misma.


Mahler
 Adagietto Symphony 5 
Berliner Philharmoniker
Herbert von  Karajan




18/02/2021. 15:35h

sábado, 20 de febrero de 2021

una nota a pie de página¹


《胡 蝶 夢》

昔者 莊周 夢 為 胡蝶, 栩栩 然 胡蝶 也, 自喻 適 志 與。 不知 周 也。
俄 然 覺, 則 蘧 蘧 然 周 也。 不知 周 之 夢 為 胡蝶 與, 胡蝶 之 夢 為 周 與。 周 與 胡蝶, 則必 有分 矣。 此之謂 物化
 
"El sueño de la mariposa"

              Una vez, Zhuang Zhou soñó que era una mariposa, una mariposa revoloteando y revoloteando, feliz consigo mismo y haciendo lo que quería. No sabía que era Zhuang Zhou. 
        De repente se despertó y allí estaba, el sólido e inconfundible Zhuang Zhou. Pero no sabía si era Zhuang Zhou, que había soñado que era una mariposa, o una mariposa que soñaba que era Zhuang Zhou. ¡Entre Zhuang Zhou y la mariposa debe haber alguna distinción! A esto se le llama la Transformación de las Cosas
 Zhuangzi, capítulo 2 (traducción de Watson)

Cuando tienes interiorizado los alimentos del miedo, o será del miedo al miedo, de años por ser permeable en tu apertura a empaparte como una esponja a tantas vivencias y experiencias (sobre todo emocionales) que te circundan y dejan surcos y cicatrices apreciables, es inevitable eludir, a veces, referenciar, de donde emanan tus ideas. 

Cada renglón me llevaría a innumerables notas a pie de página de invitaciones a contrastar e investigar. Un enorme bucle de claro obscuros que destensase las hebras que constriñen, como esos cables de teléfono que con el tiempo se rizan y trenzan y necesitas estirar simplemente dejándoles ir desde un extremo.

Ofrezco un mundo de lugares de mundos, de mí mundo, invitaciones, en el sentido de dejarte abrazar por palabras ajenas, por mundanas experiencias en las que recoger si así lo necesitas y te interesan, los ejercicios sinceros dadivosos, que, así lo siento, ofrezco y muestro. 

No pretendo te atosiguen, tan sólo trato de descubrirme.

Hay demasiadas palabras (o será que nuestro vocabulario es limitado) muy reconocibles que trenzan esos discursos. Un lenguaje propio que no pocas veces reconozco por haberlo hecho mío en innumerables ocasiones lleno de matices que pareciera que haya bebido en las mismas fuentes ancestrales de la vida. Mi elocuencia no merma, más si atónita, sucumbe a la espera de dejarse, también, tan solo ver.

Hoy mis notas a pie de página están mudas salvo por una. Hoy no necesito entrecomillar mis justificaciones. Hoy sólo te pido que contrastes y desarrolles por ti mismo, que coadyuves, aunque no lo creas todas mis particiones que juntas conforman mi pequeño universo y que este se sume al tuyo.

Si lo que te constriñe lo dejas ir, te liberas. Si te liberas porque se escribe y se reconoce en ti, te salvas. Si te salvas porque vences al miedo, alcanzas o avanzas de lo profundo hacia los lugares sagrados de la verdadera libertad.


Nuances
Sacred Place
Denis Schmitz / Ralph Towner

1) 18/02/2021. Suena el timbre del mensajero que trae el libro de Richard Rudd ―Las Claves Genéticas― Ese día, recién arrancada la clave número 55 ―el sueño de la libélula― se hace realidad.





Tránsitos existentes a la hora de la realidad mostrada el 20/02/2021 a las 20:21h.



lunes, 15 de febrero de 2021

reconocimiento

Transito en estos días de febrero del 2021 (del 13 al 18) por la semana fantástica del canal del reconocimiento, del destino inevitable por fuerza misteriosa que señala metas a llegar, que no impedida por caminos que aun dejando ver en el ocaso el declinar de lo que desaparece a tu vista que no los deseos alcanzables matéricos causan, sí o sí, o sí o no, sufrimiento hasta su concreción. 

Recuerdo que irónicamente para mi viejo el arranque de estos días en el día del decapitado San Valentín era algo así como la escusa perfecta para hacer caja en unos grandes almacenes y pasarte por alguna planta para reconocer en tu amada que la llama interior permanecía viva y se materializaba con cenas románticas embelesados por aromas sutiles de rosas, bombones y abalorios brillantes o a la inversa de corbatas de moda, colonias embriagadoras, que, que se yo de gustos personales.

Su poco o nulo romanticismo marchitado por la rutina del tiempo, lo entiendo, en tanto en cuanto los reconocimientos amados no son exclusivos de un día, sino manifestación permanente los trescientos sesenta y cinco días del año.

Para los que abrazamos los inasibles, omniabarcantes y omniscentes entendimientos del espíritu del Ser y él lo portaba, en nuestra, lo siento por otros indefinidos, pretendida superioridad moral (continuo en modo irónico) la demostración de amor es permanente e inalcanzable cada día del año y no necesita de días marcados en los calendarios… del Corte Inglés.

Pero me vuelvo a ese conocer de nuevo, reconocimiento de algo que seguramente ya sabías, pero no recordabas o no te enseñaron. En el «aurea mediocritas» de los dones o virtudes balanceado entre carencias y excesos se posiciona con anticipo, lo ligero y de poco peso, lo vaporoso y sutil inapreciado de tanto valor, que huye de los deseos y fantasías y aspira al «siddhi» del arrobamiento, emanación de los sentidos que doma el tiempo, lo congela, e ignora la realidad observable del programa de este mundo descarriado por el que transitamos y que prefieres no ver, será, para no sufrir.

Como hecho experiencial dudo si publicar ahora, hoy, en medio del camino equilibrado de virtudes, o acabaré por publicar esto finalizado la vivencia del tránsito, contagiado por días de sentimientos etéricos alimentando las llamas, no de mis deseos, sino de la determinación de mis certezas, descubrimiento de mi Ser, que en mi sensibilidad se acompañe de voluntades inquebrantables entre suaves ritmos que fluyen desde la acción correcta.

Después en el ocaso se pondrán soles, la luna brillará en la oscuridad y volverán a amanecer días radiantes, y más adelante saborearé otro tránsito semanal donde toque liberar emociones de las que extraer verdades y lejos de reconocimientos pasados, confrontar mis conocimientos ayudado de la abundancia de mi espíritu que en esos días insufle a mi Ser.

No, no lucho con ser uno con la Totalidad, y no sufro por ello. No, no me aferro a las sombras que pretenden raptar e inundar de deseos inalcanzables mi percepción. A todas esas que acechan y porto ya las he conocido y ahuyentado más de una vez.

Sé que soy uno, como tú, con la Totalidad.

Ando el camino, y si no es así porque al irme la luz del final del túnel se apague en un vacío o nada, habré sabido agarrarme desde la gravedad a la fuerza poderosa que te centra y cohesiona en esta existencia. Al amor que más allá de lo carnal entiendas pueda abrazarlo todo.

Hoy estoy aquí, obligado, para que lo reconozcas en ti.




Autores: Victor Young y Edward Heyman
Canción: When I Fall In Love
Álbum: Some more love songs 
Artista: Marc Copland





sábado, 6 de febrero de 2021

formas de escuchar, compartir y conectar puentes

"La personalidad vive aprisionada por el ego en los espacios del no-Ser,­
el alma, se posiciona llena de pasiones en el cerebro.
Será que el espíritu del bosque es el aroma que exhalan sus árboles.
Que sólo despiertas a la vida cuando manifiestas a tu Ser,
divinidad que eres tú y se reconoce en ti"
David Coullaut


El coche estaba aparcado desde la gran nevada de enero sin poderlo arrancar. Ya antes de llegar el temporal observó que la llave para abrir y poner en marcha el vehículo, desconfiguraba la electrónica desajustando la fecha y hora impidiendo arrancar el motor. Al abrir el capó la conexión del cable con la batería, oxidada y muy sulfatada se perfilaba como la causante de la avería. Sin un puente de conexión limpio entre la energía (la batería) y el motor el coche aun con combustible, ni arrancaría ni andaría y lógicamente impediría llevarnos a ningún sitio.

Supongamos existiesen formas que articulasen y estableciesen puentes de enlace entre partes conscientes y partes ignoradas. Que, en ese cuerpo, seguramente mental, pero sobre todo desde el corazón, se nos ocurriese abrazar focos de dolor, propios y ajenos, advertir y comunicarnos en forma de escucha sincera para consolar, tan sólo decir que estás ahí y que harás todo lo posible por aliviar situaciones o, por qué no, recordarnos que dar gracias sinceras al amanecer por existir es casi una obligación diaria a realizar.

No sé muy bien si en estas ambas circunstancias, especie de "arquetipos" que a continuación pongo, tan distantes y lejanos, como reconocibles y cercanos, y que engloban tanta ingente cantidad de personas en este planeta quedarán hendiduras para despertar a la vida, despertar de verdad, y manifestar algo tan intangible y personal como tu Ser, el único puente que nos enlace con nuestra divinidad para que esta sepa de ti.

En su rutina diaria en los países del Sahel (da igual cual) un ser humano recorre unos kilómetros para buscar agua y a su vuelta, cargando con unos litros a la espalda ayudar a preparar algo con lo poco que tenga para dar de comer a los suyos. Lejos le quedarán otros modos de vida en occidente.

En su rutina diaria en el país del mundo civilizado (da igual cual), en plena pandemia otro ser humano se conectará a un ordenador, teletrabajará muchas horas, más de las que seguramente debiera, y con su sueldo, también, dará de comer a los suyos. Lejos también, me temo, le quedará el tercer mundo.

Ambos en sus formas trabajando pondrán, les salga o no, todo el empeño, toda su alma en ello máxime si además esté en juego alimentar a los suyos. 

No podrán reposar.

Se asocia el alma al ánimo de lo masculino, a la virtud del equilibrado coraje, y a nuestra ánima femenina, la delicadeza de la sensibilidad e instinto, fundidas ambas en un uno solo de pasiones definidas, se posiciona nuestra alma como otro puente entre nuestro yo y nuestro espíritu decidido este último a soplar con fuerza y hacernos llegar los aromas sutiles que informan a la materia.

En la pluralidad del día a día en los lugares del no-Ser, el yo personal, se pierde en ocupar esos espacios ficticios dispersos e inalcanzables de rutinas empleadas donde bastante tienes con sobrevivir y que pueda que llenen o colmen, o no, de la razón de ser, que creas es tu existencia.

Por derecho propio la totalidad del Ser pertenece sin duda a algo mayor indefinible: A la Unidad. Y el Ser ―existencia y esencia― se ve limitado cuando ni siquiera queda un resquicio para que ese alguien acceda a él desde su propia consciencia, que no es más que la aceptación de amarte y conocerte de verdad.  

Hacer consciente su presencia, reconocimiento de tu Ser como una totalidad específica de tu individualidad, es la única forma de salir del dédalo o sopor en el que falsamente creemos estar despiertos. 

Los gnósticos llamaban metanoia al desandar, al conocimiento espiritual de desestructuración de patrones mal aprendidos o ignorados para curarte espontáneamente y liberarte al advertir, reconocer y salir del laberinto en el que no sabías que estabas.

A veces sólo basta conectar el cable adecuado con un puente o conexión limpia para que la batería del coche tras el contacto con la llave. al arrancar, traslade la energía suficiente para poder moverse correctamente, salir del aparcamiento estacionado y llevarnos de viaje por los fractales del conocimiento y el milagro de la vida sin importarnos mucho nuestra suerte o destino.


Bebo Ferra
No potho reposare