domingo, 25 de diciembre de 2016

bondad

Rescato de un escrito y atraigo al presente, reescribo, cual, si su presencia no formase parte del pasado, cómo si su mensaje se apoyase en una atemporalidad, aún pendiente, sin resolver:

Hablo de bondad.

La bondad como la máxima manifestación de la inteligencia, como una inclinación natural que descubramos, porque tenerla la tenemos, para hacer el bien.

Intuyo desde mi idealismo más consciente que el verdadero cambio de la humanidad, y debe de hacerlo sin dejar de amar sea lo que quiera amar, sea a través de una disposición sin vacilaciones hacia la bondad.

La humanidad precisa de infinita bondad. Haciendo el bien cuidándote tú y cuidando a los demás con una disposición permanente, cohesionas y armonizas la realidad y lo haces a través de lo que te puede diferenciar de otros seres cuál es tu inteligencia consciente.

La bondad es ese AMOR con mayúsculas, manifestación infinita de tu máxima inteligencia, armonía y conexión de todo lo que se nos está permitido descubrir.

Sabemos amar de todas las maneras y formas posibles, pero aún no sabemos cómo hacer el bien, como inclinarnos hacia este, ya que ello implica empatía hacia el prójimo, condescendencia y comprensión hacia otros y no lo tenemos y nos cuesta demostrarlo para quien con nosotros no la ejerce.

Si estamos en esta vida desterrados, sin memoria o caídos, no es por no saber amar, sino por no haber aprendido la lección de cómo hacer el bien a nuestros semejantes. 

Esta, y no otra, es la disyuntiva que ya arrastramos desde hace mucho tiempo y sigue presente en este fin de ciclo, y las malas noticias son que aún no sabemos cómo solucionarlo, siquiera porque muchos no lo consideran un problema.

sábado, 17 de diciembre de 2016

disidencia cognitiva

Despierto, en lo individual, entendió que era eso de la "indefensión aprendida", ese concepto desolador que expresa el grado de pasividad y sumisión, la impotencia que lleva al que no viendo salidas a aceptar su estado inhibiéndose ante la adversidad. 


Un mundo de posibilidades inalcanzables. 


¡Menudo oxímoron!


Ese día ya sólo pretendió escapar de sus garras, luchar, defendiéndose para no sucumbir, a contracorriente, para no romper y vivir y no seguir sobreviviendo en esa profunda inopia, donde una creciente inmensa mayoría de gente normal satisfecha con sus vidas, anestesiada, insensibles a todo cambio, dormida, se conforma. Donde los problemas reales, y no los referidos al día a día, son, si no delegables en otros, obviados por repetidos.


El sistema, a falta de una mejor palabra que agrupe ideologías, doctrinas y creencias, que lo conoce y le conoce, y lo sabe (y que cree que en el fondo está indefenso), le tendió trampas:


“Te temo y quizás porque pienses por ti mismo te tengo miedo”


Para ello, urdió un plan; algo parecido y sibilinamente maquiavélico a  la “disidencia controlada”, otro desolador concepto, donde confinar y  recrear cárceles mentales medidas, lo que ya hacía con los dormidos, a la que alimentó de deseos, mezclando fantasías y mentiras, entretenimiento de puro consumo, de tal modo que, en lo psicológico, pretendió que de nuevo sintiera su aislamiento, e indefenso, en soledad, repercutiendo su sedentarismo, en lo físico y en lo mental, en su salud, si antes no rompió, excluido o mejor dicho controlado, con suerte para ellos, acabara  separado y aislado, derrotado.


El plan siempre funcionó con el dormido, el inocente, al que no temen, el controlado, el que les alimentan de por vida con credos, dogmas de fe y deseos, porque son sabedores que las fórmulas de sus leyes, sus reglas, no siendo justas, son tan sólo ciegas y les sirven


Decidió ser un disidente incontrolado. Regateó sus obstáculos. Decidió ser un “Awareness” “darse cuenta” una de las pocas salidas, tanto a nivel perceptivo como sensorial, aprendiendo a defenderse. Una esperanza ante la amenaza interior y exterior donde pretender actuar con la cautela que te permite ser, en definitiva, consciente.


Desde la introspección sincera, donde la expresión de su Ser tomó el mando y como denunciante luchador, en defensa de un mundo mejor, plantó batalla con todo su inmenso poder a la inconsciencia de los miserables que desde el engaño usurpan la verdad (su verdad) para sí mismos, pretendiendo narcotizar la atención y persiguiendo al que se descubre y despierta.


Porque si al despierto lo quieren recluido y al dormido ignorante en su credo, a ambos los quieren presos de sus deseos, fundamentalmente porque aun yendo todo esto de supervivencia se pretenda confundir y en vez de vivir se termine sin saber, ni vivir, ni sobrevivir en esta existencia.



martes, 29 de noviembre de 2016

ingenium

Había un diálogo latente, incipiente, casi kantiano entre sus obras y los demás. No es que sus obras hablasen, es que, como manifestación suya, se expresaban cuando eran contempladas a la espera de contestaciones imposibles que descubriesen su presencia. 

Esa belleza en lo conceptual (lo concebido, lo contenido), capaz de conmover por lo sublime.

No me mires si en mí buscas delicadezas renacentistas. No me deprecies, por querer buscar naturalezas, cánones y proporciones regladas donde no los hay. No me ignores si al verme no encuentras el retrato exacto de una realidad reconocida e imitada. 

Piensa si además de cubrir tus espaldas, aprecias en mí, sin mayor interés, la capacidad de transmitir.

Los hubo, los más, que pasaron delante y no se detuvieron, otros miraban sin saber que veían, y unos pocos se dieron cuenta, y en su presencia, y en presencia, iniciaron conversaciones silenciosas, turbados, porque reconocieron en su “ingenium” al genio, donde la naturaleza, de otra manera, reglaba su arte.



jueves, 17 de noviembre de 2016

maniquíes

A Castañeda no le gustaba que le grabasen ni que lo fotografiasen. Decía que estos actos frenaban, congelaban más concretamente su evolución interior. Era antropólogo y su largo aprendizaje en años le llevo a lo interno, a incorporar una actitud y una visión del mundo totalmente diferente a lo habitual. Quizás, (me refiero a su búsqueda interna) fuese su forma de buscar la felicidad, su desafío personal inalcanzable.
Así arranca un escrito de hace unos años que rescato de mi memoria personal.
El 'mannequin challenge' es la nueva moda que arrasa en Internet y supongo vendrá por si nos hace por unos instantes, más felices. Se trata de permanecer inmóvil y grabarlo en vídeo. Los segundos pasan en un tiempo limitado donde hay que permanecer estático, quedarte quieto, bien quietecito.
Ahora, con nuestras memorias llenas de imágenes en nuestros “smartphones” añadiremos la felicidad que nos reporta el desafío del maniquí. Toda una estulticia de estas modas en la que seguramente no acertemos a comprender, ni qué mecanismos nos impulsan a hacer algo tan absurdo, ni qué objetivo, si lo hay, se persigue con ello.
Eso sí, las imágenes quedarán congeladas y aunque el tiempo transcurra delante nuestro, seguiremos estando, nunca mejor dicho, inertes, faltos de vida. Pero felices muy felices, aunque sólo sea por esos pequeños instantes frenados por la emoción que nos produce creer haber alcanzado una meta deseada. Un desafío absurdo, tan absurdo como el del pasado verano con los pokemon.

miércoles, 5 de octubre de 2016

até

Dirás que te pierdes si no ves. Pero dime si ves, si es que ves.

Desliza tus dedos imaginarios por los contornos precisos del que ve.

Dime, ¿Acaso necesitabas ver?

Até te cegó y ahora afinas allá en este médium sensorial que explora invisibles posibilidades.

Dime, ¿no es cierto qué viendo creíste ver y sintiendo tan sólo ves?

Que un día viste a los dioses contemplaste su sabiduría y te sentenciaron.

Pero dime, crepúsculo encarnado, si sabes porque por ver naciste con el don, no viendo, de ver.


jueves, 22 de septiembre de 2016

preguntas

Sólo soy una pequeña persona, no sé quién soy, ni sé que va a pasar. 
Soy incapaz de explicar las paradojas, como no sea algo inherente a aceptar que soy complejo y contengo multitudes. 
Y soy feliz a ratos y me gusta la retórica; las metonimias, las sinécdoques, las antítesis. Las simetrías. Lo melancólico, lo sensible, lo armonioso, lo bello, lo humano. Una sonrisa, un gesto, una caricia. Una melodía. 
Histérico, acaudalado y mediatizado, no. Paralizado o idiotizado tampoco, que yo sepa. O tal vez más de lo que yo sepa. 
¿Quién no lo está? 
Hace tiempo que no tengo trabajo, o más bien poco trabajo, ni ganas de buscarlo. Experiencias laborales dolorosas, de las que me escapo de sus garras. Lo que la mayoría considera normal, me paraliza. 
A veces me sumerjo en las profundidades del océano y otras, las más, vuelo por las nubes de lo irreal. Aunque piso la tierra, mi naturaleza sensible, un don, es al mismo tiempo una incapacidad. Una tremenda incapacidad. 
Constato el sinsentido en la condición humana; utilización, interés, falta de sinceridad, todo duele, no me adapto. El mundo, no el que veo, el que siento, es falso y agresivo...
Y lloro, la mayoría de las veces en silencio y para dentro, porque no quiero que se me note que quiero cambiar el mundo y no puedo. 
Soy apenas una pequeña persona…


Canción: Little person.
Autor: Jon Brion.
Interprete: Brad Mehldau Trio

jueves, 1 de septiembre de 2016

experimentos gaseosos

¿Llevas tú el coche, conduces y va por donde tú decides? o ¿crees que llevas tú el coche, pero va por donde alguien o algo decide por ti?.

Todas las batallas que libramos son interiores. La atención, el silencio, la respiración, la paz, la introspección, las armas que nos hacen invencibles a toda manipulación externa inducida.

Los experimentos se hacen con gaseosa como dijo Eugenio D’Ors, cuando un inexperto camarero, (aunque la anécdota fue de un alumno suyo según me corrige mens) le inundó de champagne por no saber abrir la botella.

miércoles, 3 de agosto de 2016

ángel de madrid

Asocio y uno indistintamente en este largo relato, instintivo y subjetivo.
 
Busco información, para tratar de desvelar el conocimiento desde afuera, donde las palabras puedan ser observadas y dirigidas por mi Ser y me acerquen al entendimiento. Una línea que me lleve al principio de la gran vía del conocimiento, al Tao causal de mí existencia.

Filippo Tommaso Marinetti se le conoce por dar vida al movimiento futurista allá por los años cuarenta. Fue él el que dijo, seguramente cegado: «Un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia». Frizt Lang cineasta del expresionismo alemán, en su película Metrópolis nos enseña y avanza un mundo futurista donde las máquinas, necesarias para el goce de los que viven amasando poder en la superficie, son manejadas en el interior de la tierra por una clase trabajadora esclavizada por esas élites. Visionario o no, su analogía con los tiempos actuales es incuestionable.

El ángel (más bien angelina) de Madrid o la mujer alada (Victoria), la Nike madrileña, sustituyó en la cúspide del edificio Metrópolis, al Gaminedes (ave fénix) que coronaba hasta ese momento el edificio levantado en las confluencias de la calle Gran Vía con La calle Alcalá. La conozco bien. Por cierto, que leo en la wiki, que el solar donde se levantó el edificio de seguros en el año 1911 se le denominaba la “casa del ataúd” por la estrechez del solar. En el fondo ambas esculturas el fénix anterior y la Nike actual simbolizan lo mismo. el resurgir, volar, o ascender, como proceso de liberación.

La obra del ángel, está basada en la “Victoria de Samotracia” la hermosa escultura de mármol descabezada del Louvre que trataba de captar ese instante, justo antes del ascenso, en que los ropajes movidos por el viento aún no se habían desprendido del cuerpo. Lo material cae, los ropajes. El Ser, se levanta, y asciende a otra dimensión.

A un kilómetro y medio en línea recta, el ángel caído del retiro madrileño, el “grigori”, no se levanta se retuerce vencido. Ojo, seguramente seamos nosotros, caracterizados, entre otros en nuestra dualidad, por el orgullo y la soberbia, necesitados en esta experiencia de “fisicalidad” del alimento de otros reinos, vegetales y animales.  En el otro extremo de esta imaginaria línea recta, La mujer alada, hastiada de ver tanto dolor y sufrimiento en el Ser humano se prepara para ascender a otro estadio o mundo. Lo hace con las manos extendidas a imagen y semejanza del iconográfico Cristo.

Los pilares del dogma en ambos extremos: el pecado, la culpa, la caída, el arrepentimiento, el perdón, la liberación, la ascensión.

Si dividimos en tres partes la distancia del kilómetro y medio entre ambos ángeles a quinientos metros desde el ángel caído, la recta pasa por encima de quienes han creído ver en el retiro un imaginario conocimiento a la vista de todos, a la vista de nadie, el kether, el primero de los Sephirah de la Kabala. Principio activo de lo que es y de lo que no es.

Ambos ángeles intermediarios del aquí y del allí queriendo trasladar mensajes. Mensajes incrustados en el pensamiento dual del hombre. Caídos en un retiro existencial, trabajando en metrópolis donde lo artificial y mecánico sustituye en parte al hombre caído, el que, a su vez, en su progreso descubre, después de con voluntad preguntarse sobre lo incognoscible, harto, su propósito existencial, rebelado ante el poder de los que le utilizan, para una vez despiertos, entender que todo este proceso en última instancia, en el sentido de crecimiento, es de búsqueda sincera de conocimiento, para quien sabe, liberarte y ascender a otros planos con la lección aprendida, blindado.

Trabajarás y te ganarás el pan con el sudor de tu frente, según las reglas escritas. Aunque según Enoc, te valla bien o no, sólo se salvarán los justos, los conscientes, los que entiendan (entendimiento es iluminación) el mensaje Crístico transversal más importante, el que te permite ascender, el que todos conocemos, el que proviene de su conciencia, de la compasión, de la bondad, de la empatía entre semejantes y no semejantes, el que te permite evolucionar y que se llama AMOR.

Ya lo dijo Gurdjieff:

"Al hablar de la evolución, es necesario comprender desde el principio que la evolución mecánica no es posible. La evolución del hombre es la evolución de su conciencia. Y la conciencia no puede evolucionar de manera inconsciente"

Ángel de Madrid
Federico Coullaut-Valera


martes, 2 de agosto de 2016

tritón

Hubo un día en que una ola vomitó una gran caracola. 
Ondulando por el mar bailando entre algas y sirenas, llego a la orilla, y de ese pacto provechoso con el viento, tras recogerla, se escuchó en la espiral de su concha, notas y recuerdos musicales.
La hermosa caracola de mar, era de la especie tritón, y acabó expuesta en una tienda de artículos marinos. 
Todos los días de camino a ensayar, se paraba delante de ella y pensaba si aparte de oír musas inspiradoras zumbando sus labios sobre una boquilla, levantaría y calmaría tempestades a su antojo.
Será por eso, por su tremenda fuerza, qué los componentes de su grupo con admiración cuando tocaba le apodaban, el hijo de Poseidón. 
Un día decidieron que, para no asustar a quienes no entendían de los mensajes de las profundidades, regalarle una sordina.
Amortiguada su potencia, su maravilloso sonido llegó, si no con toda la fuerza inicial, si con la suficiente nitidez que quiso.
Y fue entendido por todos.
Y efectivamente logró sus propósitos, ya que levantó y calmó tempestades a su antojo.

domingo, 3 de julio de 2016

indra


Al parecer el dios Indra, montado en su elefante que representa la nube desde donde descargar sus rayos, era un dios temeroso de perder su puesto como dios principal. Por eso cuando se enteraba de que algún humano realizaba muchas austeridades para ganar karma que le permitiese ascender en una siguiente encarnación y ocupar el puesto de Indra, enviaba a las prostitutas celestiales para que lo sedujesen y le hiciesen perder todo avance místico.
Sus principales batallas fueron contra los Asuras, al parecer, seres sedientos de poder que terminaron considerándose, demoníacos o pecaminosos. Pero la más recordada es su batalla contra su gran enemigo: Vritrá, un Asura con forma de serpiente o Dragón.
El materialista, guerrero y dévico Indra era menos avanzado espiritualmente que Vritrá. Y durante unos cuantos miles de años batallaron sin cuartel. Agobiado por no ganar, Indra pidió ayuda a Visnú. Este le reveló que sólo había única forma de ganarle siempre y cuando se diesen una serie de condiciones y se aprovechase del vacío legal existente.
Bueno y si no fue así exactamente repasen la "wiki" y armen y asocien el puzzle como mejor convenga. Identificar al gobierno, la empresa demoscópica oficial, la serpiente Ourobórica y a Podemos, (la oposición no sé muy bien donde encaja y está, como no sea al lado de los Devas), lo dejo para el que tenga más imaginación.
Al fin y al cabo, el poder, la lucha por el mismo, donde las conspiraciones y argucias, ya sean mitológicas o realidades constatables, se usan como armas, para derrotar al enemigo han existido, y siguen existiendo por más que hayan pasado unos cuantos miles de años.

viernes, 24 de junio de 2016

seres humanos

Como sociedad, amparados en la seguridad del sistema estado, el ser humano está "des medulado", en tanto en cuanto perdió su esencia, su capacidad de cooperar, de compartir entre semejantes, de ser solidarios, compasivos, enfocados al bien común. 

Alelados incapaces de encontrar la belleza en lo más simple, seducidos por bagatelas, absorbidos en un trabajo, el que trabajas, que no te deja resquicio alguno para cuestionarte nada, "zombificados"

Distraídos con lo nuestro: produce, consume, produce, consume,... así te queremos, se regodean los poderosos, golpeando en sus medios, entre anuncios, cada cinco minutos, sus productos.

En lo individual, que es su humanidad, la cualidad de su pertenencia, al “humus” su tierra de donde procede, nadie puede arrebatarle su esencia, y en cierto modo más que "des medulados", el ser humano, lo que está es hipnotizado.

No consciente de su potencial, inducidos en la anormalidad de una vida carente de sentido, gobernados por su ego, ritualizados por inhumanos entes, desalmados que no seres, satisfechos cuando ignoras e implacables en su persecución, cuando te descubres y les descubres. 


jueves, 16 de junio de 2016

trémula

Su experiencia le sobrecoge, cómo trémula es la sacudida que tambalea los principios que le impusieron. Asombro y conmoción. 

Las dimensiones cósmicas de lo inexpresable, en un todo asociado. La perceptibilidad confirmando a gritos llamadas imposibles. Fracturas en esta verdad, de la Verdad, tan silenciadas y silenciosas como reales abriéndose paso, dejando entrever rincones dimensionales.

Ocurrió hoy. Abrió la caja: «Mama, aquí no están los cables de los cascos inalámbricos» En su interior había unas figurillas orientales de un nacimiento echas de miga de pan. Se las habían regalado a su padre, un gran amigo que falleció hace ya muchos años. 

Seguro que entre las figuras estaba José el carpintero el de los ciento once años de vida. El humano justo, temeroso de Dios, vaso contenedor arquetípico, que trabajó toda su vida con sus manos.

Los Shabti” representación del séquito sirviente, se los llevaban los faraones y personas importantes para que en “la otra vida” se continuasen con las tareas terrenales.

Toda una vida de sacrificio, trabajo y de servicio al elegido, ad-infinitum. 

El humano de a pie, no tendrá sequito sirviente que llevarse, aunque a veces, estando por aquí, como padres, nos aprovechemos y le pidamos a los hijos colaboración en ciertas tareas que no nos gustan.

humanos, Shabti, esclavos sin saberlo, con su trabajo, inconscientes en su servilismo con la esperanza de la liberación del “tripalium” que portan según los principios que le impusieron.

Humanos, libres, conscientes, sin jerarquías piramidales de servilismo a ningún amo, buscando los auriculares inalámbricos en las cajas, para que le conexionen con humildad, al menos, a alguna certeza objetiva verdadera, entre tanta ilusión, fascinación y engaño.

Arriba, en otros mundos, o quién sabe si por aquí bien cerca, algo o alguien, te muestra en silencio Verdades absolutas.


viernes, 10 de junio de 2016

entrañas de dentro

No se guarda de dentro muy adentro en su entraña sus secretos. 

Lo íntimo es no íntimo, porque es dicho, quizás no comprendido, pero arriesgado con la sincera convicción de lo que saliendo de dentro, no es batalla intestina sino puro corazón y afecto.

De los tiempos actuales salió tocado. Tan mostrado, tan querido, tan acariciado, tan expuesto.

Al alcance su inocencia. La culpa, el reflejo del espejo, al otro. La conciencia desvelada, derrumbada. Y echado por sincero, donde los silencios se esconden en las entrañas de los miedos.

¡No nos desnudes que nos ven! le gritaban en silencio con miradas que decían, sostenes vivos de querer seguir vivos no estando vivos: 

¡Que yo no cambio el mundo!, suplicaban y acusaban adaptados en sus miedos, de pretencioso en su mundo por querer alcanzar milagros, denuncias y cambios.

Y le volvieron a salir lágrimas de dentro, le salió el afecto de nuevo, la impotencia del dolor ajeno tan de dentro y advertido por unos pocos, quisieron por un momento ayudar de nuevo. 

Pero sin saberlo, en sus mundos, aunque pudieron, no supieron...

viernes, 3 de junio de 2016

autoconsciencia

Una célula portadora de vida se defiende con los medios que dispone, desde el mismo instante en que conocedores de su existencia pretenden su asalto los temibles virus. Aunque sea sólo el virus de un puñetero catarro. 

Si el ser humano se entendiese como un ente programado, o alguien o algo pretendiese programarlo, la conclusión sería que nuestras acciones estarían encaminadas a un objeto. Toda programación contiene un orden de actividades, y realizar ciertas tareas en un tiempo ya determinado, su objeto. Cómo si ciertas ordenes ya “pre-escritas” buscasen su momento.

El programa embrionario de un gen lumínico alojado en el interior de un Ser, a la espera de gestarse, se prepara para alumbrar. Y su objetivo es nacer.

En una lejana galaxia en la infinitud del universo, una estrella de plasma, un sol mediano en edad en plena madurez calienta su infinitesimal embrión. Más adelante entre dos planetas una primera barrera, un brazalete repujado de asteroides, impide y regula el paso. Y más lejos otros planetas orbitan, incluido uno con anillos, que, custodiado de sus satélites en una segunda barrera protegen y aseguran al gen. 

La perla de la autoconsciencia pretende entreabrirse, salir del vientre de la madre. Condenada hasta ahora como estaba en su destierro al ostracismo, escondida en un brazo lateral de una pequeña galaxia, a lo mejor incluso inadvertida, lo portado de muy dentro reclama su presencia.

El universo en su expansión, repleto de vida, tan proclive al caos como al amor se estremece en su silencio y se prepara para acoger lo qué en su día programó.

Lo programado, que no vírico, no tiene marcha atrás muy a pesar del implacable ejercicio de control ejercido hasta ahora.

Nuestros miedos, los ancestrales, tan reales por sobrevivir y los imaginados, tan azuzados por terceros son consecuencia lógica de nuestro irracional comportamiento. La hermética barrera cerradura que impide nacer.

Portadores de ese gen desde el día que se conoce su existencia (autoconsciencia), se pretende nacer.

La vida es un universo secreto. Es una batalla interna que desconocemos pero que podemos ganar cuando sabemos con qué: Amor, y de qué o quién: De la inconsciencia vírica, debemos defendernos.



miércoles, 25 de mayo de 2016

panegírico

“Su curiosidad era directa”.
“Su reflexión, permanente”.
“Sus ideas, siempre exploratorias del arte y lo humano”.
“Su inconformismo vital, ejemplar”.
“Su impaciencia, virtuosa”.
“Su rebeldía racional, inagotable”.
“Sus guiños, permanentes frente al aburrimiento y la mediocridad”.
“Mediante la indagación personal y aislada en su obra llegó a soluciones parejas de algunos de los grandes artistas de movimiento de vanguardia española de mitad de siglo”.
"Sus obras claras sin dejar de ser complejas; trabajadas, sin dejar de ser instintivas, sinceras (...) León en estado puro, lejos de los circuitos convencionales, un tesoro por descubrir"...
“Vuestro, nuestro, maestro de vida”.
“Una persona increíble y admirable”.

A las palabras anteriores que no son mías sino una breve recopilación sentida, de amigos y familia, de quienes le conocieron, quisieron y admiraron, añado:

“El arte, la creatividad, su creencia”.

Pero por encima de todo su obra. Entendiendo el arte, en la extensión más amplia de la palabra: 
La expresión de su Ser sin manifestarse al alcance y mostrada desde su interior, donde la expresión natural e instintiva nos muestra una realidad superior que nos contiene.
Su creación, su legado, su energía, la que nos deja, la que se queda con nosotros. La que vemos en cada, escrito, rincón y pared de casa, sabedor como lo fue siempre en su sensibilidad, de su sitio exacto, donde equilibrase y mostrarse, donde fijar nuestra atención, la que él rescató con cada obra creada desde su particular mirada.
Garabatos, viejas, cajas, piedras, tejas, bolas, letras imposibles, “cosas” cómo él decía, como causas que motivan a una acción. Y como no, sus laberintos. Ese algo hacia dentro de donde no se puede salir y que tanto le atraía. Estelas, así las llamaba, de algo que ocurre, ha ocurrido o está por venir.
En palabras suyas que nos acercan a su pensamiento y entendimiento del arte, y muy posiblemente a los enigmas de la vida, los hilos del pasado, del presente o el futuro, que entretejió en su pretensión de fijar plásticamente aquello que engloba todo, escribió:

“Sabiéndome puro laberinto pues ni me abrazo con la mirada ni me entiendo, me queda el consuelo y disfrute de la esperanza. El laberinto seguirá presente cuando los otros dejen de estar presentes, este agotamiento de la presencia de la mirada sobre las “cosas” será un enigma, siendo esta esperanza, la que la devora todo, porque con esta forma de atención fascinada, es como las “cosas” en el arte, llegan a nuestra mente”.

Descanse en paz, un genio, una persona que nos enseñó con su ejemplo, siempre vivo en nuestra memoria:
Papá 

sábado, 21 de mayo de 2016

marcapáginas

Doce las estaciones por las que el metro pasaba. Un baremo que describe la situación anímica de una ciudad, o quien sabe si seguramente de una nación. 

Ese día no era tan temprano como otros, el que dejaba ver a estudiantes y trabajadores de camino a sus destinos. Más avanzada el día, a las diez de la mañana, con algunas sillas vacías, aún quedaba algún que otro trabajador rezagado, universitarios y jubilados de camino a sus destinos.

Una mujer de apariencia joven entró en el vagón. Iba aseada sin pintar, con el pelo recogido. De complexión delgada, vestía con vaqueros y una limpia blusa blanca. Una cartera en bandolera, cruzaba en diagonal y marcaba su frágil silueta. No debía tener más de treinta años. Con una voz dulce y profunda se dirigió a los viajeros:

«Disculpen. Soy licenciada en bellas artes, monitora de baile, tengo dos hijas pequeñas, soy autónoma, actualmente no tengo trabajo. Les agradecería una ayuda si me comprasen alguno de los marca-páginas que llevo. Algunos los realizo yo y otros son de artistas conocidos. Muchas gracias»

Nos remitió a una página web que no alcancé a oír. Me sentaba en una esquina del vagón. Del otro al fondo, un viajero pareció adquirir algunos. 

Su posterior recorrido hasta donde me encontraba, en la otra esquina, reflejó la angustia de una madre impotente girando su cabeza de un lado a otro suplicando en silencio que algún viajero la ayudase.

Todo un interminable recorrido anunciaba la impotencia y el drama de querer salir adelante para sacar a los suyos desde lo que sabía hacer, tan lejos como estaba de ello. Donde la dignidad, aun perdida por las circunstancias, la portaba firme con su valentía. 

Alce la mano llevaba unas pocas monedas. Le pedí que me enseñase sólo los que eran suyos. Se detuvo en su madeja. Con un exquisito cuidado me seleccionó los que más apreciaba: «Este me gusta mucho y este otro también» 

Sus delgadas manos anunciaban sensibilidad, su expresiva cara, profundidad en la mirada, su voz, dulzura quebrada. Las adquirí, le deseé toda la suerte del mundo. Se bajó en la parada siguiente.

En el otro vagón un saxofonista se contorneaba al compás de un sonido que no me llegaba. Sólo el silencio estremecedor que separan dos vagones, el mismo del recorrido anterior, con el ruido de fondo de un tren que escupía y tragaba silencios y dramas, realidades, incomprensión y sobre todo dolor.


martes, 1 de marzo de 2016

profundidades en la red

Viene de mucho más atrás, casi que de siempre, no lo recuerdo, como no fueran asaltos de la vida, al principio no reconocidos, con contrincantes reales que mediante golpes conscientes, te sacudiesen para que decidieses indagar en las profundidades de tu Ser. Como si se te dijese que el único sentido verdadero de la vida fuese de perfeccionamiento interior, de observación, y de servicio exterior, amor incondicional a tus semejantes: «Escúchame, esto es así» Clama tu voz interior. Que te queda a ti que no sea, aun no sabiendo todavía mucho, decírtelo.

La infancia, la familia, la amistad, la educación, los estudios, el trabajo, el enamoramiento, los hijos, el dinero, la salud, tu entono, el mundo, el universo, todo un recorrido, y lo que nos quede, en el que algo más cercano de lo que crees ser tú, y que también eres tú, aunque a veces te confundan otros, te arrastra de muy dentro y desde muy fuera, a la superficie limitante de nuestra perceptibilidad. El resultado de faenar en aguas profundas conlleva encontrar, cuando las redes invisibles de planos dimensionales no aparentes, pero existentes, descubren en lo observado, certezas escondidas, preservadas.

No, no es que no sepamos que portamos, es que protegemos con el celo de la inconsciencia, o a lo mejor es una programación encriptada de fábrica a prueba de asaltos, lo que de más valor tenemos, lo ignoramos, y cuando lo descubrimos, consciencia de nuestro Ser, lo protegemos. Y aunque quieras compartir, conectar, dar, aportar, abrazar, amar, adviertes no a que te expones, sino a la exposición en sí misma. Y te conviertes en pecio de la red, como si lo que protegieses, a ojos ajenos, no tuviese propietario que no fuese tu propia y sagrada soberanía, y algo a alguien, por valioso, lo codiciase.

Si somos genética -herencia- y entorno lo -que nos rodea-, como dice el neurobiólogo Robert Sapolsky, lo único que necesitaríamos sería que desde el entorno se activasen potencialidades en una determinada dirección. Pero la ecuación, precisa aparte de nacer en un momento dado, de sintonía fina, dosis justas de sensibilidad, belleza, reflexión, asombro, ingenuidad, curiosidad, raciocinio, imaginación, serenidad, juego, maestría, estudio y por qué no, dosis de motivación y voluntad y aun así aún faltan muchas incógnitas, demasiados obstáculos que sortear, demasiados prejuicios a eliminar, demasiados parámetros a abrazar.

Nada es determinista, nada es inevitable, nada está predispuesto en nosotros, o en parte tal vez sí, pero todo se puede activar en una dirección bien definida, determinada, inevitable, enfocada y predispuesta, o si no estás dispuesto, tal vez no. Estemos más de lo que creamos condicionados por nuestro entorno, requerirá su puesta en funcionamiento de la atención necesaria hasta la que estés dispuesto a llegar.

Tú te observas a ti, pero a ti también te observan. Diferencia o discierne de los que aportan y dan, de los que te observan, tanto los que creen saber y pretenden silencios, cómo los que no saben y buscan en lo ajeno. Rodéate de amor, procura que nada ni nadie te descentre, porque tu soberanía, tu sagrado Ser presente de forma consciente, es inviolable, desde el mismo momento que, desde la dicha y felicidad, sentimientos y emociones de paz y alegría, logres, desde la autoobservación, desde el amor, saber de él, de ti.

Ahora te toca a ti empezar su búsqueda, tu búsqueda personal, porque, en este juego de experiencias que es la vida, desde la certeza, y no es una frase hecha, que la verdad está en tu interior, tu soy yo y yo eres tú, porque ambos junto con todos, conformamos, parte de lo inconmensurable, de lo omnisciente e intangible que es el Todo.

domingo, 21 de febrero de 2016

el nombre de la rosca

No se pinta la bombilla, la conexión escapa del cuadro, no se nombran, ¿o tal vez sí?. Sólo se ve una rosca que interrumpe el marco, un casquillo que cruza en espiral, una irónica rosca que asciende, pasos marcados a la blancura de la luz del cuadro.

La simbología -el signo- como homenaje a un semiótico, y la semántica -decodificación- en la interpretación del significado de la creación de un artista.

"El título debe de confundir las ideas, no regimentarlas" 

Umberto Eco


“El nombre de la rosca”
León Coullaut

domingo, 7 de febrero de 2016

alimentos

Si se alimentan “egrégores”, energías de almas colectivas, con el “loosh” de las emociones, muy posiblemente se haga a través de la inducción. Y si esto es así, esto no hay quien lo pare.

“Ducere” del latín, significa guiar, arrastrar. Inducción es “in” (hacia dentro) “ducir” (arrastrar o guiar). En definitiva, arrastrarte o guiarte hacia dentro.

Los conceptos genéricos (fútbol, religión, patria, dinero, guerra, sexo, etc.) crecen en silencio a la espera, agazapados en tu interior, devolviendo su cualidad con la intensidad que la masa le da. 

Con toda la estúpida importancia que la masa le da. La publicidad, la gran plaga inductiva, condiciona a unas determinadas preferencias o conductas bien estudiadas, que en el fondo es lo que se demanda, arrastrando para tomar decisiones que no pocas veces están basadas en un conglomerado de ideas inconscientes.

Fuera del entorno, del estímulo, del deseo, en la vida cotidiana se vuelve, según parece, a ser personas niveladas, ajustadas a parámetros de todo tipo aceptados. En definitiva, normales.

Aunque bien pensado la gran pregunta consiste en saber, que es la normalidad.


sábado, 30 de enero de 2016

poco a poco

“Poc a poc tot surt molt més bé”


No me había fijado. No era consciente de lo que hacía en ese momento (y en ese momento sólo tocaba montar en bici), y me fui al suelo. Me dio por mirar a otro lado, y cuando cruzaba una calle y quise acordar la rueda delantera se topó de bruces con el bordillo de la acera. Mal. Esa fue la primera caída del día, que no la última. La segunda fue más rara, forzada, circulaba por mi derecha y un ciclista en dirección contraria, aun viéndome y yendo despacio, invadió mi carril. Imposible saltar por encima y continuar…

Por la razón que sea la atención se fija donde lo fijado ancla tu presencia para hacerte consciente. Tiempos estos en los que el “No me había fijado” escapa de su significación particular para hilvanar realidades generales ayudado inductivamente por tu Ser, desde la presencia, tu conciencia: La esencia de lo que somos. La razón, al menos eso pienso, es para entender y ayudar, descubrir, que no justificar, armar tu presencia en lo único que tienes en ese -este-  preciso instante, que es tu momento presente, y hacerte consciente, sacarte de ese autismo, ensimismamiento, que es nuestro rutinario pensamiento y de paso, decirte de que va todo esto.

Como dijo Víctor Frankl no eres tú quien le ha de preguntarle a la vida cuál es el sentido de esta, sino que es la vida quien te pregunta a ti cuál es el sentido de tu vida. La vida te pide, no que te fijes en ella, la vida fija tu atención si estas presente y consciente, porque todo esta va de presencia, de hacer consciente tu conciencia. De encontrar el momento y de encontrarse con uno mismo.

Esto que rememoro, y ya acabo, son reminiscencias de juventud. Está escrito allá por los ochenta con poca valía poética, pero mucho corazón. Los llaüts traducidos, a veces, suenan como barcos a los que agarrarse en momentos de zozobra y otros como laúdes en desiertos incomprendidos. Será que se precisen de años y años para envejeciendo, y poco a poco, hacer las cosas mejor.

DESIERTO DE LAÚDES 

Ríes en círculo, sueñas deprisa, encuentras el pasado ojeando sin atención, y a pesar de todo, tu álbum no para de mostrar ángeles y plumas y guitarras rascando la espalda erguida de tu vanidad.
¡Si descendieses!
Aguanté el pensamiento. las palmas cruzadas que me acompañaban.
¿Hice bien?  
Desde entonces imagino un desierto de laúdes, con té moruno, en el sonido de tus dedos. Brincas y chascas, te percibo presente, agotas la seducción. Me esfuerzo por comprenderte… 
Hoy de nuevo sólo he recogido los posos de tu esfuerzo. El sabor y su esencia permanecen en ellos. 
Me es suficiente.

sábado, 23 de enero de 2016

políticos

Demasiada importancia a la política, a los partidos, a los políticos, a los pactos, a lo que se vota, los que no votan. A los que pretenden organizar las sociedades. A lo que nos jugamos. Poder será porque puedo, que la mayoría (sea política o no) aunque pueden, lo hacen inducidamente, y no saben que en el fondo no pueden.

Los políticos se dedican a la política porque se apoyan en los demás. Necesitan el voto de la ciudadanía, de los que mayoritariamente como sociedad no tienen cargo público. Y encima saben que el apoyo que necesitan nace de la parálisis de ceder tu poder, el más importante, el de pensar, hacer y ser, por ti mismo.

Admitamos que muchos de los que nos gobiernan son en el fondo imbéciles (del griego "bakrton", bastón. Aquellos que viven apoyándose sobre los demás), porque los demás, más de los que quisieran, somos idiotas (del griego "idiotes", sin cargo público ni ganas de dedicarse a la política) y encima estúpidos (del latín "estupidus", de quedarte paralizado).

Como dijo Bukowski (después de despotricar contra todo) «estamos aquí para beber cerveza» una de las muchas salidas, con permiso del hígado, de quienes observan imparciales el circo de la vida.

jueves, 21 de enero de 2016

palmeras en el tropezón

Una esbelta y exótica palmera rodeada en tiempos de un ajedrezado solado bifurcando caminos, antaño de alberos. Ahora aislada en la desoladora planicie de un parque, que ya no es.

El último vestigio del jardín del tropezón, de lo que fue hace años un pequeño parque con este nombre. A la salida de la casa de los abuelos, plantada según cuentan las crónicas por el abuelo José, aún recuerda con su presencia, esa que fue nuestra, mil imágenes, sonidos y fragancias de infancia.

La de veranos nocturnos con sillas, conversaciones y abanicos a la puerta, rodeada de esencias de jazmines en la combinación de la abuela. Con el ruido de fondo de la chiquillería subida a una fuente agotada en la que nunca vimos agua correr. 

Oía como las motos rugían ya desde la siesta importunando puntualmente casi lo único que podías hacer y observaba a las salamanquesas en la noche como se acercaban sigilosas a las candelas nocturnas con ventosas y lengua presta.

Creció asombrando una esquina. De la otra en frente divisaba a su hermana gemela, la que custodiaba la calle Picasso.  Al sur, bien cerquita, a la altura de sus hojas, se cruzaba miradas con el mirador cubierto, el de las persianas venecianas intocables. Flanqueado por dos balcones del salón de una enjalbegada casa familiar grapada en su progreso, como todas las casas antiguas, con horizontales y desordenados cables blancos en fachada.  Del otro una conexión al pueblo, la calle de la estación, anunciando a lo lejos otros vecinos desconocidos. A su espalda, la puntual y ruidosa Isaac Peral, la de las sumergidas siestas de verano.

Grillos, gatos, perros, gorriones, hormigas, palomas, lagartijas y algún que otro roedor, sus fieles compañeros. Y los naranjos también. Tan aseados de aromas, que se alineaban con la acera a la caída de la tarde reverenciando paseos tranquilos. Su posición dominante, su altura imponente y las ramas arqueadas en racimo cubriendo y persistiendo en el tiempo conformando un tropezón para detenerte, presentes.

El último enlace de un pasado, en su esbelta dignidad, actualizado su espíritu, aun forma parte de nuestra memoria y su alma aguanta presente entre nosotros, que los que la conocimos rodeados en su infancia, sabemos de ello.