miércoles, 24 de enero de 2018

renacido del bosque

Los anillos crecían concéntricos. Orbitaban redondos anunciando ciclos, igual que la tierra curva al Sol: Caobas, pinos y abetos. Castaños, robles y encinas. Olmos, hayas y fresnos. Chopos, acebos y olivos. Y cedros, y otros, y más…

Balanceaban ramas y hojas, adornando parques, calles, veredas, caminos y alamedas. Y como bosques que buscan, regulaban climas, protegían suelos, reflejaban radiaciones de los duros estíos. Y cuando no, rebrotando maderas de entre espesuras quemadas, de semillas y simientes en espera, renacían.

Testigos arraigados emergían silenciosos, informando a los mundos superiores: Mater, la madera. Madre, la materia del árbol, verás, vemos la asimétrica insania del hombre, su indiferencia, su voracidad, su inconsciente depredación, su egoísmo insolidario. Lo mucho que nos usan y transforman que apreciamos pero lo poco que nos cuidan y respetan.

Él, aún recuerda respirando las sabias palabras de su viejo, las que escribió dibujando abanicos y eran de San Juan de la Cruz: “El ventalle de los cedros aire daban” Pero las que también en su ironía, advertían de los peligros del hombre carnal. Y es que como decía: “Cuando los serruchos cantan, los árboles del bosque se apiñan para conjurar el peligro”


lunes, 15 de enero de 2018

emociones

Solo soy un aprendiz de fibras, de filamentos, hebras e hilos, que acarician vaivenes, que al unísono erizan y trenzan entrañas —trovador de una vida— que por aprecios sinceros de seres afines sensibles, transmite lo poco que sabe.





domingo, 7 de enero de 2018

todo final es un nuevo comienzo

Lo asió, se agarró, y sujeto, se sujetó. 

En el principio, en su nuevo comienzo, el acto reflejo lo situó. La “prehensión” la consciencia todavía incipiente de sí mismo relacionado a su medio, a un nuevo medio, como si supiese de la presencia de la gravedad la que te hace caer la sintió por primera vez.

Todo era denso, extraño, sentía frío y desnudo se expresaba expandiendo en llanto sus pulmones. Y por eso, por si acaso, porque todavía no alcanzaba a ver, o comprender, sintió miedo y sus dedos cerraron sus delicadas manos con la pretensión de coger.

Antes habitaba en la expansión y era vida, tal vez otra vida o otra forma de vida, pero vida en definitiva. No necesitaba prensión alguna. Era energía que se alimentaba así misma en una epopéyica existencia, inabarcante, indescriptible, inasible...

Aun así, decidió capturar energía de otra forma, miniaturizar y probar su expansión y crecimiento desde la comprensión, sin la aprensión o el temor infundado de lo no habituado, arrancando desde un incipiente reflejo, tan sólo presente en un principio instintivo de supervivencia.

Y se posó.

Y más adelante, cuando creció, sus manos las expandió, como la expansión precede a la comprensión. Y sus dedos presionaron las teclas de la vida, para con posterioridad, en el final, permitir afirmar no sin dudas, que había intentado agarrar, más le baqueteó, la vida.

Y será que todo comienzo aventura asir un final que sólo es frontera por un instante...

Que todo final es tan sólo un nuevo comienzo...



Álbum: Prehension
Canción: Every ending is a new beginning
Artista: Joep Beving

miércoles, 3 de enero de 2018

punto tangente a la realidad

Un punto de tangencia, tan sólo un punto rozado físicamente, o no rozado, pero presente en un instante cuántico. A partir de ahí la relación entre ambos, entre esos duendes y él, cómo un privilegio de tactos conexionando terapéuticamente masajes y puentes etéreos, ambos en el mismo hogar. 

Lo tangible, tangente, lo intangible para los intransigentes, inexistente. Pero el contacto (les guste o no) a los señores de su ciencia, dogma y control, tan cierto, como presente.

Pidieron silencio, o así se interpretó. Y no sé si es para advertir que el silencio salvaguarda raciocinios en este mundo de dementes, donde, para algunos, los desequilibrados son los que descubren, o bien por guiar salvoconductos que diesen impunidad hacia otros mundos donde esperasen (ojalá así fuese) al verdadero. 

Las cinco estaciones de Plaza de Castilla a Tres Olivos tangibles y que impidieron el trasbordo, donde agarró el germen de su propia historia, inquieta. Será (cosa absurda) por lo que saben que sabes y no quieres que digas, no porque justifique lo que se insinúa y equivocadamente se pudiera interpretar. Total esto no interese a nadie.

Mientras, interrumpen conexiones físicas disponibles, porque monitorean persistentemente cuando se menciona (o se escribe desde el corazón —como en este preciso instante—) su farsa. 

Y otros duendes siempre acompañan, y a lo mejor si mandan callar desde el clamor, es cuando el pensamiento deshace cronologías de tiempos donde sientes y les dices a la cara —por desamparar al prójimo que sufre— como bien dijo alguien muy cercano, algo tan obvio, y que no les gusta por tramposos, como que:

“Esta realidad —y añado, la que ellos te imponen— es una chapuza”