lunes, 27 de julio de 2015

creatividad




Solo podemos crear a través de lo que ya conocemos. Y lo que conocemos forma parte de nuestra memoria. Pero será que en vez de crear tan solo encontremos o descubramos nuevas maneras de manejar la realidad. Será entonces que nuestra plasticidad neuronal modele nuestros pensamientos, nuestros conocimientos internos por descubrir, y los externos adquiridos desde el entreno, sean técnicos o no, que nos permitan materializar con nuestras manos esos universos personales, pensamientos a mostrar.

Si hay una fascinación que engancha es aquella en la que ves desde la curiosidad, y esta, facultad del que quiere conocer, necesita nutrirse de cómo operan quienes crean, cómo conocen, por eso sentimos una atracción muy fuerte cuando vemos, por poner unos ejemplos, a un cocinero desde un conocimiento técnico, su creación, alquimia que se concreta en un plato, la artesanía de un alfarero modelando el barro, o la interpretación virtuosa de unos músicos. 

El arte en el fondo es la manifestación máxima de la creación.

Analizo desde la introspección como observo para que observéis:

Dibujaba galaxias. Si el universo es negro en su infinitud desde nuestra limitada visión, un papel, una pantalla de ordenador con un programa para escribir es inverso e igual de infinito en su blancura para crear universos gráficos o escritos. 

Cuando dibujaba, a mis dibujos yo los llamaba galaxias, utilizaba lápices de colores acuarelables, donde las tonalidades se desvanecían y se fundían en armoniosas formas. 

Cuando tecleo las letras que permiten trasladar por escrito experiencias y emociones aprendidas, la palabra escrita, leída, te permite trasladarte a ese universo tan personal que es tu propia creatividad.

Cuando escucho música, me transporto más allá sintiendo cada nota percibida en las manos de los músicos.

La salvaje belleza de las imágenes astronómicas actuales, me fue mostrada hace años, cuando desde mi inconsciente me dejaba acariciar por lápices sobre la infinitud blanca de los papeles. No preciso como se empiezan. No es necesario. Sólo hay que dejarse llevar, dejarse atrapar por el silencio de tu memoria, encontrar formas que broten, o palabras que te empujen y sugieran caminos a explorar; fugas, desvanecidos cromáticos, velos, fundidos, experiencias. 

Un aparente caos con sentido, donde la belleza, deje entrever lo infinito. Procesos donde no interviene lo racional porque se obra desde la intuición y el corazón. Escritos, donde lo expresado indaga caminos a explorar la presencia de la belleza.

Reminiscencias platónicas, ”anamnesis” de la memoria, sin duda recuerdos, ese aprendizaje que busca recordarte que la belleza y el amor son los órdenes naturales en esta nuestra olvidada existencia travesía de dolor y sufrimiento― experiencias sentidas de un caos materializado que te dice, porque no, cual es el objetivo, en esta vida.


lunes, 20 de julio de 2015

no paraban de reir

No paraban de reír. En su grado de inconsciencia, no sabían dónde se habían metido. Y reían, lo cual no es malo,  o se reían de algo, cómo no fuese de lo que veían o escuchaban. Escuchar, por decir algo, en un irrespetuoso comportamiento, prepotencia de aquellos que habiendo pagado una entrada se creen con derecho a todo. Lo hacían en medio de una actuación, que no entendían. La pareja, de mediana edad,  bronceada y de aires extranjeros, se sentaba justo detrás un escalón más arriba, en un anfiteatro moderno al aire libre, con un público entregado que, en su mayoría, si sabían a lo que iban.
Tres excepcionales músicos, tocando para ser  escuchados. Dos cretinos, de poco entendimiento, que no insulto gratuito, desubicados, riendo.
Charlie Chaplin hacía reír, y el mensaje en no pocas de sus películas retrataba desde la crítica, al capitalismo, algo que no hacía mucha gracia al sistema. Lo que no sabe mucha gente es que el genial Chaplin componía. En su película Tiempos Modernos, tan modernos cómo los de ahora en esta sociedad donde abundan tantos desubicados inconscientes,  compuso una canción “Smile” (sonrisa). Seguramente  una  irónica respuesta, si es que así la tituló para la película, recomendando ese  temple que se necesita frente al desánimo, y que manifiestas externamente con una sonrisa. Su protagonista, el mismo Chaplin, en una parte de la película, es encarcelado, desubicado cómo estaba ante una realidad exterior de una sociedad industrial mecanizada, entre personas que se comportan y parecen robots, prefirió quedarse dentro de la seguridad que le daba la prisión. Toda una inteligente decisión y declaración de intenciones.
Me pregunto si en el fondo sabemos dónde nos metemos, si sabemos por lo general de forma consciente si estamos desubicados, si entendemos lo que hacemos, oímos y vemos, y si las sonrisas son las únicas respuestas inteligentes a las risas que, aún siendo manifestaciones de alegría, placer y felicidad, nacen de la inconsciencia de los que poco o nada entienden.



Nat King Cole interpreta Smile, el tema instrumental de Chaplin de la película 
Tiempos Modernos.