lunes, 13 de mayo de 2013

historia de "I"

Era firme y estirado y perfectamente alineado y Jota lo divisaba seis metros más adelante y no pasaba desapercibido por su esbeltez e incluso denotaba esa cierta arrogancia del estirado. Indudablemente era el más aplicado de la hilera de castaños. 

Tan aplicado que mientras los demás se asomaban al unísono inclinándose un poco al centro de la calle para buscar mejor los rayos del Sol y saludar y conversar con sus vecinos de en frente, él permanecía inmóvil, tieso y distante. 

El invierno duro había desnudado a todo el abecedario de árboles y de esa forma sólo jota llamaba la atención para quien o quienes con sus sentidos alcanzasen a ver más allá en sus pensamientos.

Los primeros brotes de la primavera inundaron las ramas de frondosas hojas anunciando un cambio en el paisaje urbano. Y al mirar al cielo, entre las ramas el azul y el verde se alternaban sustituyendo al neutral y melancólico gris de la estación invernal. Acompañando a jota, como no podía ser de otra manera estaba “I”. 

Solo que….

“I” no mostraba verdor. Tanta sensibilidad, tantas atenciones para el distinto, tantos meses abrazándolo y el que verdaderamente se estaba yendo o se había ido y también hubiese necesitado de atenciones era el aplicado y longilíneo “I”. 

Un cierto desasosiego me recorrió el cuerpo. Me vino a la memoria esta sabia  cita de Lao Tse de su Tao Te Ching:

“Lo rígido y firme pertenece a la muerte, lo blando y flexible pertenece a la vida”

Quizás jota le succionó en sus raíces el alimento para seguir vivo e  “I” decidió no moverse mucho por si acaso, o a lo mejor el mensaje implícito era simplemente un guiño de la madre naturaleza para hacernos recordar la lección de la necesidad de prestar sin juzgar la máxima atención a todos y cada uno de los individuos sean como fuesen estos. Ardua tarea.

Quedaba saber entre otros de “K” un ejemplar seis metros atrás de jota, pero esa es otra historia que completaría esta trilogía si supiese si existen más allá de mi imaginación castaños con forma de “K” que nos enseñen algo acerca de nuestra misteriosa, increíble y mágica nano-existencia.