jueves, 29 de noviembre de 2012

la cultura del esfuerzo

Ahora que estamos inmersos en una profunda crisis con negros nubarrones, pocas esperanzas de futuro y difíciles salidas hacia la superficie, la cultura del esfuerzo, del sacrificio, está en boca de políticos y mandatarios, de empresarios y educadores, cual si fuese la panacea que nos saque de esta. 

Los chinos o los orientales parece que son los maestros en esto del esfuerzo, al menos culturalmente si por esta entendemos las pautas sociales de las conductas grupales.

Entrar en un pequeño comercio chino de los que abundan en occidente abierto por familias emigrantes, sin ser seguramente un reflejo real de su propia cultura, desconcierta en cuanto a lo que entendemos por esfuerzo. Para ellos abrir a las ocho de la mañana para cerrar a las once incluyendo los sábados y domingos  más que un esfuerzo -para nosotros si lo sería- denota estoicidad, paciencia, constancia y quien sabe si resignación. 

¿Será esto a lo que se refieren con cultura del esfuerzo? ¿Será esto lo que nos están pidiendo?

Dado que el esfuerzo implica tensión, resistencia, estrés, me decanto antes por implantar culturas de entrenamientos que de esfuerzos. No, no se me escandalicen. No hay diferencia entre la aparente fluidez del patinador de hielo en la pista y el abnegado comerciante chino. En la vida se construye más desde el entreno que desde el esfuerzo. Eso si doy por hecho que independiente de tu carácter competitivo, y este es un gran problema, te ha de gustar lo que haces, pues sólo así se llega a disfrutar del esfuerzo, ese  que tu entreno necesita para llegar a fluir sin esfuerzo. 

Me esforzaré poco a poco, me entrenaré, para dejar poco a poco de esforzarme.

Esto está relacionado íntimamente con el deseo, pues se necesita de este como motor para la consecución de una meta. Elkhart Tolle habla de si nuestras acciones en relación a lo que hacemos son  rendidas  o son resistidas. Mírense dentro respóndanse y háganle caso, procuren que sean rendidas.

Ahora vamos con el problema fundamental: ¿A quien le gusta su entreno?, su trabajo, como para entender que le lleve de cabeza a un esfuerzo o tensión a aguantar de tal modo que logre conseguir sus objetivos, cuando estos son entendidos  lisa y llanamente, no en relación a su realización profesional o vocacional, a su trabajo, si no  en relación a cuanto dinero ganará. 

El que no llega se esfuerza se estresa tanto si es consciente, como si no lo es de sus limitaciones, el que sabe se esfuerza de otro modo, se entrena, los dos puede que trabajen, los dos necesitan entrenamiento, unos más entreno que otros. La recompensa para ambos es disparatadamente desigual cuando como veremos más adelante se nos olvida entrenarnos.

Esta crisis nos está llevando a sufrir de anorexia (perdida de apetito) de entrenos y de esfuerzos  porque ha sustituido a su contraria, no  a la orexia (deseo) aristotélica, la del apetito que él llamaba del conocimiento, sino a la orexia del dinero. El mundo se está atragantando por su deseo irrefrenable de entender que el crecimiento es el único modelo de apetito, que es la única salida hacia la superficie. Se nos ha cortado el alimento y automáticamente nos ha entrado una anorexia bulímica. Llegará un momento en que no querremos crecer si no sólo subsistir. En breve a este paso poco nos diferenciamos con el tercer mundo.

Quizás sea hora de entender de que nos tenemos que alimentar  y a que queremos vencer, en que nos tenemos que entrenar y a que debemos dedicar nuestros esfuerzos. Potenciar el entreno del conocimiento es una utopía que a duras penas logran los educadores,  dejarnos fluir, ser total con lo que hacemos rendirnos suena bien. Si esto implicara romper con un sistema que sólo fomenta el crecimiento desde el consumo y te entrena o te entrenas sólo para ganar dinero ya ni te cuento. 

A los educadores les queda la esperanza aristotélica, la de la motivación a los más jóvenes, la que permite entrenar para fluir sin esfuerzo cerca de la totalidad que te permite empoderarte y disfrutar con lo que haces, independiente de que la recompensa sea económica. Pero la tecnología, “el famosismo”, "el postureo", las tendencias inducidas, las modas absurdas, la publicidad inoculada en cualquier medio, ¡esas si que se esfuerzan! por abrillantar tus ojos de deseo, para que acortes cuanto antes el camino. 

Sin apenas entreno la recompensa no existe a no ser que seas talentoso.

No, no es que no crea en la cultura del esfuerzo, es que en boca de políticos y empresarios parece una consigna interesada para afianzar el modelo de crecimiento actual. El afán por crecer basado en el consumo nos ha llevado a esta estafa donde se miente y se engaña para lograr el enriquecimiento personal. Lo han hecho unos pocos con mucho poder que dejaron de entrenarse y han arrastrado al resto, que aunque nos entrenamos a diario, apenas oponemos resistencia de tan hipnotizados a nuestra suerte que estamos. 

¡Y encima nos piden que nos esforcemos todos para tapar a escote este agujero! ¡UF! me entran sudores, me enervo.

Bienvenida sería esta anorexia actual si nos permitiese empezar a cambiar modelos. A dejar de esforzarnos por desear y entrenarnos por y para conocer.

Me tranquilizo, sigo imperturbable en mis utópicos e ingenuos deseos.




domingo, 18 de noviembre de 2012

Pérez el ciudadano ejemplar

Pérez no es un ciudadano ejemplar. Aunque teóricamente la esperanza de vida sea mayor que otras épocas y seamos más, nunca en la historia hemos estado tan informados y disponemos de los medios como para no ser insensibles y poner fin al drama ajeno. 

Pérez es escéptico, piensa que bastante tiene con lo suyo, que lo arreglen otros. 

Pérez sólo actuará desde el método reactivo cuando se descondicione su conciencia porque el drama le toque de cerca. 

Pérez es un hipócrita muy cercano a cada uno de nosotros, porque es el espejo en el que nos reflejamos todos.

Terence Mackenna (escritor, orador, filósofo, etnobotánico, psiconauta e historiador de arte) desde postulados cercanos a experiencias con enteógenos dice:

“Es claramente una crisis de dos cosas: de conciencia y condicionamiento. Éstas son las dos cosas que atacan los psicodélicos. Tenemos el poder tecnológico, las habilidades de ingeniería para salvar nuestro planeta, para curar enfermedades, para alimentar a los hambrientos, para poner fin a la guerra, pero nos falta la visión intelectual, la capacidad de cambiar nuestras mentes. Tenemos que descondicionarnos a nosotros mismos de 10.000 años de mala conducta. Y, no es fácil”

lunes, 12 de noviembre de 2012

a child is born

Si las abducciones y contactos existen, cosa que no puedo probar, me reconozco “adbuccidísimo” y “contactadísimo” en sentido figurado, desde que descubrí el jazz. 

Hay una melodía preciosa compuesta por el trompetista Tad Jhones, (1923-1986). Una hermosura de canción que brotó de su ser al final de su vida un año antes de fallecer tras una larga enfermedad en Copenhague (Dinamarca) ciudad donde residía. Quién sabe si se la dedicó a su hijo que según he leído tenía por aquel entonces seis años de edad. 

La canción se llama "a child is born"

En el año dos mil el legendario Oscar Peterson en su disco Quiet now: Time and Again la versionó en un sólo al piano estremecedor. 

Entiendo que determinadas melodías, esta es una de ellas, son frecuencias que elevan un estado vibratorio e irradian la esencia del alma, la cual anhela acariciar y acercarse al Ser. 

No sé si Jhones se sentiría así de exultante, pues su enfermedad ya era avanzada y su corazón irradiaba y entendería a quien o porqué le dedicaba la composición lo que la melodía y  él querían expresar. 

Dicen que los grandes artistas han creado sus mejores obras al final de sus vidas ya liberados del peso de las responsabilidades, siendo ellos mismos, dejando aflorar lo mejor que llevaban dentro. 

Supongo que titular esta canción como un chico nace no era más que tributar desde su corazón el inmenso agradecimiento de ver a su hijo con toda la vida por delante, o bien agradecer a la vida, en ese instante, por poder componer, dar a luz, una obra tan bella, tan brillante.  

Cuando vinculas el virtuosismo y la experiencia, la creatividad, a la emoción, y así la sientes, ya nada ni nadie se  interponen en ese estado donde el equilibrio y la belleza se manifiestan y se definen como arte para que los sentidos así lo capten.

Mientras por aquí andemos, vaya mi más sincero agradecimiento a todos los Tad Jhones que existen y han existido por regalarnos y legarnos su arte.



autor: Tad Jones
intérprete: Oscar Peterson 
A child is born

viernes, 9 de noviembre de 2012

las creencias

Creencias que conforman realidades subjetivas, o realidades subjetivas que dan forma a las creencias, que tanto da, que da lo mismo.

Arranco con esta historia inventada sobre un hecho cotidiano, que da pie a un dialogo posterior entre dos imaginarias personas D y A:

Recién llegado al pueblo para pasar unos días de descanso, por la tarde, una mujer y su  madre se acercaron para hacer la compra a un pueblo cercano. A la salida del supermercado y con las bolsas en el maletero, y en un descuido, se quedaron las llaves del coche en su interior.

La mujer llamó al marido para que se acercara con otro juego. Pero por desgracia no se las había llevado, por lo que las emplazó a que esperasen su recogida. Era tarde y empezaba a anochecer, y la madre e hija en la espera no sabían muy bien que hacer.

En el corto viaje al pueblo cercano, el marido pensó para sus adentros cual sería la mejor solución; si rompiendo un cristal para acceder al interior, ya que se dijo:  —Bueno, tampoco será tan grave luego de arreglado el seguro lo pagará.

En la espera a la mujer se le ocurrió preguntar por un taller y le indicaron uno dos calles más abajo. Con una palanca, una bomba de fuelle y un alambre los mecánicos lograron en un par de minutos entre abrir una de las puertas para liberar el cerrojo sin necesidad de romper ni el cristal ni de forzar la puerta.

Cuando el marido llegó todo se había solucionado. 

Al día siguiente la madre, de fuertes convicciones religiosas, comentando lo sucedido dijo que, con el disgusto pasado en la espera, pidió con todas sus fuerzas rezando una solución. Para ella sus plegarias habían sido oídas. El marido, en su agnosticismo convencido no paraba de darle vueltas a la contestación de la suegra.

Este es el diálogo que surgió entre el marido D y un conocido suyo A:

—D. ¿"A" como surgen las creencias? Preguntó "D" interesado.
—A. Pues verás, hace tiempo leí un escrito que decía literalmente esto:
"Cuando crees en algo, haces que sea real para ti. Es imposible no creer en lo que ves, pero es igualmente imposible ver lo que no crees. La percepción se construye sobre la base de la experiencia, y la experiencia conduce a las creencias. La percepción no se estabiliza hasta que las creencias se cimentan. De hecho, pues, lo que ves es lo que crees. El gran secreto que se le ha ocultado a la especie humana es que el pensamiento crea tanto la experiencia como la realidad. Toda realidad está creada por el pensamiento. Y toda experiencia es subjetiva." 
 —D. Pero, si nuestra observación, que en el fondo es percepción, se construye desde la base de la experiencia y es el pensamiento el que crea tanto las experiencias como la realidad, me temo que coexistirán infinitas creencias todas tan válidas como subjetivas. ¿Dónde se encuentra entonces la verdad? ¿Deberíamos renunciar a toda creencia? preguntó "D" con curiosidad.
—A. La verdad, según lo veo yo, es sólo tuya, por lo tanto, procura en la medida de tus posibilidades, entendimiento e intelecto no engañarte a ti mismo, mucho menos sucumbas a vibraciones bajas que anulen tu discernimiento y te sometan a poderes externos, demiurgos creados por el pensamiento de otros que quieran de ti tu sometimiento a través del miedo, la coacción o las creencias. Si puedes ejerce la duda siempre que esta sea razonable sin caer en el escepticismo y aprende a conocer y a concerté a ti mismo, antes, que a informarte sin conocimiento y te sugiero aprendas, aunque no te salga al principio, a expresar tus sentimientos, pensamientos e ideas a través del arte. Así comprenderás el universo que habitas y esas serán tus únicas creencias, porque sus cimientos serán sólidos. Pero no lo olvides también serán subjetivas.
—D. ¿Y cómo se lo harías ver a la suegra? Me temo que no te entendería.
—A. Lo intentaría. Si al menos vive su religiosidad sin que te la imponga no lo considero un problema. Pero por desgracia no puedo decir lo mismo de otras personas, de otros pueblos y otras culturas. En nombre de sus creencias, y hasta hoy mismo, han sometido y quieren seguir sometiendo tu percepción, tu observación, para que tu realidad sea limitada, dirigida, y por tanto irreal. Y como el pensamiento es y el pensamiento crea su realidad nos influye. Por tanto, sugeriría observar, pero únicamente de forma atenta, sólo así les colapsarás y crearás la suficiente incertidumbre a quienes te quieren imponer su credo. De esta forma, entiendo, podrás lograr junto con muchos que entiendan como tú, un cambio en sus planes. Y hoy en día estamos necesitados con urgencia de ello.
—D. No sé, también me parece un credo tu explicación.
—A. Lo es. ¿Y?
—D. No nada…en el fondo me acerco mucho a tu manera de entender.

Y así acaba esta historia. La actuación racional de la mujer, la idea del marido representado en ese instinto primario de la fuerza y las plegarias de la suegra para que se solucionase el problema, representan diferentes arquetipos de los tiempos presentes. Razón, instinto, fe. 

No sé, si "A" será un arquetipo del próximo futuro, si bien lo intenta, su subjetivo credo, su experiencia, también son fruto de su pensamiento y conforman una realidad, su realidad. Por eso en estos tiempos de crisis estamos necesitados de cambiar paradigmas, porque intuimos que los modelos del pasado ya no valen. 

En estas estamos al menos unos cuantos chalados metafísicos de nuestra existencia, incansables en descerrajar los credos propios y ajenos.


sábado, 20 de octubre de 2012

tolerancia y soberbia

"Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre"
Albert Einstein


Si hoy alguien pusiese en duda tu tolerancia hacia los demás se te podría tachar de muchas cosas y no precisamente buenas, pero no imaginarías que se te acusase de orgulloso: ¡Yo!, exclamarías. ¡Orgulloso!, dirías extrañado. ¡Pero si soy tolerante!, afirmarías convencido.

Pero ese yo te desnuda y describe.

Hace tiempo leí un escrito donde un autor afirmaba esto; algo así como que la tolerancia implicaba soberbia. Venía a decir que entendía que, aunque aparentemente desde la tolerancia mostrases respeto hacia las ideas de otros, en el fondo y calladamente rumiabas tu desacuerdo con ellas y esto se acerca más de lo que creemos a la soberbia, esa altanera que mira por encima casi siempre de forma despectiva. A continuación, exponía lo que a su juicio implicaba el respeto, desde el convencimiento de que este entiende algo tan simple y profundo como que todos somos iguales y por tanto nadie es superior a nadie. En estos últimos años pocos escritos me han calado tan hondo como el que os pongo al final “entrecomillado” tras este diserto. 

Nuestra capacidad y desarrollo son las que nos permiten percibir la existencia de una determinada manera y la comprensión de como la percibimos unido a la empatía, la que nos permite evitar los conflictos. Me pregunto si algo tan sencillo de entender sería capaz de frenar los egos, las ansias de poder, los enfrentamientos, el fanatismo que defiende religiones, la altanera soberbia del que mira por encima de forma despectiva incapaz de comprender al otro. Qué más da si se trata de un dios tolerante inalcanzable o de dioses de silicio jugando con su creación, si es que esta fuésemos nosotros, que más da, si es entre nosotros, qué más da… si comprendiésemos, humildemente, que no sabemos nada acerca de quién tiene la verdad, mucho menos que es la Verdad, como no sea que esté dentro de ti.

Todo es lento y doloroso como en los Gimnopédies de Satie. Nos cuesta comprender cuando sólo hay que percibir y dejarse sentir por la serena belleza que vibra en cada ser y así disolver nuestro enojo, dejar de enjuiciar. 

Ya ves no pienso como tú…

Y se lo dijo con respeto y luego se fue a dormir porque estaba muy cansado, se había hecho tarde y tenía sueño…


Gimnopédies nº 1
Erick Satie
piano: Khatia Buniatishvili




«No pienso como tú, pero como humildemente no se quien tiene la verdad, respeto tu percepción, pues es tan válida como la mía, comprendo que cada quien percibe la existencia según su capacidad y su desarrollo, así que como no soy ni inferior ni superior a ti, ni tu percepción, ni la mía pueden estar en conflicto, pues son parte de la infinitud de vibraciones del ser»

viernes, 31 de agosto de 2012

campos amarillos

Campos amarillos trigales dorados al atardecer, encinas y olivares retorcidos, contorneados por el tiempo, olor a estiércol en campos preparados y en pequeñas explotaciones ganaderas por carreteras estrechas. Huertas de tomates, pimientos, pepinos, berenjenas y árboles frutales; perales, vides, membrillos e higueras rebosantes de frutos. Buganvillas y eucaliptos, de estos pocos, a las entradas de solitarios y pequeños pueblos al atardecer, con ancianos en las puertas de sus casas enjalbegadas con patios adornados de macetas de helechos, jazmines, rosales y geranios. Gallos y perros ladrando al atardecer, niños en bicis...
Y calor... mucho calor al atardecer...Y después,... noches... noches calurosas azabaches estrelladas y limpias.
Así han sido estas vacaciones del dos mil doce. Lejos de la ciudad, de su artificio, lejos de las noticias, lejos de las manipulaciones mediáticas, lejos de los e-mails, lejos del trabajo, lejos de los ruidos, o de otros ruidos, lejos muy lejos. Y cerca, muy cerca, cerca de la naturaleza, de la sencillez, de la serenidad, de una tranquilidad que se absorbía por los poros a través de los sentidos. Cerca de lo esencial, cerca de la felicidad, al menos por unos días, y también cerca de gentes deprimidas en pueblos también en crisis y deprimidos, pero con otra dignidad. El paso del tiempo no les hace mella aunque cada vez queden menos y emigren a las ciudades, y nosotros volvamos, aunque sólo sean por unos días a las casas de nuestros familiares y lo sintamos todo de otra manera.
De vuelta en la ciudad me pregunto por este enloquecido mundo, en el que muchos  atisban que algo se acaba y será en este año y la verdad, no acierto a saber que es. ¿Serán singularidades gravitacionales, incendios provocados, huracanes o terremotos devastadores, poderes ocultos, acechantes agujeros negros?, o tal vez ¿pobreza y desespero por falta de trabajo?.
Me temo que para algunos así sea.
Entiendo que aún nos falta mucho por aprender a cómo vivir, a como aprender de la naturaleza, de los serenos atardeceres calurosos de un mes de agosto cualquiera,  durante todos y cada uno de los días de cada año, estés donde estés.
Quizás siempre estuvimos en crisis, pero no por lo económico o lo material, sino por no saber encontrar nuestra verdadera esencia. Se encuentre esta, también, donde esta esté.

jueves, 2 de agosto de 2012

compromiso y trascendencia

No te equivoques, le dice el guía al buscador, en una conversación que mantienen al final del libro de Lou Marinoff “El poder del Tao”: «Si te comprometes con la sabiduría, te identificarás con la sabiduría y serás bien recibida por ella. Un sabio no es alguien que posee sabiduría sino más bien alguien que ha sido bien recibida por ella. De igual modo, alguien que se compromete con la insensatez, y que por tanto se ha identificado con la insensatez, también será bien recibido por ella. Esto es válido para todo».
Por tanto, continua más adelante: «comprométete con la felicidad, con el amor, identifícate con ellas y serás bien recibido por ellas. Estas son leyes inmutables de la condición humana que emanan del Tao».
Dicho esto, allá por el siglo VI a.C. todo lo que precisamos saber ya quedó escrito, si bien parece que todavía seguimos con la cabeza escondida en el suelo y así difícilmente lograremos todo lo que precisamos saber sobre la felicidad y la plenitud, la paz y la prosperidad, el amor y la familia, la creatividad y el arte, el buen gobierno y la civilización sostenible, la promesa de la humanidad que enunció Karl Jaspers y que nació con la Edad Axial.

sábado, 2 de junio de 2012

revoluciones


¿Queremos hablar de revoluciones? 

Identifiquemos al enemigo, canalicemos nuestros deseos, liberémonos de la esclavitud, utilicemos inteligentemente internet como medio de comunicación, entendamos el verdadero significado de la palabra libertad.

El filósofo Félix de Azúa, en una entrevista, se le pregunta por cuales son para él, en nuestros días las plagas actuales del antiguo Egipto. Contesta con rotundidad: "-la publicidad- La publicidad como la madre de todas ellas. Los partidos burocráticos, la tele, el fútbol engendrador de odio, las playas para hormigas, la Iglesia codiciosa, el amor a la patria, todo lo que es masificado y gregario, todo lo que exige sumisión", dice, es hijo de la publicidad.

Spinoza (bendito y lúcido) Calificaba al deseo, y no se refería al que todos imaginamos, como la esencia del hombre. El apetito, el impulso o fuerza vital que se ha vuelto consciente. Lo que determina la libertad del hombre no es la voluntad ni el libre albedrío sino la necesidad de su naturaleza, de modo que lo que le hace libre es actuar por sí mismo en vez de por cualquier causa externa.

«Lo que el oído desea oír es música, y la prohibición de oír música se llama obstrucción al oído. Lo que el ojo desea es ver belleza, y la prohibición de ver belleza es llamada obstrucción a la vista. Lo que la nariz desea es oler perfume, y la prohibición de oler perfume es llamada obstrucción al olfato. De lo que la boca quiere hablar es de lo justo e injusto, y la prohibición de hablar de lo justo e injusto es llamada obstrucción al  entendimiento. Lo que el cuerpo desea disfrutar son ricos alimentos y bellas ropas, y la prohibición de gozar de éstos se llama obstrucción a las sensaciones del cuerpo. Lo que la mente quiere es ser libre, y la prohibición a esta libertad se llama obstrucción a la  naturaleza» 
(Yang Chu, siglo uno d.C.).

John Stuar Mil (Sobre la libertad):
«La única libertad que merece ese nombre es la de buscar nuestro propio bien, por nuestro  camino propio, en tanto no privemos a los demás del suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno es el guardián natural de su propia salud, sea física, mental o espiritual. La humanidad sale más gananciosa consintiendo a cada cual vivir a su manera que obligándole a vivir a la manera de los demás»

No queremos ser gregarios. No queremos obstrucciones al oído, a la vista, al olfato, al entendimiento, a las sensaciones del cuerpo, a la naturaleza. No queremos prohibiciones. Queremos ser esos isotopos para cual fisión nuclear, ser masa crítica. Queremos dejar de ser gregarios, de seguir ciegamente las ideas o iniciativas ajenas. Queremos ser almas despiertas y producir una reacción en cadena que libere a la humanidad de su ignorante esclavitud.

Son deseos no cabe duda, pero querer es poder. Utiliza el poder de tus palabras que serás escuchado. Esta es la revolución. No hay otra. Y sobre todo:

¡Actúa por ti mismo!

lunes, 12 de marzo de 2012

desde afuera


Cuando nos ven desde afuera reflexionan:

¡Caray! observamos mucha agresividad hacia los de su misma especie.
Desde que empezaron a manejar la energía  atómica, son ustedes más peligrosos con esta, que un mono con una "guillet".
Aunque hallan crecido en número como especie dominante su forma de vida les está llevando hacia una aniquilación. No saben gestionar sus recursos.
Mucho hablar y entender pero miran para otro lado con los problemas que pasan en realidad en el planeta. Desigualdad, guerras, hambre, recursos energéticos, desaparición de especies y de ecosistemas de la naturaleza. 
Son ustedes muy egoístas e hipócritas. Y unos pocos lo quieren todo para ellos.

¿Quiénes se han creído que son?

lunes, 2 de enero de 2012

las gotas

Cayó una gota, 
Y otra... otra… otra... 
Una última acusó temor, pero la empujó otra, si acaso desvergonzada, traicionera o impaciente. 
Cayeron más. 
Otra… otra… otra…
Veía caer las gotas, oía su sonido al caer.
Otra… otra… otra…
Y otra… otra… otra…
Pasó un tiempo, la verdad, no recuerdo cuánto. 
Seguían cayendo gotas…Seguía mirando como caían…era incapaz de ver otra cosa.
Otra… otra… otra…
El sonido de un timbre me devolvió a la realidad. Desperté, pensé en un instante.
Sólo era una posibilidad. Sólo era una  posible conclusión: 
Y aunque las gotas de lluvia resbalaban desordenadamente por el cristal de la ventana en un día frío y gris de invierno, otra realidad paralela a mi manera de percibir se sintió observada.
El grifo del baño no cerraba bien, no es que estuviese mal cerrado, es que llevaba mucho tiempo así.
Decidí que ya era hora de arreglarlo.