No te equivoques, le dice el guía al buscador, en una
conversación que mantienen al final del libro de Lou Marinoff “El poder del
Tao”: «Si te comprometes con la sabiduría, te identificarás con la sabiduría y
serás bien recibida por ella. Un sabio no es alguien que posee sabiduría sino
más bien alguien que ha sido bien recibida por ella. De igual modo, alguien que
se compromete con la insensatez, y que por tanto se ha identificado con la
insensatez, también será bien recibido por ella. Esto es válido para todo».
Por tanto, continua más adelante: «comprométete con la
felicidad, con el amor, identifícate con ellas y serás bien recibido por ellas.
Estas son leyes inmutables de la condición humana que emanan del Tao».
Dicho esto, allá por el siglo VI a.C. todo lo que precisamos
saber ya quedó escrito, si bien parece que todavía seguimos con la cabeza
escondida en el suelo y así difícilmente lograremos todo lo que precisamos
saber sobre la felicidad y la plenitud, la paz y la prosperidad, el amor y la
familia, la creatividad y el arte, el buen gobierno y la civilización
sostenible, la promesa de la humanidad que enunció Karl Jaspers y que nació con
la Edad Axial.
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