Asocio y uno indistintamente en este largo relato, instintivo y subjetivo.
Busco información, para tratar de desvelar el
conocimiento desde afuera, donde las palabras puedan ser observadas y dirigidas
por mi Ser y me acerquen al entendimiento. Una línea que me lleve al principio
de la gran vía del conocimiento, al Tao causal de mí existencia.
Filippo Tommaso Marinetti se le conoce por dar vida al movimiento
futurista allá por los años cuarenta. Fue él el que dijo, seguramente cegado: «Un
automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia». Frizt Lang
cineasta del expresionismo alemán, en su película Metrópolis nos enseña y
avanza un mundo futurista donde las máquinas, necesarias para el goce de los
que viven amasando poder en la superficie, son manejadas en el interior de la
tierra por una clase trabajadora esclavizada por esas élites. Visionario o no,
su analogía con los tiempos actuales es incuestionable.
El ángel (más bien angelina) de Madrid o la mujer alada (Victoria),
la Nike madrileña, sustituyó en la cúspide del edificio Metrópolis, al
Gaminedes (ave fénix) que coronaba hasta ese momento el edificio levantado en
las confluencias de la calle Gran Vía con La calle Alcalá. La conozco bien. Por
cierto, que leo en la wiki, que el solar donde se levantó el edificio de
seguros en el año 1911 se le denominaba la “casa del ataúd” por la estrechez
del solar. En el fondo ambas esculturas el fénix anterior y la Nike actual
simbolizan lo mismo. el resurgir, volar, o ascender, como proceso de
liberación.
La obra del ángel, está basada en la “Victoria de
Samotracia” la hermosa escultura de mármol descabezada del Louvre que trataba
de captar ese instante, justo antes del ascenso, en que los ropajes movidos por
el viento aún no se habían desprendido del cuerpo. Lo material cae, los ropajes.
El Ser, se levanta, y asciende a otra dimensión.
A un kilómetro y medio en línea recta, el ángel caído del
retiro madrileño, el “grigori”, no se levanta se retuerce vencido. Ojo, seguramente
seamos nosotros, caracterizados, entre otros en nuestra dualidad, por el
orgullo y la soberbia, necesitados en esta experiencia de “fisicalidad” del
alimento de otros reinos, vegetales y animales. En el otro extremo de esta imaginaria línea
recta, La mujer alada, hastiada de ver tanto dolor y sufrimiento en el Ser humano
se prepara para ascender a otro estadio o mundo. Lo hace con las manos
extendidas a imagen y semejanza del iconográfico Cristo.
Los pilares del dogma en ambos extremos: el pecado, la
culpa, la caída, el arrepentimiento, el perdón, la liberación, la ascensión.
Si dividimos en tres partes la distancia del kilómetro y
medio entre ambos ángeles a quinientos metros desde el ángel caído, la recta
pasa por encima de quienes han creído ver en el retiro un imaginario
conocimiento a la vista de todos, a la vista de nadie, el kether, el primero de
los Sephirah de la Kabala. Principio activo de lo que es y de lo que no es.
Ambos ángeles intermediarios del aquí y del allí queriendo
trasladar mensajes. Mensajes incrustados en el pensamiento dual del hombre.
Caídos en un retiro existencial, trabajando en metrópolis donde lo artificial y
mecánico sustituye en parte al hombre caído, el que, a su vez, en su progreso
descubre, después de con voluntad preguntarse sobre lo incognoscible, harto, su
propósito existencial, rebelado ante el poder de los que le utilizan, para una
vez despiertos, entender que todo este proceso en última instancia, en el
sentido de crecimiento, es de búsqueda sincera de conocimiento, para quien sabe,
liberarte y ascender a otros planos con la lección aprendida, blindado.
Trabajarás y te ganarás el pan con el sudor de tu frente,
según las reglas escritas. Aunque según Enoc, te valla bien o no, sólo se
salvarán los justos, los conscientes, los que entiendan (entendimiento es
iluminación) el mensaje Crístico transversal más importante, el que te permite
ascender, el que todos conocemos, el que proviene de su conciencia, de la
compasión, de la bondad, de la empatía entre semejantes y no semejantes, el que
te permite evolucionar y que se llama AMOR.
Ya lo dijo Gurdjieff:
"Al hablar de la evolución, es necesario comprender desde el principio que la evolución mecánica no es posible. La evolución del hombre es la evolución de su conciencia. Y la conciencia no puede evolucionar de manera inconsciente"
No hay comentarios:
Publicar un comentario