Hay veces, no pocas veces, (lo
he comprobado) que el impulso, el deseo, la chispa se genera tras un momento preciso, exacto, que el paso del tiempo como un testigo presente te
permite afirmar con convicción y seguridad incuestionable de estar inmerso
en un determinado proceso.
A través de la garganta
expreso emociones de forma verbal rindiéndome al flujo de la vida, una forma de
vivir el tiempo en la conciencia misma que me recuerda que sobreexcedido de
deseos, de búsquedas de satisfacción me genero ansiedad y bloqueo a mi
propio cuerpo en su verdadera confianza y ritmo natural.
Todo esto, que no es más que
aprendizaje, confianza de la vida misma, es la expresión de
experimentar procesos profundos de cómo moverme entre esos meandros de anhelos, para que la vida se exprese ¿por qué no? a través de mi voz.
La luna es un motor
inconsciente del deseo mismo, un atractor emocional que me lleva a explorar el
fundamento de la experiencia. Sólo desde la experiencia directa encuentro base
real. Ahí ya no hay inseguridad, ahí ya se me permite construir y pescar como dice Thoreau en el río de la vida.
Pitágoras decía que el tiempo es el alma de la vida. Como en otra trinidad implícita la fisiología espiritual del amor encarnado en espíritu, cuerpo y emoción vibran en coherencia, dilatan al tiempo y la voz expresa procesos de divinidad vivida.
Se abre el corazón, se ancla al cuerpo, se expresa al mundo. Surge esta voz.
Bloqueado vivo una especie de impaciencia metabólica, como si nunca fuera suficiente, acelerando y frenando al mismo tiempo. Desbloqueado atraigo afirmaciones advertidas. El rayo enciende un deseo que se transforma en aceptación.
Entro en presencia, calmo al sistema nervioso y abrazo la alquimia del amor universal que revele algo sobre su compleja naturaleza. Indago sobre ella. Se abre la fase del milagro, aparecen las sincronías, las coincidencias, las sanaciones naturales…
Con anterioridad a estas letras advierto algún momento. Tal vez en la madrugada de ayer, ahí en ese instante de sueños y descanso la clave 35 iniciaba su breve flujo lunar mensual.
Han pasado unas horas, algo más que un día. Ha pasado el tiempo.
Hoy estas líneas surgen de una chispa en mis manos, de un deseo no advertido, de un flujo que no quiere que se le controle tan sólo que te rindas con confianza, cuando le descubras, que es tiempo en vida, a él.
Así en esa corriente que es
la vida pesco estos aprendizajes personales, que espero impacten, así es la naturaleza de quien les habla, escribe y escuchan a través de la red.
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