No hay folios arrugados desbordando
papeleras, ni cenicero saturado, ni botellas vacías de alcohol, señales de
musas escapadas, angustia de no saber que contar. No hay formas de inspiración
permanentes. No es necesario, siempre están.
No hay ansia, no hay expectativa,
no hay deseo de gloria, no esperan los Pulitzer, ni los planetas, que los que hay tan sólo
influyen en su justo momento. Si los sientes.
No hay noches desveladas, ensoñaciones,
páginas en blanco y empeños absurdos de gloria narciso.
No hay minas de oro, ni ríos con arenas
a cribar. Los lingotes no son un objetivo
vital. No es esa la búsqueda. Ahí en la cámara del banco sólo hay una profunda
sombra. No hay ningún argumento sólido que contar.
Hay contemplación permanente y discursos
que esperan para hablar. Vida que se matiza y siente en su efusión y discurrir.
Vetas que extraigo y ensamblo con cuidado en un mosaico de paz existencial.
Hay mil contadas ocasiones rescatadas
de los ciclos de la vida, persistencia. Hay palabras que me hablan y silencios
interiores. Hay convergencias que interaccionan y definen las salidas de la gran
historia.
Hay compromiso, Ahí si hay
búsqueda. Y mucha fuerza. El ímpetu de la sinceridad que te sacude, sobrecoge y
no te hace dudar. Nacimientos e impactos al investigar la magia de los caminos
no trillados.
Hay comienzos como este que
indagan después de años, en esta síntesis, verdad de largos procesos por completar. Hay base, ya no hay
caída.
Y hay finales abiertos. Coyuntura
oportuna, precisa, única, pletórica y bellas… ondas que paran el tiempo.
Como esta…
963 Hz Coyuntura
Paz interna