jueves, 29 de noviembre de 2012

la cultura del esfuerzo

Ahora que estamos inmersos en una profunda crisis con negros nubarrones, pocas esperanzas de futuro y difíciles salidas hacia la superficie, la cultura del esfuerzo, del sacrificio, está en boca de políticos y mandatarios, de empresarios y educadores, cual si fuese la panacea que nos saque de esta. 

Los chinos o los orientales parece que son los maestros en esto del esfuerzo, al menos culturalmente si por esta entendemos las pautas sociales de las conductas grupales.

Entrar en un pequeño comercio chino de los que abundan en occidente abierto por familias emigrantes, sin ser seguramente un reflejo real de su propia cultura, desconcierta en cuanto a lo que entendemos por esfuerzo. Para ellos abrir a las ocho de la mañana para cerrar a las once incluyendo los sábados y domingos  más que un esfuerzo -para nosotros si lo sería- denota estoicidad, paciencia, constancia y quien sabe si resignación. 

¿Será esto a lo que se refieren con cultura del esfuerzo? ¿Será esto lo que nos están pidiendo?

Dado que el esfuerzo implica tensión, resistencia, estrés, me decanto antes por implantar culturas de entrenamientos que de esfuerzos. No, no se me escandalicen. No hay diferencia entre la aparente fluidez del patinador de hielo en la pista y el abnegado comerciante chino. En la vida se construye más desde el entreno que desde el esfuerzo. Eso si doy por hecho que independiente de tu carácter competitivo, y este es un gran problema, te ha de gustar lo que haces, pues sólo así se llega a disfrutar del esfuerzo, ese  que tu entreno necesita para llegar a fluir sin esfuerzo. 

Me esforzaré poco a poco, me entrenaré, para dejar poco a poco de esforzarme.

Esto está relacionado íntimamente con el deseo, pues se necesita de este como motor para la consecución de una meta. Elkhart Tolle habla de si nuestras acciones en relación a lo que hacemos son  rendidas  o son resistidas. Mírense dentro respóndanse y háganle caso, procuren que sean rendidas.

Ahora vamos con el problema fundamental: ¿A quien le gusta su entreno?, su trabajo, como para entender que le lleve de cabeza a un esfuerzo o tensión a aguantar de tal modo que logre conseguir sus objetivos, cuando estos son entendidos  lisa y llanamente, no en relación a su realización profesional o vocacional, a su trabajo, si no  en relación a cuanto dinero ganará. 

El que no llega se esfuerza se estresa tanto si es consciente, como si no lo es de sus limitaciones, el que sabe se esfuerza de otro modo, se entrena, los dos puede que trabajen, los dos necesitan entrenamiento, unos más entreno que otros. La recompensa para ambos es disparatadamente desigual cuando como veremos más adelante se nos olvida entrenarnos.

Esta crisis nos está llevando a sufrir de anorexia (perdida de apetito) de entrenos y de esfuerzos  porque ha sustituido a su contraria, no  a la orexia (deseo) aristotélica, la del apetito que él llamaba del conocimiento, sino a la orexia del dinero. El mundo se está atragantando por su deseo irrefrenable de entender que el crecimiento es el único modelo de apetito, que es la única salida hacia la superficie. Se nos ha cortado el alimento y automáticamente nos ha entrado una anorexia bulímica. Llegará un momento en que no querremos crecer si no sólo subsistir. En breve a este paso poco nos diferenciamos con el tercer mundo.

Quizás sea hora de entender de que nos tenemos que alimentar  y a que queremos vencer, en que nos tenemos que entrenar y a que debemos dedicar nuestros esfuerzos. Potenciar el entreno del conocimiento es una utopía que a duras penas logran los educadores,  dejarnos fluir, ser total con lo que hacemos rendirnos suena bien. Si esto implicara romper con un sistema que sólo fomenta el crecimiento desde el consumo y te entrena o te entrenas sólo para ganar dinero ya ni te cuento. 

A los educadores les queda la esperanza aristotélica, la de la motivación a los más jóvenes, la que permite entrenar para fluir sin esfuerzo cerca de la totalidad que te permite empoderarte y disfrutar con lo que haces, independiente de que la recompensa sea económica. Pero la tecnología, “el famosismo”, "el postureo", las tendencias inducidas, las modas absurdas, la publicidad inoculada en cualquier medio, ¡esas si que se esfuerzan! por abrillantar tus ojos de deseo, para que acortes cuanto antes el camino. 

Sin apenas entreno la recompensa no existe a no ser que seas talentoso.

No, no es que no crea en la cultura del esfuerzo, es que en boca de políticos y empresarios parece una consigna interesada para afianzar el modelo de crecimiento actual. El afán por crecer basado en el consumo nos ha llevado a esta estafa donde se miente y se engaña para lograr el enriquecimiento personal. Lo han hecho unos pocos con mucho poder que dejaron de entrenarse y han arrastrado al resto, que aunque nos entrenamos a diario, apenas oponemos resistencia de tan hipnotizados a nuestra suerte que estamos. 

¡Y encima nos piden que nos esforcemos todos para tapar a escote este agujero! ¡UF! me entran sudores, me enervo.

Bienvenida sería esta anorexia actual si nos permitiese empezar a cambiar modelos. A dejar de esforzarnos por desear y entrenarnos por y para conocer.

Me tranquilizo, sigo imperturbable en mis utópicos e ingenuos deseos.




domingo, 18 de noviembre de 2012

Pérez el ciudadano ejemplar

Pérez no es un ciudadano ejemplar. Aunque teóricamente la esperanza de vida sea mayor que otras épocas y seamos más, nunca en la historia hemos estado tan informados y disponemos de los medios como para no ser insensibles y poner fin al drama ajeno. 

Pérez es escéptico, piensa que bastante tiene con lo suyo, que lo arreglen otros. 

Pérez sólo actuará desde el método reactivo cuando se descondicione su conciencia porque el drama le toque de cerca. 

Pérez es un hipócrita muy cercano a cada uno de nosotros, porque es el espejo en el que nos reflejamos todos.

Terence Mackenna (escritor, orador, filósofo, etnobotánico, psiconauta e historiador de arte) desde postulados cercanos a experiencias con enteógenos dice:

“Es claramente una crisis de dos cosas: de conciencia y condicionamiento. Éstas son las dos cosas que atacan los psicodélicos. Tenemos el poder tecnológico, las habilidades de ingeniería para salvar nuestro planeta, para curar enfermedades, para alimentar a los hambrientos, para poner fin a la guerra, pero nos falta la visión intelectual, la capacidad de cambiar nuestras mentes. Tenemos que descondicionarnos a nosotros mismos de 10.000 años de mala conducta. Y, no es fácil”

lunes, 12 de noviembre de 2012

a child is born

Si las abducciones y contactos existen, cosa que no puedo probar, me reconozco “adbuccidísimo” y “contactadísimo” en sentido figurado, desde que descubrí el jazz. 

Hay una melodía preciosa compuesta por el trompetista Tad Jhones, (1923-1986). Una hermosura de canción que brotó de su ser al final de su vida un año antes de fallecer tras una larga enfermedad en Copenhague (Dinamarca) ciudad donde residía. Quién sabe si se la dedicó a su hijo que según he leído tenía por aquel entonces seis años de edad. 

La canción se llama "a child is born"

En el año dos mil el legendario Oscar Peterson en su disco Quiet now: Time and Again la versionó en un sólo al piano estremecedor. 

Entiendo que determinadas melodías, esta es una de ellas, son frecuencias que elevan un estado vibratorio e irradian la esencia del alma, la cual anhela acariciar y acercarse al Ser. 

No sé si Jhones se sentiría así de exultante, pues su enfermedad ya era avanzada y su corazón irradiaba y entendería a quien o porqué le dedicaba la composición lo que la melodía y  él querían expresar. 

Dicen que los grandes artistas han creado sus mejores obras al final de sus vidas ya liberados del peso de las responsabilidades, siendo ellos mismos, dejando aflorar lo mejor que llevaban dentro. 

Supongo que titular esta canción como un chico nace no era más que tributar desde su corazón el inmenso agradecimiento de ver a su hijo con toda la vida por delante, o bien agradecer a la vida, en ese instante, por poder componer, dar a luz, una obra tan bella, tan brillante.  

Cuando vinculas el virtuosismo y la experiencia, la creatividad, a la emoción, y así la sientes, ya nada ni nadie se  interponen en ese estado donde el equilibrio y la belleza se manifiestan y se definen como arte para que los sentidos así lo capten.

Mientras por aquí andemos, vaya mi más sincero agradecimiento a todos los Tad Jhones que existen y han existido por regalarnos y legarnos su arte.



autor: Tad Jones
intérprete: Oscar Peterson 
A child is born

viernes, 9 de noviembre de 2012

las creencias

Creencias que conforman realidades subjetivas, o realidades subjetivas que dan forma a las creencias, que tanto da, que da lo mismo.

Arranco con esta historia inventada sobre un hecho cotidiano, que da pie a un dialogo posterior entre dos imaginarias personas D y A:

Recién llegado al pueblo para pasar unos días de descanso, por la tarde, una mujer y su  madre se acercaron para hacer la compra a un pueblo cercano. A la salida del supermercado y con las bolsas en el maletero, y en un descuido, se quedaron las llaves del coche en su interior.

La mujer llamó al marido para que se acercara con otro juego. Pero por desgracia no se las había llevado, por lo que las emplazó a que esperasen su recogida. Era tarde y empezaba a anochecer, y la madre e hija en la espera no sabían muy bien que hacer.

En el corto viaje al pueblo cercano, el marido pensó para sus adentros cual sería la mejor solución; si rompiendo un cristal para acceder al interior, ya que se dijo:  —Bueno, tampoco será tan grave luego de arreglado el seguro lo pagará.

En la espera a la mujer se le ocurrió preguntar por un taller y le indicaron uno dos calles más abajo. Con una palanca, una bomba de fuelle y un alambre los mecánicos lograron en un par de minutos entre abrir una de las puertas para liberar el cerrojo sin necesidad de romper ni el cristal ni de forzar la puerta.

Cuando el marido llegó todo se había solucionado. 

Al día siguiente la madre, de fuertes convicciones religiosas, comentando lo sucedido dijo que, con el disgusto pasado en la espera, pidió con todas sus fuerzas rezando una solución. Para ella sus plegarias habían sido oídas. El marido, en su agnosticismo convencido no paraba de darle vueltas a la contestación de la suegra.

Este es el diálogo que surgió entre el marido D y un conocido suyo A:

—D. ¿"A" como surgen las creencias? Preguntó "D" interesado.
—A. Pues verás, hace tiempo leí un escrito que decía literalmente esto:
"Cuando crees en algo, haces que sea real para ti. Es imposible no creer en lo que ves, pero es igualmente imposible ver lo que no crees. La percepción se construye sobre la base de la experiencia, y la experiencia conduce a las creencias. La percepción no se estabiliza hasta que las creencias se cimentan. De hecho, pues, lo que ves es lo que crees. El gran secreto que se le ha ocultado a la especie humana es que el pensamiento crea tanto la experiencia como la realidad. Toda realidad está creada por el pensamiento. Y toda experiencia es subjetiva." 
 —D. Pero, si nuestra observación, que en el fondo es percepción, se construye desde la base de la experiencia y es el pensamiento el que crea tanto las experiencias como la realidad, me temo que coexistirán infinitas creencias todas tan válidas como subjetivas. ¿Dónde se encuentra entonces la verdad? ¿Deberíamos renunciar a toda creencia? preguntó "D" con curiosidad.
—A. La verdad, según lo veo yo, es sólo tuya, por lo tanto, procura en la medida de tus posibilidades, entendimiento e intelecto no engañarte a ti mismo, mucho menos sucumbas a vibraciones bajas que anulen tu discernimiento y te sometan a poderes externos, demiurgos creados por el pensamiento de otros que quieran de ti tu sometimiento a través del miedo, la coacción o las creencias. Si puedes ejerce la duda siempre que esta sea razonable sin caer en el escepticismo y aprende a conocer y a concerté a ti mismo, antes, que a informarte sin conocimiento y te sugiero aprendas, aunque no te salga al principio, a expresar tus sentimientos, pensamientos e ideas a través del arte. Así comprenderás el universo que habitas y esas serán tus únicas creencias, porque sus cimientos serán sólidos. Pero no lo olvides también serán subjetivas.
—D. ¿Y cómo se lo harías ver a la suegra? Me temo que no te entendería.
—A. Lo intentaría. Si al menos vive su religiosidad sin que te la imponga no lo considero un problema. Pero por desgracia no puedo decir lo mismo de otras personas, de otros pueblos y otras culturas. En nombre de sus creencias, y hasta hoy mismo, han sometido y quieren seguir sometiendo tu percepción, tu observación, para que tu realidad sea limitada, dirigida, y por tanto irreal. Y como el pensamiento es y el pensamiento crea su realidad nos influye. Por tanto, sugeriría observar, pero únicamente de forma atenta, sólo así les colapsarás y crearás la suficiente incertidumbre a quienes te quieren imponer su credo. De esta forma, entiendo, podrás lograr junto con muchos que entiendan como tú, un cambio en sus planes. Y hoy en día estamos necesitados con urgencia de ello.
—D. No sé, también me parece un credo tu explicación.
—A. Lo es. ¿Y?
—D. No nada…en el fondo me acerco mucho a tu manera de entender.

Y así acaba esta historia. La actuación racional de la mujer, la idea del marido representado en ese instinto primario de la fuerza y las plegarias de la suegra para que se solucionase el problema, representan diferentes arquetipos de los tiempos presentes. Razón, instinto, fe. 

No sé, si "A" será un arquetipo del próximo futuro, si bien lo intenta, su subjetivo credo, su experiencia, también son fruto de su pensamiento y conforman una realidad, su realidad. Por eso en estos tiempos de crisis estamos necesitados de cambiar paradigmas, porque intuimos que los modelos del pasado ya no valen. 

En estas estamos al menos unos cuantos chalados metafísicos de nuestra existencia, incansables en descerrajar los credos propios y ajenos.