El espacio tiempo se puede doblar. Demuestro esta afirmación.
Pensamiento, realidad, consciencia, percepción, interpretación, sincronicidad, números. Todo en un instante, microsegundos imperceptibles, como suspendidos en un instante congelados que cambian la realidad, o realidad que llevas a tu terreno acorde a tus pensamientos.
―¡Oh sorpresa!
A partir de ahí interpretas.
―¿Soy yo?, ¿es algo o alguien ajeno a mí?, ¿es mi otro yo?
―¿Qué es?...
―¡Vaya! ―no me había dado cuenta. ¿De qué? ―no nada, de esto, de aquello.
Asociación disparatada, coincidencias inverosímiles, esta es la interpretación ajena a ti desde el mundo real y racional.
―¿Casualidades? ―mejor me callo no me iban a creer.
Pero íntimamente sientes que estás inmerso en un proceso acompañado.
―¿Quién te acompaña?
―¡Qué más da!
Si lo buscas te aseguro que lo encuentras afirma uno que parece ser que sabe de qué va esto y te miran entonces raro siquiera si osas hablar de estos temas, porque te etiquetan de charlatán, de persona desequilibrada, de vivir inmerso en estados alterados de conciencia por procesos cognitivos absurdos. De vivir de espaldas a la realidad. ―Seguramente ha pasado por experiencias traumáticas en su infancia o recientemente. Es tan sensible. Le da por leer cosas raras. Siempre fue así, como ausente en su mundo, no se integra― se le oye decir a uno. Otro que también parece ser que lo sabe todo.
¡Hay tanta gente que lo sabe todo!
Pero tú sigues atento, observando, siguiendo el juego. Los números y las letras en determinados órdenes informan desde planos superiores. El título de una canción, una misma melodía, una noticia que te llama la atención, procesos paralelos a tu rutina diaria. Reuniones, discusiones en el trabajo y con los tuyos, estrés, noticias, la compra, llegar a fin de mes.
―¡Vaya! me han puesto una multa. Todo sigue una agenda inalterable.
Los ves dormidos, o eres tú el que estás dormido.
¿Qué interesará? ―¡Ah sí!, el fútbol, la política, el dinero, la religión, el ocio, todo pura distracción, parece mentira que no me acordara, en que estaré pensando.
Todo tiene su parte difícil, estudiar, investigar, desechar, discernir, seguir. Buscas un hueco en el día de comunicación contigo mismo. Lo buscas en determinados momentos y de diversas formas. Buscas una conclusión que de sentido a esto:
Observas a una pareja paseando de la mano y un poco más adelante, un anciano en un banco con las manos rugosas por el tiempo aferradas a un bastón que le sustenta, dirige su maltrecha mirada al frente. El aire mece suave las ramas de un árbol y las hojas en el suelo juguetean al vaivén del aire anunciando que pronto vendrá una nueva estación. El sonido de la naturaleza existe. Unas nubes caprichosas en sus formas. Un recuerdo, un sueño, una bandada de pájaros. Se empieza a poner el sol, y el aire limpio entra en tus pulmones tras una inspiración consciente...
―¿O es un suspiro?
El anciano se levanta y se va, las hojas siguen jugando, los pájaros se alejan. Todo se presenta como si se tratase de una metáfora de la vida misma. Mañana será otro día.
El tiempo lo doblas, o bien buscas reescribirlo en tu realidad. Cuando lo doblas, logras domar tu parte inconsciente a tu antojo. ―Lo ves ha vuelto a ocurrir. Miles de años de evolución para apenas haber evolucionado un poquito, y no entendiendo mucho, entender que hay algo más.
―¿Qué es?...
Te lo digo ahora, observa, entiende esto, olvida lo que has aprendido, todo, y cuando digo todo, es todo, va sólo y exclusivamente de amar, por tanto, de aprender a amar. Párate y observa respira, ama, comete la vida y esta será un regalo.
Será como esa bella y serena puesta de sol donde una pareja pasea su amor, donde un anciano al que no conoces, que ha vivido lo suyo, reflexiona, con la mente a lo mejor en blanco pero aparentemente sereno y en paz consigo mismo.
Y podrás materializar tu realidad al desear decirle de cerca, lo mismo que le dirías a las hojas que juegan, o a los pájaros que emigran, o al cielo que oscurece porque el Sol se va a descansar.
Que los amas. Que amas la vida. Lo harás y doblando el espacio y el tiempo sincronizando tu mente con tu corazón, será entonces cuando un guiño cómplice a tu atención te será mostrado.
Se puede y ocurre, más de lo que crees...
Pensamiento, realidad, consciencia, percepción, interpretación, sincronicidad, números. Todo en un instante, microsegundos imperceptibles, como suspendidos en un instante congelados que cambian la realidad, o realidad que llevas a tu terreno acorde a tus pensamientos.
―¡Oh sorpresa!
A partir de ahí interpretas.
―¿Soy yo?, ¿es algo o alguien ajeno a mí?, ¿es mi otro yo?
―¿Qué es?...
―¡Vaya! ―no me había dado cuenta. ¿De qué? ―no nada, de esto, de aquello.
Asociación disparatada, coincidencias inverosímiles, esta es la interpretación ajena a ti desde el mundo real y racional.
―¿Casualidades? ―mejor me callo no me iban a creer.
Pero íntimamente sientes que estás inmerso en un proceso acompañado.
―¿Quién te acompaña?
―¡Qué más da!
Si lo buscas te aseguro que lo encuentras afirma uno que parece ser que sabe de qué va esto y te miran entonces raro siquiera si osas hablar de estos temas, porque te etiquetan de charlatán, de persona desequilibrada, de vivir inmerso en estados alterados de conciencia por procesos cognitivos absurdos. De vivir de espaldas a la realidad. ―Seguramente ha pasado por experiencias traumáticas en su infancia o recientemente. Es tan sensible. Le da por leer cosas raras. Siempre fue así, como ausente en su mundo, no se integra― se le oye decir a uno. Otro que también parece ser que lo sabe todo.
¡Hay tanta gente que lo sabe todo!
Pero tú sigues atento, observando, siguiendo el juego. Los números y las letras en determinados órdenes informan desde planos superiores. El título de una canción, una misma melodía, una noticia que te llama la atención, procesos paralelos a tu rutina diaria. Reuniones, discusiones en el trabajo y con los tuyos, estrés, noticias, la compra, llegar a fin de mes.
―¡Vaya! me han puesto una multa. Todo sigue una agenda inalterable.
Los ves dormidos, o eres tú el que estás dormido.
¿Qué interesará? ―¡Ah sí!, el fútbol, la política, el dinero, la religión, el ocio, todo pura distracción, parece mentira que no me acordara, en que estaré pensando.
Todo tiene su parte difícil, estudiar, investigar, desechar, discernir, seguir. Buscas un hueco en el día de comunicación contigo mismo. Lo buscas en determinados momentos y de diversas formas. Buscas una conclusión que de sentido a esto:
Observas a una pareja paseando de la mano y un poco más adelante, un anciano en un banco con las manos rugosas por el tiempo aferradas a un bastón que le sustenta, dirige su maltrecha mirada al frente. El aire mece suave las ramas de un árbol y las hojas en el suelo juguetean al vaivén del aire anunciando que pronto vendrá una nueva estación. El sonido de la naturaleza existe. Unas nubes caprichosas en sus formas. Un recuerdo, un sueño, una bandada de pájaros. Se empieza a poner el sol, y el aire limpio entra en tus pulmones tras una inspiración consciente...
―¿O es un suspiro?
El anciano se levanta y se va, las hojas siguen jugando, los pájaros se alejan. Todo se presenta como si se tratase de una metáfora de la vida misma. Mañana será otro día.
El tiempo lo doblas, o bien buscas reescribirlo en tu realidad. Cuando lo doblas, logras domar tu parte inconsciente a tu antojo. ―Lo ves ha vuelto a ocurrir. Miles de años de evolución para apenas haber evolucionado un poquito, y no entendiendo mucho, entender que hay algo más.
―¿Qué es?...
Te lo digo ahora, observa, entiende esto, olvida lo que has aprendido, todo, y cuando digo todo, es todo, va sólo y exclusivamente de amar, por tanto, de aprender a amar. Párate y observa respira, ama, comete la vida y esta será un regalo.
Será como esa bella y serena puesta de sol donde una pareja pasea su amor, donde un anciano al que no conoces, que ha vivido lo suyo, reflexiona, con la mente a lo mejor en blanco pero aparentemente sereno y en paz consigo mismo.
Y podrás materializar tu realidad al desear decirle de cerca, lo mismo que le dirías a las hojas que juegan, o a los pájaros que emigran, o al cielo que oscurece porque el Sol se va a descansar.
Que los amas. Que amas la vida. Lo harás y doblando el espacio y el tiempo sincronizando tu mente con tu corazón, será entonces cuando un guiño cómplice a tu atención te será mostrado.
Se puede y ocurre, más de lo que crees...
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