viernes, 23 de octubre de 2015

el teléfono descompuesto

Siempre en el limbo en su pequeña ínsula, a cobijo en su intimidad de la agresiva realidad objetiva, esa tan desconcertante, incoherente y muchas veces falsa que le tocaba sentir y que observaba receptivo. 

Aún eran necesarias más heridas, para que la luz penetrase e iluminase las entrañas de su Ser.

Hace ya mucho tiempo, por la puerta de Dios, en Babel, a este le dio por confundir las lenguas de los hombres. Pero ahora no hacía falta ya ni eso. Ni los traductores informáticos, ni su propia lengua materna impedían que desde el asiento de su conciencia corroborase el diálogo de sordos en el que se enfrentaban a diario, razas, pueblos y naciones.

Como en el teléfono descompuesto, ese al que jugábamos de niños, susurrando al oído frases y palabras a transmitir. Las que cuando llegaban a puerto ni por asomo se parecían al origen. Babelia de cognados. evolución en infinitas lenguas para no entendernos:

Night, nuit, nacht, nat, nakti, noc, nos, nueche, nueit, noite, notte, nit...

Τodos ellos emparentados para decir: noche. 

La magia de lo que siendo por no visto es...

Intuiciones, sentimientos, percepciones. Lo experimentado, lo límbico, lo sensible, lo que aún era suyo, lo que no necesita del logos para entenderse. 

No lo que tienes, sólo lo que siendo y sintiendo es...

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