martes, 17 de noviembre de 2015

trabajar

La palabra trabajar deriva del latín “tripalium”. Un yugo hecho con tres palos que se colocaba a los esclavos para azotarlos y que generaba fatiga, sufrimiento y penalidad. En contraposición al trabajo, el ocio, el tiempo libre, el “otium” en latín, como cesación del trabajo nos indica descanso y facilidad en tanto en cuanto dedicamos nuestro tiempo libre a dejar de sufrir y cesar en las obligaciones necesarias, entre otras cosas, por no ser hombres libres o nobles que no necesitásemos trabajar. Vamos que nos tocase la lotería o fuésemos herederos de inmensas fortunas que nos librasen (ser libres) de trabajar.
En la separación religión estado, occidental se dedican dos días para cesar de trabajar, a saber los sábados y domingos. De esta forma el viernes por la tarde noche se inicia el período de descanso en el que dejan de “darnos latigazos”, aunque no seamos conscientes de ello, para que repongamos fuerzas a través del “otium” e iniciemos la semana con renovadas fuerzas.
Cultura y ocio, cultura y espectáculos., cultura y costumbres. La asociación de la palabra cultura a la cesación del trabajo parece por inevitable no discutida. Educación, tan vinculada a desarrollar las facultades de los niños y cultura, de “cultivo” necesitan de espacios de crecimiento y en la sociedad occidental, al menos la cultura, se ha acotado al fin de semana, al nivel de la facilidad del descanso. Será que necesitemos estar pasivamente descansados para adquirir dosis de la misma. Me temo que no, pero así se nos vende.
El equilibrio occidental de trabajo y descanso rutinario, repetido e interrumpido por cuarenta días repartidos en vacaciones, nos dibuja a grandes rasgos un modelo, de un sistema, que por  aceptado, no es cuestionado. El ocio y el espectáculo, alimentados por la plaga de la publicidad, absorben por completo el espacio de descanso de tal forma y si te lo puedes permitir, que en el inicio del cese del sufrimiento ya sea rutinario semanal, o vacacional acudes a restaurantes, estadios de futbol, o salas de concierto.
Hábiles estos terroristas en Paris, atentando, haciendo daño donde más duele, en ese acotado y pequeño espacio del fin de semana donde la inmensa mayoría deja de sufrir para distraerse y evadirse de sus problemas. En el fondo este ataque a occidente, es al pilar de su cultura: El ocio, ritualizado en una fecha tan representativa persigue lo de siempre, generar miedo, pues este se siente cuando te hacen tambalear, tu orden, tus costumbres, sean propias o inducidas... 

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