«Big data» un aterrador presente de la IA (inteligencia artificial) que viene para quedarse y que busca perfilar patrones y retratarte como si de una carta astral fuese, y que necesita, tanto, todo de todo, como, todo de todos y todo sobre ti; Datos, más datos, paquetes de datos, capturas, clasificaciones, plataformas, análisis, acciones.
Empecemos, una vez más por el final.
Lo importante es disponer de muchos datos que permitan asaltar nuestra privacidad para retratar todo sobre todos, y todo sobre ti. Inclusive llegará ese momento, ¿por qué no? (si vale para algo), en el que analicen las veces que visites el baño. Ya avancé algo de esto en varios escritos:
plataformas, indicadores, metadatos, alimentos.
Para ello lo importante es descubrir cuantos más “likes” mejor. ¿De dónde? Principalmente, que no únicamente, de internet y de sus sistemas operativos.
Los sociólogos antes te hacían pasar sus cuestionarios tediosos de investigación social, luego desde anónimas llamadas te preguntaban (y siguen preguntando), que si esto, que si aquello. Ahora basta con saber una dirección IP, indagar por los facebook, por las páginas web que visitas a través de buscadores, por las llamadas que haces y recibes, por tu ubicación activada en el móvil, por la cantidad de grupos y gilipolleces que dices por WhatsApp, por las veces que pagas con tarjetas de crédito, ¿por los nuevos electrodomésticos?, etcetera.
Una vez los procesadores recopilan la “info” nos archivan y clasifican en un gran grupo, la irrespetuosa inducción publicitaria, y de todo tipo y tipejos, según los intereses que defiendan, hace o hará el resto. Vayan diciendo adiós a su privacidad, (sobre todo cuando vean que su "pc" va a cámara lenta, por proscrito, hereje, o antisistema, o simplemente por pensar diferente, según te hayan clasificado) y denle la bienvenida, si de pronto se ven sin saber por qué, de forma absurda, haciendo esto o aquello que les permita sentirse integrado en un gran grupo.
Lo de pagar con dinero en metálico (ya le queda poco), comprar el periódico en el quiosco (ya le queda menos) y utilizar una radio y linterna a pilas (que ya utilizamos las del móvil, si son smartphones de última generación), serán sus últimos actos de libertad condicionada. Desprendidos de estos, siempre, como siempre, nos quedará... Vaya pues no sé qué nos quedará que no se sepa.
Referente a todo de todo, qué decir si como empresario deciden ganarse la vida. Sin el «big data», me aventura un conocido, no hay nada que hacer, salvo los que contraten, y cada vez son más, por poner sólo un ejemplo de un sector, el comercial, mercantilmente a autónomos para usar y tirar, con posibilidades imposibles, donde a falta de datos precisos de a dónde apuntar y a coste cero, los neo-liberales del libre mercado se aprovecharán (a ellos siempre les irá bien) de ingenuos y fascinados individuos que ni por asomo, a no ser que se engañen, podrán decir que viven dignamente de su trabajo.
Por cierto, los partidos políticos con pasta ya utilizan el big. Lo hacen y ganan elecciones engatusando a los que necesitan, tras analizar sus grandes datos, perfilar estrategias y conseguir arrimar a su causa. a la ciudadanía.
Así están las cosas en esta carrera desenfrenada por sobrevivir y posicionarte mejor que tus competidores, y es que la famosa frase de Bacon o de Gates o a quien se le atribuya de «información es poder» sigue y yo diría que más que nunca, con tanta tecnología terrible y devoradora, vigente.
Acabo, yo no necesito que me retraten, que ya con mis escritos me perfilo a mí mismo un grandísimo «big data» con el que seguir batallando, sólo que este, anuncia no algoritmos acumulados con inquietantes flechas cambiando de dirección para conseguir objetivos entre, síes y noes, unos y ceros, sino un ejercicio constante y sin tregua por desenmascarar este absurdo circo de progreso, donde de cabeza a la inteligencia artificial, se arrincona la consciencia del hombre, en busca de su caza y captura.
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