miércoles, 4 de enero de 2017

noches, mañanas, tardes, invernales

Las noches eran estrelladas, como granos de azúcar esparcidos, limpias e inmensas.

Las mañanas escarchadas y húmedas, de recuerdos nocturnos, con acordes de trinos de vuelos imposibles, juegos de pareja, de salto en salto al cobijo de árboles centenarios. 

Las tardes, tranquilas y serenas con perfumes de encinas, chimeneas encendidas, al abrigo venidero de aires penetrantes y limpios, sin dióxidos, ni retenciones, ni prohibiciones. 

Sólo humos y oxígenos, mezclas de embrujos placenteros.

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