viernes, 2 de febrero de 2018

sesgo cabal

Hay una trayectoria cabal de punta a punta —cuerda— que nos indica convencimiento y racionalidad que nos calma y tranquiliza. Aun así, entendida como una línea recta, lado largo, pero distancia corta, hipotenusa que no se quiebra por ángulos ortogonales, nos anuncia inevitables sesgos cuando se equivoca el destino. 

El sesgo también tranquiliza porque confirma intereses (que no verdades) por que justifica credos (que no certezas). Las direcciones más largas no gustan si ello conlleva espera. Preferimos atrochar por atractivo y alcanzable, por creer vislumbrar el espejismo del otro cabo, aunque ello suponga eludir lo que por complejo se nos presenta, ondulado, inexplorado o inalcanzable.

La impaciencia que se deriva en atajos a los que cuando se entiende se llega, sosiegan de forma fugaz por la inquietud de malentender que en el fondo no son metas. No se trata de deslizarte por un tobogán que acorte tiempos, por el sesgo de rumbos marcados por la diferencia entre tu esperanza y lo que crees. 

Se trata de visualizar tu entorno interpretando de forma juiciosa y ecuánime, obviando lo que por inexacto o inducido distorsione tu verdadera percepción, la que sabes, deviene de la experiencia vital que enseña lo que trasciende, lo inalcanzable, las sincronías de la vida que acompañan y timonean, no la que es impuesta malintencionada, que por ventajista y adulterada, silenciosa e inobservable, responde a intereses espurios.

Este escrito epílogo del 2017, es un toque dirigido a quienes sepan de ello y lo envuelvan, como a todos aquellos que desde gobiernos, medios, empresas, corporaciones, editoriales, agencias, trabajos, ocios, se cuestionen si su aparente cabal racionalidad (la que les tranquiliza y apacigua y les motiva a seguir) es inducida, falsa o sesgada.

Tanto, si son conscientes de ello, cómo sin saberlo fuesen utilizados por terceros, para que en algún momento de sus vidas se cuestionen sus principios y verdades (la evidencia de sus actuaciones) y dejen cabida en un acto sincero de introspección y apertura a la llamada, trance o recuerdo de lo que portan más valioso y que, de seguro, no les va a desviar. Su único sesgo cabal:

Su Ser.



Artistas: Ólafur Arnalds & Nils Frahm
Álbum: Trance Frendz
Canción: 20:17

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