Los elementos requerían verse desde arriba, y como mínimo disponer de una imagen proyectada dibujada en alzado de los cuatro puntos cardinales.
Así iniciaría el bosquejo, “tallando los leños”, desarrollando por su mente las ideas, desde incipientes trazas iniciales para con posterioridad cobrar forma y manifestar el plan concebido.
Se encontraba delante del ordenador iniciando su gestación de camino a la tridimensionalidad orbitando lo extruido, levantando e interseccionando los planos desde diferentes ángulos.
Se permitía observar los progresos. A veces, la mayor parte, borraba lo que no tenía sentido, otras, las más, recreaba formas inconclusas hasta donde podía llegar.
Necesitaba tiempo, orden y conocimiento de preceptos, disponer de los programas que pretendían concretar ese futuro, ser enseñado y entrenarse. Podía congelar las imágenes en diferentes e infinitos puntos de vista.
Crear copias, texturizar, bloquear, ocultar y recrear e imitar la naturaleza. Hasta manejar el tiempo, muy a su pesar de encontrarse de vez en cuando con bucles que amenazaban con no responder.
La foto simulación enseñaba el resultado, revelaba la incertidumbre de lo enfocado. Lo increado archivado a la hora del mes y día necesitado, sin lugar a error.
Herramientas del progreso a imagen del Arquitecto de la vida, tallados, construyendo desde el presente, diseñando futuros.
La analogía era clara, demasiado meridiana, un tanto hermética por su principio fundamental:
Somos ese sustantivo fotosensible —haluros de plata animados de vida— creado por la luz. los que también sin saberlo crean su propia realidad. Por definición un Ser nimbado, nunca gobernado, a la espera de observar (de otro modo) y ser, seguramente, observado.
Y la teoría de una realidad holográfica, de un universo cuántico que necesita mirar para materializar, medir, la disección de Bohm cuestionando lo objetivo, el círculo perfecto que nos proyecta.
Transformadores de un modelo a seguir donde se nos muestra, efectivamente, que tal cómo es por allá arriba, también lo es, como testigos de esta realidad que somos, por estos lares.
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