Los días de oleaje queda la orilla tendida y ancha. Las pisadas desaparecen lavadas de espuma blanca.
Gusto entonces de asomarme, llegar quieto, mirar al horizonte, a las olas bravas y también a las minúsculas y humedecidas partículas de playa.
Rastros que se escurren en un manto cómplice y plano con un mar que te gana. Esa sensación de tener algo y que ese algo se te escapa.
La ola se encarga de borrar los dibujos, las letras y muñecos de palo, las pisadas marcadas.
Las huellas fugaces, percepción de belleza, son estrellas que se sellan y marchan.
“Señales” que doblan a
los granos de playa, componiendo en frases, en nuestra esquina, en un libro de
letras, acordes de vida.
La orilla se exhibe compartida y fronteriza.
Rompe la ola, avanza, aplana. Delata que tu verticalidad
en tu medio no es propia del suyo. Alzo la mirada.
Que con el agua y la arena sólo
se te permiten modelar castillos y murallas. Que con las estrellas la sinfonía
de signos te toca el alma.
Y las letras, los granos o las semillas, se unen en palabras, y las palabras en frases, y las frases en oraciones, plegarias...
Movimientos donde todo respira en común.
pista 11: the window (la ventana)
Semana del 03/12/2022 al 08/12/2022
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