A la vista de mis delicados ojos veo romperse no pocas cosas.
Para evitarlos mi brújula señala direcciones sometidas a fuerzas gravitatorias. Bajo su influjo mi trayectoria selecciona posiciones que eviten desastres, propios y ajenos. Sometido a su designio lo ordenado se escribe bajo su atracción oportuna conduciendo a alguna parte...
Una explosión, una catástrofe, una desgracia, es un desastre. Una pérdida, un accidente, una confusión, otros desastres. Roturas en mil pedazos. O pueda ser que algo se rompa en mil pedazos para que lo que venga normalice y mejore estados anteriores. Hay veces que dudas que el precio de todo esto tenga que ser así.
Pongo este ejemplo; un edificio en esqueleto sin acabar paralizado incumple normativas y tras décadas de litigios se procede con cargas para cumplir su sentencia. Fuera del alcance de la vista algo se reordena a mejor. Liberación que los escombros de destrucción, cemento y hierro dejan.
13.800 millones de años según la teoría del Big Bang concentrado el universo por aquel entonces en un ínfimo e infinitamente pequeño punto la materia (la singularidad) explota, pura inflación, para con posterioridad enfriarse y expandirse en lo que hoy conocemos. Ha pasado una eternidad.
El punto extremadamente denso era el propio y mismo universo. La Eternidad (esta ahora la pongo con mayúscula) decidió crear a partir de ese punto la no-eternidad. Se crea el espacio y el tiempo, el vacío y la materia. Y así hasta ahora...
¿Un desastre?
En la reordenación en ese tiempo
y espacio con los escombros iniciales se crean las galaxias y los astros y los
esféricos y orbitales planetas. Dicho de otra forma, la
entropía como medida del desorden busca su propio equilibrio. Los astros evitan
el desastre. Todo orbita sobre algo, hasta las galaxias. Todo se ordena en esta
no-eternidad infinita del firmamento.
Ya no hay desastre respondo.
“Des” es el prefijo que indica
negación, sentido contrario de la palabra que acompaña. La palabra acompañada es
la del título de esta entrada “aster” las estrellas, que son los astros o los
cuerpos celestiales. Si, ir con los astros evita el desastre, la explosión que
se deriva en tantos sinónimos repartidos, repetidos y adversos del principio y desarrollo de estas líneas.
Del resto de días y de horas la influencia se diluye en el condicionamiento rutinario y surgen desgracias y catástrofes ajenas, las confusiones ocupan estallidos. En este mundo de desalmados que vociferan la destrucción del otro que no piensa como tú, la vida llama para que se rescriba un nuevo orden bajo influjos y posiciones advertidas a la miopía de algunos.
Toda la clave 1 “lo creativo” la creación como fuerza primaria, la energía potencial para manifestar inspiración sin límites, ha estado marcada en este último ciclo global hasta ahora por la clave 32 “la duración” la que nos dice que lo único que perdura es el cambio, profundamente preocupada por cierto por el éxito y su miedo al fracaso. Así nos va... La creatividad que es la cerradura de “el ejemplo” estará marcado los próximos años a partir del 2027 por la llave individual del hexagrama 57 “lo suave” la claridad, el extraordinario poder de la claridad:
La toma de conciencia.
La 57 solar y mi 10 inconsciente terrenal se unen en estos días en la forma perfeccionada. 51 terrestre actual y 25 personal solar en la potencia de la iniciación. De su línea 57.3 (la de hoy) denominada la agudeza, dice Ra de sus portadores que es la inteligencia perfeccionada que elimina la duda y asegura la manifestación.
Estos son los influjos, sombras
terrenales advertidas por estos días de esta sociedad paralizada gobernada
por algunos líderes intolerantes que ojalá deriven en un futuro cercano en el milagro de la
claridad, despertar de toma de conciencia, florecimiento de la misma
sociedad, influjos decía, que hoy me tocan dentro y muestro.
Cioran un pesimista bien lucido no dudaría en comprenderme.
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