Esta
entrada podría explicarse desde cualquier circuito de Diseño Humano. Es una
cuestión absurda abanderar la Verdad (con Mayúscula) desde improntas sólo lógicas
o emocionales, individuales o colectivas.
De
hecho, aunque se oiga también requiere disfrutar su contenido a través de sus
palabras leídas interiorizando y apoyando gráficos que adjunto al encantamiento
de su hechizo.
Ya
anunciado en coyunturas esto va de convergencias y de longitudes de onda.
Ocurrió el pasado día 15 de julio de 2024 por la tarde. Ahora que tecleo en el programa Maia esa impronta desdoblada, ese instante, entiendo lo ocurrido.
Veía un vídeo de la
psicóloga Alejandra Casado sobre la “lógica global convergente” basada en la ley de los tiempos de Jean Pierre
Garnier Malet.
La
longitud de onda del talento desarrollado, aceptación de conocimiento de hechos antes de hablar donde la opinión concuerda con la
realidad observada, más la lógica divergente de preguntas y respuestas en
ese instante estaba ante mi atónita mirada.
El
tiempo como separación de la pregunta y su respuesta y el campo cuántico desde
mi percepción desvaneciéndose —svanire— después de fijarse a mi paso en ese preciso
instante.
Una
respuesta de entre un millón de respuestas. El pasado buscando en el futuro
para atraer al presente esa refutación.
Cierto
es que el circuito del entendimiento lo conforman siete canales y aquí entre
conexiones y tránsitos tres estaban definidos. Concentrado en lo esencial,
compartiendo el contexto del maya en ese instante, explorando experiencias en eso me encontraba.
La
lógica global convergente se mostraba para mi entendimiento. Un Nada
indivisible superior vértice del triángulo equilátero de la vida —propósito—
de preguntas y respuestas siempre a nuestra disposición.
Si,
efectivamente preguntamos para obtener respuestas ahí en el medio. A más
densidad en la base lo único que nos interesa en este tiempo lineal es
sobrevivir, en lo biológico protegernos. Escalando más hacia arriba nos
volvemos emocionales y competitivos y ante las dudas existenciales sustituimos
lo que nos falta con el mental de nuestro yo.
Hasta
aquí se conforman los ”errores” o los marcadores
de Hamer distorsiones de nuestra realidad material.
Lo que viene a continuación es el tiempo no lineal de cabeza a ese vértice del triángulo.
Creencia es ese punto
tangente que pertenece a ambos lados, co-creación de la realidad abajo y lógica
y campo cuántico más arriba para ya ligeros llegar desde el lado convergente de
la observación al propósito de vuelta.
Un
lamento es lo que se desvanece. Una melancolía, capacidad evocadora y
cautivadora de violines, donde nace la conciencia de ese estado primario. Un
límite fronterizo que el programa define en el alma para que desde la observación encontremos en las infinitas respuestas que te da tu yo desdoblado y futurible la respuesta a tu recorrido de vuelta a la Unidad.
Entendiendo
esto; la fragancia de esa familia de cuerdas sonando como una sola voz transforma su lamento cuando manifiestas en que consiste vivir, la belleza
y la paz en ascenso del recorrido dhármico en ecos desdoblados.
A la Verdad oculta de quien clama, por su pretensión para que te escuches y sepas de una vez porqué estás aquí, a que
viniste… aunque te cueste entender que hay respuestas
precisas y cuánticas que te hablan.
Que
encontrarlas desde nuestra percepción es conocimiento, donde
radica la corrección, el propósito de nuestra única obligación verdadera, aprehender precisamente esa belleza de nuestra realidad.
Circuito del
entendimiento. Canales: