jueves, 3 de octubre de 2013

no dispongo de la verdad

No dispongo de la verdad. Analizo lo externo más bien como observador social, por si encontrase certezas que verificasen de forma empírica el devenir de los acontecimientos. De venir o prevenir, “de” y “pre” como sufijos  que se adelantasen a lo que tuviera que venir. Los analistas de riesgos ejercen de continuo esta manera de analizar sondeando lo pasado, desde el presente  para allanar cualquier sorpresa no deseada. Las probabilidades y sus consecuencias  les permiten evaluar  riesgos calificándolos, que no siempre erradicándolos, de no ser que se tomen medidas.
El ejercicio anterior es la única manera eficaz de sortear la incertidumbre, y no garantiza ni su precisión, ni la verdad. Es sólo un ejercicio de atención tan necesaria como exclusiva que permite ser más consciente. Y ser más consciente es estar más despierto.
A un árbol que le dediqué una trilogía le han salido brotes en su doblada base. Los demás que le acompañan a lo largo de la calle se preparan un año más para recibir el otoño. No me percaté de esto hasta ayer mismo. De hecho hacía tiempo que no le prestaba atención. Ayer si, y unos metros más adelante los mundos superiores que habitan en mí, me  confirmaron, así lo he entendido, mi atención. Sonreí miré al cielo y lo agradecí. No dispongo de la verdad como no sea que intuya que un mínimo gesto sincero de amor pueda conmover y sacudir los cimientos de la creación. Si este gesto lo hiciéramos todos cambiaríamos el futuro dado que en lo concerniente a nuestros actos la responsabilidad de lo que venga, aunque no lo crean, es única y exclusivamente nuestra.