Oficialmente en un calendario cósmico que reflejase la
historia del universo comprimida en un año, toda la historia de la
civilización humana ocurriría en los últimos veintiún segundos del último
minuto, del último día del año, en el mes de diciembre. Pero no se piensen, los
neandertales nos los encontramos en los tres minutos anteriores, los primeros
primates el día anterior en la última hora, la extinción de los dinosaurios más
o menos a medio día del mismo treinta, y su irrupción el día veinticinco, los reptiles
el veintitrés, las primeras plantas el diecinueve, y el origen de la atmósfera
el día uno.
Si todo esto ocurre en el mes de diciembre, para enterarnos
de cuando se originó el sistema solar nos tenemos que ir al mes de septiembre cuando a
primeros y al final del mismo aparece la vida en la tierra. El origen de
nuestra galaxia nos llevaría al mes de enero al final del mismo y el origen o
“big bang” en el instante o primer segundo del día uno obviamente del mismo mes
de enero.
Se quedan cortos los veintiún segundos actuales dentro de
los últimos diez minutos del último día del año, frente a los cinco días de
dominación “dinosáurica”. Los reptiles nos llevan ocho días de ventaja y las
plantas (posiblemente las más inteligentes) doce días, no digamos ya la presencia
de oxígeno tan necesaria para nuestra existencia, para el día uno del mes de
diciembre, ni que decir si nos comparamos con relación al famoso instante o
“big bang” del mes de enero.
“Yo pensaba y creía” es toda una frase que encierra hasta
qué punto no somos ni siquiera capaces de ubicarnos en escala, con todo lo que
conlleva de humildad y consciencia de saber desde cuando y donde estamos.
Dicen que los límites inexpugnables de las leyes físicas que
nos recuerdan nuestra finitud nos las impone el hecho, al menos mientras
vivamos, de existir no más allá de la órbita de Saturno.
Aun así, yo pensaba y yo creía, aunque no sabía en el fondo
que no pensaba, mucho menos ni en que creía. Y, aun así, de nuevo, como dice
Edward de Bono, autor del “El pensamiento lateral”:
“No tienes que ser inteligente, pero yo creo que tienes que
ser abierto a las posibilidades y estar dispuesto a explorar. La única gente
estúpida es aquella que es arrogante y cerrada.”
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