La canción eres tú, me lo dicen ellos, o Él o mi otro yo
cuántico, o quien sea.
No, no soy yo refiriéndome a un tercero, diciéndole que
siento. Son, seguro, mis guías. Fred Hersh sólo acaricia con sus manos un
piano y la interpreta y la siente como yo la siento, como una emoción, porque
ahí la canción es Él.
La escucha o escuchan a través de mí, porque quienes
sean, quieren sentir mi emoción. Y me lo dicen, porque saben que me alimento de mi sensibilidad, de estar
receptivo y fijarme, y a cambio alimentándoles con lo mejor de mí, me susurran
verdades, vientos ineluctables que elevan vibratoriamente la consciencia de mí Ser.
Sí, si la canción soy yo, y no lo sabía. Mi emoción que sería
verte para oírte, oírte para sentirte, sentirte sin más, escuchar cuando miro,
tocar cuando oigo, abrazar y mucho más, es su emoción, la emoción que expresase
cual una etérica caricia, musas de amor sin más.
Tú y sólo tú, sonando para mí. La canción eres tú, que soy
yo, si logras entender, que hay algo más, y ese más tan sólo encerrase un poderoso
mensaje. Y ese mensaje, sólo y lo digo bien alto fuese, tan sólo Amor.
La canción soy yo, y si la oyes como yo o como Él, la
canción serás tú.
Una vez más desperté en este absurdo y liado mundo de
sordos, busqué un retiro, me aparqué, paré, pero la canción, tal y como lo
entiendo, porque así me lo han dicho, soy yo, y sí, lo confieso, no lo sabía…
Amor, es el espejo gemátrico de lo
incognoscible, que es decir, Dios.
The song is
you.
Fred Hersh. “Sólo”
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