sábado, 12 de julio de 2014

ad infinitum

Podéis seguir hablando “ad-infinitum” de lo que queráis.

Sólo desde las emociones sentidas podréis traspasar el velo que aun nubla vuestras miradas. Esas que no ven lo que de continuo se te muestra. 

Ahí arriba, o a tu lado cerquita, se te acompaña, y aun sintiéndolo, y viéndolo, y mostrándose, si quiera atisbáis y llegáis llegamos― a entender, a comprender y asimilar de qué va todo esto. 

Estamos ciegos.

Sólo intuimos con que impecabilidad en nuestros pensamientos hemos de comportarnos. Razón máxima que vale, cuando logramos reequilibrar nuestras emociones para comportarnos justamente con nuestros semejantes. 

Ya sabéis como se llama eso.

Hasta qué punto es sincero, reflexiona por favor, unas gracias, o un perdona, lo entendí mal, un lo siento, te arrollé, no te deje espacio para respirar, me equivoqué, tú también sufres y ríes y amas como yo, no más que yo, ni que tú, ni que él. Por favor respira, respira de nuevo, reflexiona, párate:

¿Lo escuchas? ¿Lo ves? ¿Lo sientes? ¿Lo entiendes?

Podéis seguir hablando indefinidamente, de todo, hasta que se te muestre. Aunque sea con la tenue luz de la luna en una fría noche de un invierno cualquiera y ya nos acompañe de por siempre y para siempre en nuestras vidas.

¿Qué más querríais  comprender si ya no estaríais sólos?



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