"Toco para mí y cuando lo siento y me siento bien sé que transmito". Paco de Lucía explica de forma magistral lo que significa interpretar su música y hacerte llegar su arte.
Esto es válido para cualquier acto creativo; escribir, pintar, tocar un instrumento.
Se actúa desde el corazón para ti, que no desde la mente. Desde donde habita el Ser, interior hábitat que conexiona con nuestra verdadera naturaleza divina. Si esto lo sientes transmites y si transmites para ti porque así lo sientes, llegas.
Los aplausos son el agradecimiento sincero del que siente lo que le han transmitido, pero no los necesitas cuando sabes qué y cómo lo has hecho.
No obstante, decía Paco de Lucía cómo a veces, cuando componía, se acostaba eufórico por un acorde creado, para al amanecer volver a escuchar y no sentir emoción alguna.
Ese ejercicio de exigencia, sólo la alcanzan genios como él donde sólo se entiende la existencia queriendo alcanzar lo máximo que llevas dentro.
Quimeras inalcanzables de auto-exigencias máximas, los creadores autocríticos en su esfuerzo, en su mundo, siempre quieren más.
Buscan la perfección y buscar esta, es encontrar la esencia misma de la verdad por la que viven.
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