jueves, 8 de junio de 2017

librepensador

Soy un individuo librepensador y consciente, indivisible, que crece, estima, compara, pesa, evalúa y trata de entender por completo lo que sucede y le sucede elaborando desde el respeto, aun equivocándome, juicios personales.

El sistema con el único objetivo de reglar la actividad colectiva según sus programaciones y su manera de unir y organizar lo indivisible, lo sabe, y no permite que se le cuestione. Si a algo teme sin duda es al individuo pensante por si mismo. Para ello, entre otras cosas, será que  vigile en guardia sin descanso.

Los sistemas de diversa índole, ya sean cerrados o abiertos, conceptuales o físicos, artificiales o naturales, dinámicos o estáticos, complejos o simples, inertes o vivos, se agrupan con objeto de perpetuarse o crecer. Ideologías políticas o religiosas dan muestra de ello a lo largo de los siglos.

Una sociedad, una comunidad de personas que se organiza permitiendo la desigualdad, desde la inconsciencia de su individualidad que le hace en su ego mirar para otro lado, donde el hombre consciente, así lo siente, está abocada, expuesta a un resultado determinado por lo general, nos guste o no, negativo, que producirá inevitablemente un daño o perjuicio en el sistema.

Por tanto, para agrupar individualidades, libres pensantes que no perturben al sistema, este necesita de personas justas, ecuánimes, equilibradas que luchen por una educación donde se aprenda a pensar, a razonar y combatir la desigualdad revertiendo al hombre inconsciente hacia la consciencia, donde el hombre sabedor de su propia existencia se solidarice, actúe, crezca, estime, compare, evalúe, entienda y respete todo lo que le sucede y sucede, de tal modo que el sistema, por necesario en el sentido de agruparnos en única dirección bien entendida, sea justo.

Los modelos actuales sintiéndolo mucho, y aunque parezca que favorezcan un determinado bien común, desde el momento en que, diferencian, explotan, se enemistan, se atrincheran cerrilmente en sus ideologías y credos, como sistemas cerrados, conceptuales, artificiales, estáticos, complejos, inertes, no valen, porque lo que necesitamos es apertura, flexibilidad, simplicidad, dinamismo, vida, naturalidad, para perpetuarnos como especie, de tal modo que nos respetemos en el presente y se nos respete en un futuro.

Individuos librepensadores, conscientes, agrupados en sistemas como seres humanos, moradores de este universo en este ínfimo punto azul, esta pequeña huella donde detenerse llamada Tierra, con la intención seguramente absurda e inútil para muchos, de tratar de entender de que va todo esto.


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