jueves, 15 de mayo de 2014

apología

No pocos políticos, en este país hacen apología, la acción de hablar (logos) en defensa de alguien o a favor de algo. En concreto, la que hacen es apología de sus  discursos, de sus postulados, lo cual no es delito, si no fuese porque sus discursos, cuando las preguntas son directas y no les gustan, o cuando se trata de sacar réditos electorales,  tienen por objetivo driblar la inteligencia, a base de medias verdades. Sin embargo insinúan, a río revuelto, que si se consideraría apología del delito y del odio la libre expresión desde las redes sociales, cuando lo que se pretende es servir de justificación para ejercer un control sobre la ciudadanía que les permita seguir regateando a la inteligencia y a la misma justicia. Seguimos viendo sobres y cuentas en paraísos fiscales, que es delito, y a una ciudadanía perpleja que se siente estafada, cómo no sea por algo tan obvio como que no cumplen ni una sola promesa electoral. 
No pocos políticos voceros  bien intencionadas adláteres de sus presidentes, ajenos al delito, faltaría más, cómplices silenciosos,  miran para otro lado y escrupulosamente utilizan el lenguaje con discursos del tipo “no me consta” o el falaz y electoral “estamos saliendo de la crisis” o “el empleo crece” que para que matizar de que tipo es y en qué condiciones económicas se da, sabedores de que el poco trabajo que se está ofreciendo es precario e indigno. 
Yo a eso también le llamo apología. Apología de la desvergüenza. 
Las dictaduras encubiertas bajo las banderas de las democracias persiguen objetivos comunes ya que lo que está en juego es que las castas se perpetúen en el poder y para ello cualquier forma de librepensamiento, que cuestione desde la argumentación objetiva los hechos,  ha de ser eliminado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario