domingo, 6 de junio de 2021

wu wang

 

勿忘

 

“el hombre ha perdido su Tao, el sentido de su vida, su camino, y el que pierde el camino se ve invadido por la angustia de lo incierto”

D.J.Voogelmann

 

Subido en la escalera siguiendo indicaciones maternales guardaba en el altillo del armario el edredón de invierno. A la derecha una librería ocupaba el lateral de la habitación.

Antes de bajar en la penúltima balda una pequeña escultura de rostro femenino dibujado en una piedra y el lomo de un grueso libro llamaron su atención. La escultura, bibliotecaria pétrea al cargo de los libros prestaba el Yi-Ching traducido de Richard Wilhelm.

Lo llevó a casa y al día siguiente leída la presentación y el prólogo de Jung, al adentrarse en la experiencia de la experiencia desprejuiciado y curioso al igual que el pionero de la psicología profunda consultó el oráculo a su manera.

No hubo pregunta, porque no era necesario preguntar, ni método alguno ortodoxo de lanzar monedas, ni tallos de milenrama. Tan sólo una respuesta de un hexagrama concreto que decidiese que en ese momento se revelase su más íntima esencia.

Al dejar discurrir las hojas el azar se detuvo en una.

Como en tres palabras páginas de palabras señaladas, como en tres puertos, caladeros de escritos a reconsiderar, como en tres lágrimas de neutrinos, melodías de ángeles permutando ensoñaciones, desde otro plano muy cercano esperaba lo inesperado.

La página en ese instante capaz de responder sin sutilezas fue:

La del hexagrama 25.

La puerta de la inocencia que muestra la naturaleza directiva del espíritu. Arriba Lo Creativo en el Cielo abajo lo Suscitativo el Trueno, los dos trigramas de su Sol.

Y a esa hora en ese instante a las diez de la mañana de un sábado día cinco del mes de junio del presente año, porque más adelante lo vio, en perfecta simetría acogió al Shock, una Luna también suscitativa que pasaba por allí.

Asombro de una iniciación que persistentemente le encuentra para que se rinda a su yo superior, mutación de una consciencia en evolución desapegada en forma proyectada al dictamen de su corazón que trata desde la experiencia de su experiencia de sacarte de tu complaciente y aparente seguridad para que ahora, iniciado el movimiento, seas tú el que sepas descubrir tu Tao.


escultura de León Coullaut
"La mujer pétrea"

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