Si la simplicidad es
verdad por natural y no fingida, trinos de fondo, sin disfraz
alguno, desnuda en si misma, sólo puede obedecer a tu propia naturaleza, que
por más compleja que en ti sea, la reconozcas, aunque sólo sea en la fugacidad
de un momento que pasa y se escapa, pero estuvo y viste y oíste y su impronta
dejó...
…ese momento puntual de luz es despertar…
Con
Herstchel y el descubrimiento del planeta Urano en el año 1781 se dio uno de
los pistoletazos a la era moderna. Dado que por aquella época no se conocían ni
a Neptuno ni a Plutón, durante años, se le consideró como el objeto más alejado
del Sol. En cierto modo una frontera.
Pero
ese mismo año otro hecho casi tan importante como este (al menos para el
pensamiento occidental) sucedió. Immanuel Kant publicaba “La crítica de la
razón pura”; El objetivismo y en cierto modo el empirismo, quedaban desarmados.
El objeto y las cosas en sí, no son iguales. El nóumeno de la razón se opone al
engaño de los fenómenos captados por
los sentidos.
Postula
Kant (magníficamente explicado con sencillez por Szta) que el sentido de las
cosas no está en las cosas sino en el modo en que el ser humano (desde el yo)
construye ese sentido en las cosas. Las cosas no son lo que son sino lo que
somos. Y lo que somos se proyecta sobre lo que es.
En
la síntesis del pensamiento kantiano el conocimiento de las cosas en sí mismo
está vedado. Hay fronteras que son nuestros límites y lo absoluto (llamémosle
como lo queramos llamar) nos es imposible conocer o acceder a él. Lo que
implica por nuestra parte en cierto modo renunciamiento o dicho de otro modo
humildad.
Al
parecer, en la evolución del ser humano hubo una transición interna al ser de
nueve centros que nació y coincidió con los acontecimientos importantes que
recalco de ese año. Una visión o paradigma de la realidad que invita según el
conocimiento transmitido, por inverosímil que nos parezca, a Ra Uru Hu en la posibilidad de una comprensión
diferente al explicar nuestro lugar y avances en el universo hasta hoy mismo
que el programa decidió y decidirá...
Está
en el mediterráneo, bajo el mar. Un telescopio se aposta sigiloso para observar
y localizar el flujo de neutrinos. Es el Astronomy
with a Neutrino Telescope and Abyss
environmental RESearch.
El
ANTARES su acrónimo.
La
segunda partícula elemental subatómica más abundante en el universo tan difícil
de detectar y que nos atraviesan e interactúan (sin cambiar la materia) de continuo,
es el objeto de su estudio. Nuestra fuente más próxima y abundante de ellos, ya
sabemos, los produce el Sol, pero Incluso nuestros cuerpos producen cientos de
millones de los inadvertidos pero presentes neutrinos al día.
Un
mediador de una fuerza muy débil que interacciona y es la única que puede
transformar o cambiar unas partículas en otras ya que la fuerza débil es la
única que sienten los neutrinos capaces en la fusión en el interior de las
estrellas de producir luz y energía (fotones) la primera partícula elemental
más abundante.
En
periodos identificados de cambios los paradigmas se suceden. El arranque de la
tecnología y el pensamiento del racionalista alemán―referencia
para nuestra sociedad y casi todos los filósofos posteriores― iniciado en 1781 de seguro, darán
paso a otros modos de conocer y al integrarse, de ver.
Si,
Antares está lejos y también cerca, es una estrella agonizante que se
convertirá a no mucho tardar en una supernova y si, es un telescopio bajo el mar.
Pero también es el nombre de un Centro de discapacitados intelectuales, entre
ellos autistas, próximo a mi domicilio.
Quién
sabe si a partir del 2027 se convertirán ―como límites de una época o fronteras
nuevas a establecer― en principios
alfa y omega escenarios del
advenimiento de los nuevos niños Rave que conformarán los “Pentas” que se
anuncian y enseñan en Diseño Humano, donde los neutrinos tan inductivos, de
esta u otra, o nuestra estrella solar, o de nosotros mismos, germinen en la
plena consciencia de la mutación del plexo Solar por supuestos ciclos
globales.
Intuyo
no queda mucho por afirmar y demostrar desde la ciencia que nuestra conciencia a
través de los bío-fotones que producen nuestros cerebros en su relación con la
luz establezcan una comunicación neuronal que nos vincule con nuestro Ser.
Lo
ven, obviamente los objetos y las cosas, nombradas y ordenadas en nuestras
bibliotecas particulares atisban nuevos ordenes de esa diversidad infinita que
desestructurada, pero, diferenciada, renovadas sus partes y reordenadas de
nuevo al proyectarlos conforman otro acercamiento a la Unidad o lo Absoluto.
Y por hoy¹ particularmente bien acompañado², atravesado de neutrinos afines con la posibilidad fugaz de despertar³, aunque sólo sea transitoriamente, que de alguna manera obedezca a reglas inmutables que en pocos años se puedan aceptar, aunque cueste conocer de forma simple y nos lleguen a aportar su inmenso valor.
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