Fui
divisando capiteles y astrágalos, frontones triangulares y bóvedas, confusas
pompas del granito y del mármol. Así me fue deparado ascender de la ciega
región de negros laberintos entretejidos a la resplandeciente Ciudad
Mi infancia son recuerdos de una azotea madrileña y de una manguera verde clara desplegada y enganchada por fachada a los grifos del hogar. De mi historia de juventud y madurez, contada, reinventada e imaginada por la ilusión de la red, algo saben…
Por hoy de camino a esa azotea se me vienen parte de esos recuerdos. El tiempo en su fluir me da claridad. Y es que desde la puerta de entrada en el último piso sólo había que subir uno màs. Escalones que llevaban al paraíso…
Mientras asciendo en este recién iniciado mes de junio con paso firme por mis ojos cerrados que viajan se asoma la algarabía chiquilla de sentirnos, por así decir, de algún modo rociados o regados (eran días calurosos) como si semillas fuésemos que con pocos años aún quedaría mucho tallo y ramas ver crecer.
Evoco que desde la cubierta al noreste se veía el arroyo del Abroñigal, progreso (iniciadas estaban sus obras) de lo que hoy es la calle 30. Al noroeste un descampado salpicado de pequeños montículos, cuando llovía, te embarraba el calzado cuando alcanzabas los otros límites de la ciudad rica. El desarrollo se olía y nuestra barriada era más bien modesta.
La casa de infancia era fresca y ventilada que por dentro tenía aires cruzados y desde la cubierta, trescientos sesenta grados de infinitas posiciones globales permitían visionar lo externo. Extendíamos las toallas y cerrando los ojos al evaporarse las gotas, las sensaciones de felicidad (las serotoninas y las melatoninas eran secretadas) se imaginaban trasladadas a playas vacacionales mediterráneas.
A la terraza se subía mucho, con y sin esfuerzo, que por entonces era el sitio donde secar al viento la colada de olor a limpio. También era esfuerzo lo que el invierno traía. La casa se calefactaba con carbón y la tarea de acarrear sus sacos se hacía fatigosa desde el cuarto a ras de suelo donde se almacenaba.
Llegando a la terraza del edén estoy, entreabro la puerta de acceso a lo resplandeciente. Bien me pregunté en su día hace unos años si en este recorrido, histérico, acaudalado y mediatizado he sido, que paralizado o idiotizado no crea, que yo sepa, o tal vez más de lo que yo sepa.
De soliloquios, ya saben, que contemplar el pasado, vivir el presente y aventurar el futuro son dichos, que investigo, que ligero de equipaje como en esos días de infancia acudo, que de humanidad y amor algo me impregne.
El retrato se va dibujando, se perfila, ya se fija… se diseñaron estos recuerdos para verse, escuchar majestuosos como si de himnos fuesen o sentir como se ve el progreso, se escuchen en armonías tonales o se huelan en depósitos de aromas a mil rosas disimiles, frescura prímula de brotes aparecidos.
֍
Aquello que avanza siempre es progresivo o porque no escalonado. En este eón, provenientes de universos anteriores, de ciclos en ciclos, emanados fractal-mente desde la inasible sublimidad en la que todo se relaciona de mil formas sólo hay que asociar y unir con paciencia las partes desunidas de forma correcta.
Al
penetrar las frecuencias de fondo siempre se desvían, no es que se desorienten, es que
se nos muestran combinadas, como una especie de refracción necesaria por entender, cuando salen, cual fue uno de los sentidos, dirección inequívoca que
se te otorgó.
Una
de las características de estos relatos de vida ha sido y
es la dificultad de siempre de poder fijar algo. Por fijar se entiende no vivir
sometido al vaivén de las improntas emocionales de cada momento, sino, aun empapado de ellas, dándote cuenta, equilibrado, extraer de su futilidad y trascendencia su aprendizaje y cultivo.
El
propósito del alma en vida (de lo que soy consciente) se manifiesta
investigando a través de un concepto difícil de entender como es el amor del
espíritu, estado del Ser, aceptando innumerables tipos de rechazo, para
configurar el propósito de vida (que es en mí y en todos) lo venido o por formar. El que sea, te corresponda y puedas encontrar.
Desde planos inconscientes pergeñados, urdidos o previstos, la presencia del Ser (el amor a uno mismo), se entreabre a enseñanzas que muestran que lo lóbrego, la oscuridad, las sombras, sólo son desconocimiento que tras largos procesos de crecimiento logremos transformar.
Mi
experiencia es un espejo integrador, una pequeña verdad, un atajo en el que te
puedas reflejar, si te miras, desprejuiciado, descreído, eso sí, con honestidad
y humildad en cuanto abandones la fatuidad de los filtros de tu también como yo subjetivo creer.
Emprendo todo tipo de acciones, persevero, para suscitar reacciones que como fuerza renovadora desde la experiencia personal (desde un yo) aporten sentido a la vida. Así se escriben palabras. Podrían llamarse por hoy, recuerdos, himnos majestuosos de bases inmortales o tan sólo la palabra cabecera de esta entrada que me pueda definir:
retrato.
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Base
de personalidad 5 sintetizadora frecuencia de entrada (cristal de
personalidad)
Base
subjetiva 4 ego frecuencia de entrada (cristal de diseño)
Tono
5 en personalidad (visión interna)
Tono
4 en diseño (visión exterior)
Color
5 en Personalidad (culpa)
Color
6 en Diseño (inocencia)
Sol
de Personalidad salida a esta realidad en puerta 25 (amor universal) y línea 1
(inocencia)
Sol
de Diseño salida a esta realidad en puerta 10 (Ser. amor a uno mismo) y línea 3 (mártir)
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