Era una vez más otra observación de una posible realidad.
Si lo lanzado fuese por él (su interpretación) lo recibido de vuelta, lo que se esperaba que viniese no sería más que una confirmación de lo inicialmente lanzado. No habría discrepancias sólo su ratificación. La ilusión, aunque fuese un engaño, cobraría un sentido propio sólo entendible por él y seguro por Ellos dónde a lo mejor se sintiese depositario de una esperanza.
Otro llamamiento más buscando ecos devueltos, aumentados, de ninfas desdobladas. La salida de un túnel a la vida, pasos:
“Every ending is a new beginning” Cada final es un nuevo comienzo.
Los seis ángulos del hexágono, los seis boomerangs planos que lo conformaban envolvían una especie de ilusión tridimensional de Gregory. Ahora un ocho infinito, ahora tres cubos isométricos incompletos, ahora otros cubos geométricos mentales que completasen faltantes.
En cierto modo el trisquel celta,
el spinner contenido en su mente de la realidad misma, la armonía del tres se
dejaba acariciar, envolver, accionar de otra forma:
_Dime hijo ¿Tu que ves? _Papa yo
veo un ocho si lo giras.
_Y tú. _Si hijo, yo también a veces, muchas veces. Y otras veces otras cosas, finales y comienzos, espacios referenciados:
“An ending a beginning” Un final de un comienzo.
La observación del espacio desde el infinito es una ficción que solamente puede materializarse mediante procedimientos geométricos, descomposición en un esquema que nos deja conocer los elementos que la forman.
La ilusión -su efecto-, su punto
de vista. La abstracción, el alejamiento de la realidad objetiva -su
correspondencia-. La creación del hombre mental que observa -su ilusión-. La
creación de la Mente Universal que te observa -su unión-, que tan sólo, es la
misma observación de ida y de vuelta que nos envuelve con constancia en esta
realidad…
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