CAPÍTULO XL
El movimiento del Tao es el retorno.El efecto del Tao es la flexibilidad.En el universo todas las cosas nacen del ser.El ser nace del no-ser.
“En el profundo silencio del bosque” esto es todo lo que pido. Niels-Henning Ørsted Pedersen, contrabajista danés interpreta esta maravillosa melodía que cierra esta entrada, o que abre esta entrada.
Y diréis que tiene que ver esto con
los nacimientos, las gestaciones o los círculos de la vida.
Pues todo y nada.
Pero me remonto a los primeros años de este siglo. Sin saber muy bien los motivos mi primer intento de trasladar mis experiencias y publicarlas (en cierto modo gestaciones) se hizo con esta música de fondo.
Esta melodía oída tantas veces me transmitía paz, y aún hoy lo hace. La paz que por aquel entonces escaseaba. La angustia que me invadía fruto de soledades, desprendimientos, salidas, responsabilidades, de no ser yo y ansiar ser lo que otros me decían, o me decía, debía de ser.
Y desde entonces sólo quise narrarlo de algún modo.
Transcurrido tanto tiempo me permito hoy ahondar en esta ocasión por los misterios de los nacimientos (los Crísticos, los humanos y los inanimados) pues justo es reconocer que mi periplo no hubiese llegado hasta aquí sin aquel intento y sin saber bien el significado profundo de una materialización (esta) puesta a prueba constantemente, que recientemente hace unos días celebró su retorno anual solar.
Hoy se celebra en el santoral la encarnación.
La lógica de gestación a nueve meses vista, del nacimiento de un niño precisa del
misterio de su concepción y el 25 de marzo es el día anunciado.
También hoy los Dimas están de felicitación. “El compañero crucificado”, el primer santo, que en recompensa a su arrepentimiento alcanzó el tan ansiado paraíso o edén.
Pero no,
no ahondaré hoy en esos otros misterios promesas de paz de quienes se desviaron.
En el calidoscopio fractal de
yuxtaposiciones de diseño y personalidad que quedó enunciado en “hipótesis indemostrables”, o más bien en los acompañamientos de “astros superpuestos” podría,
lejos de los pareceres o juicios cerrados (de la ortodoxia) validar mi atención
tanto para la vida animada como para la propia creación inanimada de las cosas
en todas sus formas.
En definitiva, como existencias
ambas se aferran y son y nacen a su manera hasta que dejen de ser en el sentido
de lo que conocemos.
Mirando hacia atrás haciendo
coincidir horas desde este día 25, otra
gestación literaria personal proyectó, allá por diciembre en el día de los
santos inocentes, el inicio de otro trozo menor de arco de un mismo círculo,
que no aunque se asemeje, la sección de una línea recta.
Efectivamente “de bromas plúmbeas”, aunque
parezca se enroque en las confusiones del engaño, en el fondo revindica la
fuerza vital de las endorfinas carentes de culpa donde desde la inocencia el
niño aun no adoctrinado tan sólo manifiesta sus ganas infinitas de jugar.
¿Será que el misterio de la
encarnación, como un constructo de nuestro pensamiento o una realidad
indemostrable de la divinidad precisada de actos de fe, se acompañe de un diseño, sí, llamémosle, aunque no sea cierto “biogenético” o heredado de lo Omnisciente
y al significado de la celebración de los santos inocentes?
La respuesta derivada a nuestra
capacidad de opinar y enjuiciar, fabular o de afirmar verdades nunca será
satisfactoria.
Ese cero redondo que se
representa en el no-ser simboliza la nada, pero no es lo vaciado sino lo no
manifestado como se nos anuncia en el tao. La vacuidad del círculo de un centro
infinito (el flujo del chi) que alberga en su interior al Ser.
Un patrón de reabsorción de lo Omnisciente
que todo lo sabe, incluso lo que no sabe, o que construimos y ansiamos que todo lo sepa, como
encarnación de la conciencia para poder venir a este mundo, precisa de la
redondez del círculo, del mándala de la vida donde esa forma acota en su
perfección la propia perfección de lo infinito para hacerse a la luz.
Y es que los recorridos desde inocencias primigenias a concepciones encarnadas, de días del padre con instrucciones bajo el brazo a procesos educativos futuros, las agujas del reloj avanzan y desde infinitas experiencias, que son posiciones, lo gestado se crea (y se creará), y lo nacido cerrando el círculo se aferrará a la vida, iniciará andaduras y se manifestará en momentos presentes donde la conciencia se revele.
A mi manera, eso sí, desde la expresión de
esta individual y singular forma personificada, que a través (entre otras maneras) de estos escritos, sepa Ser.
I skovens dybe stille ro (tranquillity in the woods) (tranquilidad en el bosque)
Niels-Henning Ørsted Pedersen
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