De querer buscar y descubrirme, de la humanidad (de sus certezas y de sus dudas) de algunos de los 21 anillos codónicos¹ en concreto dos, como que casi que hago pleno, pero de la magia, ¡Ah de la magia…! a pesar de los rechazos, con humildad afirmo que me encuentra a menudo y a ella me acojo y de ella no dudo porque el pleno por único es absoluto.
El lunes pasado arrancó el mes de marzo. Del año 2020 recuerdo que en ese día nos juntamos en casa, entre palomitas, cervezas, emociones y nervios, familiares y amigos (incluso un indio con cresta) para ver el clásico Madrid-Barsa. Quizás el último evento importante deportivo televisado previo al confinamientos y situación pandémica que aún nos acompaña.
Cuando algo nace desde el primer instante nos encaminamos en pos de titubeantes pasos que se influencian, se sea consciente o no, de los tránsitos planetarios que se conexionan y nos acompañan en cada instante de nuestra existencia. El que se pueda creer en mayor o menor medida (objeto en sí mismo de discusión) ni viene al caso ni pierdo tiempo en argumentarlo.
Como parte de la experiencia vivida pasados tres meses, por el mes de mayo y por alguna circunstancia que trato de desentrañar, escribí “el último Mohicano”, el guerrero valiente que sólo tenía a su padre, el último de su estirpe, que creció libre por las tundras y bosques americanos batallando contra los hurones y algunos hombres blancos, tratando de que su tribu no desapareciese...
Admitamos que cuando algo se
concibe previo a su nacimiento, botadura o celebración, también se empapa en un
plano no consciente de su momento transitado, experiencia o realidad, en la
que se nos lleva a crear algo (o a creer en algo) a
materializar.
Decidí dar un paso más y seguir enredado buscando que escribí y publiqué en el pasado. Si es que algún contenido escrito obedecía a algo o tan sólo eran invitaciones para dejarte llevar por enlaces marcados.
Mi
intuición decidió pararse en “Profundidades en la red”. Ciertamente
reflejaba, ahondaba, en esas activaciones de nuestro entorno
que potencialmente nos hacen ir en determinadas direcciones:
“Si somos genética -herencia-
y entorno lo -que nos rodea-, como dice el neurobiólogo Robert Sapolsky, lo
único que necesitaríamos sería que desde el entorno se activasen
potencialidades en una determinada dirección.”
Pero continúo enredando, en esta pesquisa mental semanal que toca².
No
recuerdo cuando fue escrito En las
propiedades del fichero la fecha señalada se corresponde con el uno
de marzo de 2016 y así lo trasladé, supongo, al blog, si bien su publicación en
realidad se hizo efectiva el diecinueve de marzo día en el que me regalé su nacimiento. Y eso es un hecho indiscutible.
Ir de un lado a otro lado entendiendo que hay un inicio y una finalización, un antes y un después de algo, es ni más ni menos que transitar. Y transitamos y nos transitan todo tipo de fuerzas externas o ajenas, que, sin duda, interaccionan y deberíamos ser capaces de apreciarlas para no dar bandazos.
Puedo entender que empezar a escribir es gestar, y que publicar o mostrarse es nacer. Que nacer es sin duda el más maravilloso milagro. Del resto tan sólo hay dudas. Dudas absurdas que nos confunden, no pocas veces, al formularnos preguntas innecesarias, sondear, interpretar y enredarnos en lo aparente, pues lo importante será lo que se dice, lo que se transmite, lo que obedezca al tránsito que te afecte e indique direcciones correctas arropado desde tu entrenamiento, educación, y experiencias.
--Sinceramente Uncas (como prácticamente de casi todo añado), no tengo ni la menor idea.
Ni idea de porqué no nos asimos agarrados de verdad, a una y única Verdad (la que está en tu interior) que lo
englobe Todo dejando inútilmente de buscar.
Transitamos… y después y antes de terminar… seguimos transitando… y nos enredamos no pocas veces que no veas y así difícilmente estamos de forma permanente en paz.
Afortunadamente todo esto en esta semana no no son más que estados, o enredos, o historias, que asumo, forman parte del tránsito.
Abe Rábade trio
El Anillo de la humanidad está formado por las claves genéticas (10ª, 17ª, 21ª, 25ª, 38ª, 51ª)
El anillo de la búsqueda está formado por las claves genéticas (15ª, 39ª, 52ª, 53ª, 54ª, 58ª)
El anillo de la magia está formado por la clave (35ª)
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