sábado, 19 de diciembre de 2020

hipótesis indemostrable

"La sabiduría última es como la inocencia primera..."
El Mensaje Reencontrado / versículo 25 / libro 11
 Louis Cattiaux


-∞ /yo soy/ ∞

…, 17, 52, 46, 10, / 25 /, 12, 6, 11, 22,… 

 

Decididamente si sólo encarnamos cuando estamos preparados sólo podemos concluir que es la conciencia la que decide experimentar algo ya previsto y decidido de antemano y experimentar en este plano.

Ante semejante y rotunda afirmación, aunque titubee, ahuyento mis sombras y me lanzo. Ya lo anticipe en saltos.

Yuxtapuesto el cristal de personalidad (aquel en el que creemos que somos lo que pensamos) con el cristal de diseño (cristal de herencia biogenética o inconsciente) a aproximadamente 88 grados o tres meses antes de nacer como postula el Diseño Humano, es la posibilidad de una conciencia auto-reflectante junto a nuestro cuerpo de vida la que viene a la vida a (se supone), en su proceso evolutivo, o de transformación, a aprehender de sí misma: Evolucionar para crecer.

El concepto que creemos saber del libre albedrío podría quedar en tela de juicio por motivo doble a la espera de entender su verdadero significado:

  1. Por no poder (o pueda que sí), escapar a nuestro destino, quien sabe si predicho en otro plano.
  2. Por no convencernos de la inutilidad de dar la autoridad a nuestra mente queriendo controlar todo desde esta y eludir nuestro verdadero destino, cuando lo que se te pide es sólo que disfrutes del viaje programado con antelación atendiendo a tu forma.

Si nuestra existencia fuese un fractal de reencarnaciones donde en base a experiencias llamémosle negativas o suspensas (a juicio de la parte que nos corresponde cómo expresión de la conciencia en su capacidad de evolucionar y aprender de la experiencia), se repitiese curso, sin duda, de la expresión de nuestro específico diseño hecha personalidad mirando hacia atrás, se podría dilucidar en el diseño de tu diseño, cada esos tres meses ad infinitum negativo, un mapa de evolución.

Todas las oportunidades que nos dimos y damos para ser y obviamos. O cómo partiendo de lo simple nos complejizamos en nuestro discurrir y aún no aceptemos si logramos aclararnos.

Pero podría darse el caso también de una rencarnación meritoria escalando posiciones para ¿escapar? de la rueda indiferenciada de ese samsâra/nirvana de la tradición budista y alcanzar la liberación (moksha particular) cumplido el ciclo circular de reencarnaciones permitido, una vez pasado (me atrevo a decir) por todas las cruces de encarnación.

O bien asumir en esa interrogación, que nunca escaparemos del mándala y nos tocará vivir todas las experiencias contenidas según giran las agujas del reloj y pasemos amnésicamente de casilla en casilla para volver a girar, y girar, y girar,... 

Me recuerdo el significado que la palabra evolutio nos deja:acción o efecto de dar vueltas hacia afuera”. Bien es cierto que es una mera hipótesis aventurada en mi incansable comprensión o no, por demostrar estos misterios. Las tasas de latencia venideras quien sabe si procesarán en milisegundos cantidades de datos a favor de esta  tesis.

Recientemente dije en Trilly que me lío (y nunca mejor dicho) a golpe de machete por la espesura plutoniana de mi selva inexplorada abriendo rutas a la búsqueda del dorado y que, no nos engañemos, no puedo huir de mi condición manifestadora y callar mí disfrute. Que, en mi inocencia, desde la añorada sencillez del niño, el retorno al edén con el conocimiento del bien y del mal aprendido sea algo a adquirir de tantas caídas, o ruedas recorridas, sucesivas a conquistar. 

Mi presente, Sol de personalidad en la puerta 25, es la puerta del espíritu del Ser. La puerta de la inocencia, expresión irrefutable universal cósmica orientada, lo consiga o no, al amor universal.

Nisargadatta dijo que el individuo encarnado (yo soy) representa lo total y la totalidad eres tú. Sobra decir, independiente de la puerta de personalidad que portes.

“…en mi mundo hay comunidad, comprensión, amor, calidad real; el individuo es lo total, y la totalidad es el individuo. Todos son uno y el Uno es todos”.

Podríamos seguir especulando en esta hipótesis indemostrable, por concluir, que somos un fractal de otro fractal evolutivo como si de una imagen caleidoscópica se tratase. De cuartos en cuartos marcando las puertas con impecable exactitud, de idéntica significación en el discurrir de la conciencia en el tiempo.

Una yuxtaposición de diseño con una personalidad, esta última, que se transforma al morir en diseño, con identidad en sus puertas y sólo ligerísimas variaciones, para en la siguiente reencarnación yuxtaponerse de nuevo con otro fractal de personalidad, así ad infinitum.

Persiguiendo el elixir de la vida, actuando sobre las fuerzas opuestas del Yin y del Yang para fijar en su discurrir la luz y acercarnos a la sabiduría última que es efectivamente, como afirma Louix Cattiaux, la inocencia primera.


stille grender
Inkarnasjon II - solo piano
Tord Gustavsen

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