...de una naturaleza introspectiva, pasando por la experiencia proyectada, hacia un futuro exteriorizado.
En una proyección ortogonal o
cenital de un muelle sólo se ve un círculo. Si se diese una vuelta completa desde
un punto al mismo desde una visión frontal observarías en su vertical una misma
posición, pero a otra altura en el ascenso.
Retornas, pero no pasas por donde
ya estuviste pues no hay retrocesos. La acción de volver en el ejemplo de la
espiral del muelle no es ir a la casilla de salida como en la oca, es volver a
recordar de donde partiste, por donde estuviste, que se pretendía en ese viaje. Que
lecciones no aprendiste y que aprendiste de verdad.
Mi desafío, hace veintiocho años¹ acabada la carrera parecía derivar mi destino al desarrollo profesional a través del trabajo por los estudios agarrado a un compás. Se había luchado por ello. Pero el tiempo me demostró, sin posible elección, otra vía, otro ritmo:
Por el que vine aquí.
Una vía
llamémosle “herética” a los ojos de los demás (no cierta aunque algo díscola) por descubrimiento de uno mismo, además del cuestionamiento de comportamientos
inconscientes a la vista, propios y ajenos.
Otro trabajo no remunerado de
infinitas satisfacciones evolucionando desde la experiencia, investigando,
ahondando en la psique, en el sentido de identidad para, trascendiendo el ego, identificar
que me limitaba en el plano inconsciente e integrar lo espiritual.
Para conseguir aprender la
lección era necesario despertar a lo que no era. Ir más allá. Hacer mío, el
dolor mío y de los míos, abrazar tantos errores, sanar heridas aceptándome tal cual soy y aceptando a los demás tal cual son.
Y eso no tenía que ver con la
carrera estudiada. Sino con la carrera diseñada a mi medida, saltos, desde otros planos.
En dos años, después de concluir la etapa que se va acabando, recibiré el cáliz de la consciencia² al amanecer, retornando de nuevo a la casilla ascendida. Una oportunidad de un bello comienzo se hará estructurando, concepto arquitectónico que comprendo bien, poniendo a prueba los patrones que conozco y ya no me valen.
Tratando de que las medidas se
ciñan al traje vital, confeccionando nuevas prendas que aparquen las
preguntas y las confusiones y den respuestas, paradojas, a dudas que no permitiré hasta
alcanzar, ingenuo de mi, la Verdad.
No perderé de vista el nacimiento, encarnación orientada al Amor Universal³. Seguiré absorbiendo el dolor ajeno procurando que no se advierta.
Haré crecer la perla "aúrica", abrir definitivamente la ostra de la autoconsciencia, para al atravesar mágicamente vórtices de gusano, desmembrar el espacio y el tiempo acariciando lo “etéreo” seguir experimentando y escribiendo y descubrir lo imposible y que al mismo tiempo, en ese compromiso, la inconsciencia quede atrás.
A dos años de volver a retornar, me esperará la consciencia, porque si todo final es un nuevo comienzo, ―liberando deseos―, purificándome, presupongo, que después de concluir me esperará la ligereza de una nueva espiral en ascenso que exteriorizada, de camino a la unidad, durará en la infinitud de los tiempos…
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Saturn Returns
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