“En
los campos de la observación, el azar solo favorece a las mentes
preparadas“
Louis Pasteur
Formas, formas onduladas y rectas y metamorfopsias (la visión distorsionada de la propia forma).
El arquitecto proyecta, construye y se apoya, casi siempre, sobre formas rectas. Gaudí o Niemeyer van por otro lado:
“No me atrae el ángulo recto ni la línea dura e inflexible creada por el hombre, lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida, y las del universo” ―Oscar Niemeyer.
El árbol no precisa de miradas distorsionadas rectas, las farolas que iluminan las calles, dirigidas ellas bien alineadas, sí. Ambas conviven por las creaciones urbanas. Unas por los alcorques de la vida (por las trilogías de árboles con nombres de letras que tratan de enderezarse) otras, por las leyes que regulan la visión de direcciones en la noche que conforman manzanas que albergan frutos.
Me dice mi hermano no sin parte de razón
que debería de haber sido sociólogo y él arquitecto. Un intercambio de
papeles más acordes a cada uno. A mi tampoco es que me atraiga el ángulo recto
de noventa grados, si las rectas de renglones escritos, de árboles queriendo
enderezarse, para ser leídas. Más que sociólogo me apasionan las letras y la condición humana.
Cercanos a mí me ponen a prueba
una vez más, para ayudar a crear en su verdad, nuevos escenarios de paisajes
maravillosos levemente a modificar. Me dejaré ir. Si, lo fijaré.
Formas diferenciales y formas integrales. Maxwell formula el electromagnetismo¹, lo fija. La luz comunica y se propaga. Hay un principio y hay un fin, se establecen límites. Son derivadas e integrales que contienen parámetros y magnitudes. Y los límites, o, mejor dicho ―entre los límites― comprimido el espacio que se nos presenta, lejos de prohibiciones, se nos acotan las definiciones de nuestras obligaciones.
Y las calles se iluminan. Y los
árboles las adornan. Y los paisajes esperan. Y la vida progresa. Y yo atiendo a
sus llamadas.
Es la clave 42ª de las Claves Genéticas de esta semana²: “La puerta del crecimiento”. (Si, efectivamente, también porto esta)³. Su sombra (que no la maravillosa propia y proyectada en verano, frescura de árboles en estío) es la de la expectativa. Las expectativas personales que esperan enredadas de deseos que leo, siempre mueren cuando la futilidad (si no son importantes) se apoderan de ellas.
De lo que había costado tanto por años de estudio, se truncó en una noche de desprendimientos. Mi retina se rompió, casi que se desprendió para en breves meses abrazar lo distorsionado a mí vista.
Hace ya muchos años de eso, y de esto:
El don de la 42ª clave me hace guiños con su ojo: es la del desprendimiento. Cómplice a mi desinterés, pues lo desprendido es también como adjetivo lo que es desinteresado o generoso, que qué mayor don no sea la de expandir tu consciencia desde esta forma, mi forma, de actuar y comprender lo que pueda.
De dar y ver.
Comprender es elegir desde que nivel de observación pretendemos comprender⁴. Lo abstracto se aleja de la realidad para comprenderse.
En maps en un zoom vertiginoso con “el ratón en tus manos” (o será el mundo en tus manos) nos elevamos del suelo y se nos muestran proyecciones cenitales, distancias focales de abstracciones infinitas cromáticas; la humana del progreso, reglada por sus modificaciones de campos, carreteras, pueblos y ciudades cuadriculadas, y la de la naturaleza libre, de cordilleras, desiertos, ríos y mares.
Mi observación, mi mirada alterada, mi santo grial, proyecta su realidad abrazando seguramente el azar, a lo mejor mirando, o será guiñando un ojo, otros referentes, negando los límites que nos encorsetan en la forma.
Tratando desde mi microscópica presencia
revertir mis expectativas del pasado, que en un mal día distorsionaron otras líneas rectas, fugadas en un intento de la consciencia de seguir
viva en mí.
De resistir ante la
incertidumbre, de modificarme en esta particular placa redonda de "petri", de seleccionar
y favorecer, ayudándome a seguir vivo celebrando otras expectativas más acordes
que el tiempo me ha enseñado a abrazar en mi naturaleza esencial.
Las formas siguen siendo formas, pero
mi forma desde mi mirada aun distorsionada, recuerdo de un pasado inflexible
desprendido, aun reconoce, efectivamente, que formas construyen su propia forma, su realidad que permanente, paradojas, le transforme.
Jesper Bodilsen
32,6 con 54,6 |
Tierra con Mercurio |
bazo-raíz |
proyector |
transformación |
8,6 con 1,5
y 1,4 |
Luna con Neptuno |
garganta- centro G |
proyector |
inspiración |
35,1 con
36,6 |
Ω con Luna |
garganta con plexo
solar |
manifestador |
transitoriedad |
5,1 con 15,3↑ |
Nodo Sur
con Tierra |
sacral-centro G |
generador |
ritmo |
3,5 con 60,4↓ |
Venus con Venus |
sacral-raíz |
generador |
mutación |
12,3 con
22,6↓ |
Marte(*)
con Marte |
garganta-plexo solar |
manifestador |
apertura |
19,6 con 49,1 |
Saturno con
Saturno |
sacral- centro G |
generador |
síntesis |
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