domingo, 23 de noviembre de 2014

tiempos diferentes

Entendamos un tiempo diferente donde la cordura sea diferente. Tempus,  temporis, significa sien (cada una de las dos partes laterales comprendidas entre la frente, la oreja y la mejilla) y sien está, etimológicamente vinculada al juicio y discernimiento. Los catalanes hablan del "seny" con referencia a la cordura, como percepción ecuánime y de sentido común antes de enjuiciar. Como vemos lo temporal está asociado, en cierta manera, a esta parte de nuestra anatomía.

Pero... ¿Un tiempo diferente a qué?

Diferente a la cordura que conocíamos. Opuesto a locura, como estado mental estaría la prudencia y la sensatez. Pero no hablo de locura. Admitamos pues que iniciásemos un estado de cordura, prudente y sensato pero diferente a algo que conocíamos. Repito diferente no es opuesto. Hablo de diferente sensatez o prudencia,  en definitiva diferente cordura.

El Tiempo del no tiempo no es la interpretación por oposición que nos parece indicar. Una que nos llevaría a perder el juicio por no disponer de referencias espacio temporales admitidas en nuestra realidad conocida hasta ahora. Esa sería la interpretación vaga y subjetiva de personas ajenas a la percepción de un cambio de por si actualmente existente, enrocadas socialmente, encerradas en el orgullo de lo existente como justificación de una enajenación mental no reconocida participada por una mayoría alienada, con lo único que les han enseñado, implacables defensores de un sistema, su sistema en el que creen y necesitan creer.

Unos parámetros desaparecen y otros son latidos incipientes de la sien, que reflejan que uses la cabeza con una cordura, ese dedo atornillando que  Mary Shelley imaginó de forma literal en la sien de su creación, diferente, donde el juicio y el discernimiento te sean mostrados desde la ecuanimidad y percepción sensorial reajustados a una nueva realidad, misma realidad anterior pero diferente percepción de la misma.

Nuestra cordura pudiera ser cuestionada por más de uno que nos rodee, pero es acorde a una percepción mostrada, de muchas formas inimaginables e inadvertidas para  quien no quiere ver y que ratifican y confirman esa cordura diferente para estos tiempos diferentes.

Su interpretación todavía es de difícil comprensión (no pocas veces vemos sólo lo que queremos ver) pero estando  presente y siendo consciente de ello, aventura el cierre definitivo de una época y por descontado la apertura de algo no conocido.

Para ello se necesita coherencia entre percepción, pensamiento y acto. Y diría que, se manifiesta y siempre te recuerda, el objetivo de nuestra existencia, en tanto en cuenta el amor y el dolor por el sufrimiento ajeno, se sientan y te penetren y revuelvan tu conciencia.


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