La luz del Sol tarda unos ocho minutos en venir. Cuando miras desde el presente simplemente observas el pasado. El futuro ya pasó. No existe manera física, de observarse a uno mismo, como no sea mirándote en un espejo donde se refleje tu propia imagen, y esta sólo reflejará en milésimas de segundo el pasado y la parte superficial y visible de ti.
Tratar de ver más allá hacia mi interior necesita de práctica y quietud. Este mundo, y mi sagrado libre albedrío, me lo permiten, pero yo, y mis responsabilidades (seguramente mal entendidas) en un mundo de competición y distracción en el que hay que pagar por todo, no me lo permiten. Al menos todo lo que yo quisiera.Todo se mueve y cada vez más rápido, y yo quiero pararme e ir cada vez más despacio.
Observo el presente me detengo: Por la mañana en el metro las personas andan con cara cansada. Cada vez hay más gente que se gana como puede unas monedas interpretando canciones de vagón en vagón. En el exterior parado delante de un semáforo una señora con moño blandiendo al aire con una mano un bote con detergente, con otra un limpia parabrisas, se abalanza sin previo aviso y en un instante te limpia el cristal quieras o no, a la salida del super un emigrante extiende un vaso de plástico, ambos buscan lo mismo.
Duele.
El trabajo durante el día se hace duro. Como en casa de mis padres y así les veo y hago una visita. Una señora en la tele habla del ingreso en prisión de una tonadillera y del inminente fatal desenlace de una duquesa. Mi madre no le quita ojo a la tele. Por la tarde después de acabar la jornada, acompaño a mi hijo a entrenar. Compite los sábados. Le preparan. Volvemos y le ayudamos en sus estudios. Examen, deberes, memorización, metodologías oficiales para que en el día de mañana se gane la vida.
Por la noche enciendo la tele. Veo competición y limitación de tiempo en un programa concurso con una rueda con iniciales de letras, competición y prisas en un programa de cocina, competición y niños disfrazados de cantantes a imitar en un entretenimiento de música. Unos jóvenes encerrados en una casa haciendo el memo, competición en el deporte rey, anuncios de publicidad, trágicos telediarios, frio en Nueva York. Cóbrate Antonio, el anuncio de Navidad donde un abatido hombre se lamenta de no haber comprado el boleto que lleva a la felicidad. Lo más bonito es compartir. Mira en eso concuerdo con el capcioso y engañadizo anuncio.
Todo un mundo globalizado esperpéntico por repetido, donde se busca desde la competición y el dolor, emocionar. El espectador pasivo descansa de una jornada extraña, agotadora y repetida. Me voy a mi cuarto me niego a seguir viendo rutina. Pongo música, leo blogs alternativos, prensa oficial. Se ha muerto la duquesa, el ébola ha desaparecido de los medios. ¿Será cierto?, ¿Habrá ya cura?. Me entra sueño, antes de acostarme releo mis reflexiones de unos cuantos años escribiendo por la red.
"escritosenred" decido titularlos y en breve agruparlos, modificarlos (cuidado que escribo tonterías), quien sabe si algún día publicarlos.
Sólo existe el presente, y este es como una red que nos atrapa, un presente de un futuro que ya pasó en el que como ya conocemos lo sucedido, y no nos gusta, nos empecinamos en advertir a otros, si aún están a tiempo, para que despierten.
Si ya se, un poco triste todo.
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