sábado, 30 de mayo de 2020

lo prohibido

No por casualidad quizás de forma intuitiva acariciado con las silabas de un “nick”, un día se dejó llevar al ritmo de un compás infinito, cuatro por cuatro —un doble ocho de algo inconmensurable imposible a retener.

Una aventura que llegó para ayudarle  a continuar.

Dar y ver, o ver y dar, tratarían de separase, distanciarse, desembarazarse de la expresión dual de su nombre verdadero, falsa realidad, identificación que atrapado en el día a día, consumía, o más bien derrochaba, parte de su energía.

dave, no era Dave, porque no era un nombre propio, nunca lo fue. Nació, eso sí, con una vocación canalla, prohibida, infiel, como todos los alias, ese otro nombre —apodo traducido tratando de englobar la comprensión de sí mismo. 

Anonimato inicial desvelado con los años, no impedido con el tiempo, sin dejar lugar a duda de quién era él.

Pero no siendo un sujeto tampoco era objeto propio, ni conocido ni por conocer; 

dave sólo ansiaba ser la bifurcación de un camino de vuelta a la comprensión de la realidad, pura intuición, de ese conocimiento libre y no sometido, conciencia expresa, manifestación a través de pensamientos, de realidades superiores contenidas, mostradas.

Quizás un bolero de un amor a negar, de noches de placer vedadas para salvar su sagrada dignidad.




Álbum: Musas
Canción: Soy lo prohibido
Autor: Roberto Cantoral
Intérprete: Natalia Lafourcade



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