Siento una especial atracción por
la clave 29ª. Una clave que se deja fluir en la corriente de la vida misma que
nos conexiona y nos recuerda nuestro paso en esta existencia. Ya fuese de forma
consciente o no ha sido motivo (por algo será) no poca veces y años, de
reflexiones pausadas, serenas e insondables por estos días de agosto.
Dos son los motivos:
1. Esto de las honduras, de la profundidad en cualquier experiencia, de lo portado muy dentro, de lo que espera para descubrirse, así como su aparición, con todo lo que ello conlleva me atrae. Como una unión mística se conexiona por unos días con mi tierra de personalidad en clave 46ª, formando el canal del descubrimiento.
2. Además. su par programado en tierra (la 30ª clave del deseo) me recuerda, como expresa Ra que la vida no es lo que esperamos si no lo que permitimos que sea, y también en estos días, en compañía a mi clave treintava saturnina recién estrenada en marzo iniciada su andadura en su segundo ciclo enmarcada bajo la cruz de la consciencia, acompaña.
Dice Jorge Wagensberg, en su
libro “la rebelión de las formas” que en los primeros niveles de la realidad
(en referencia a lo inerte) los objetos que existen (partículas, átomos y
moléculas, cristales, rocas… estrellas) existen porque emergen con facilidad –por
combinación con lo que ya está ahí– y porque su permanencia es compatible
con la realidad a la que han accedido.
Dando por hecho que la materia
viva está hecha de materia inerte (continua Wagensberg), el individuo vivo
(desde los seres pluricelulares de hace millones de años es un objeto que
tiende a mantener una identidad independiente de la incertidumbre de su
entorno. Y lo vivo además de resistir la incertidumbre, la modifica por
selección natural en su capacidad por evolucionar.
La “materia culta” como así
denomina al ser humano atiende expresamente a través de nuestro complejo
cerebro a la incertidumbre para reducirla. Es a través del conocimiento, de la
inteligencia abstracta, alimentada a sí mismo para seguir “conociendo” como
desde la creatividad posiblemente avancemos.
Nacemos y damos tímidos pasos
desde saltos al vacío, esperando, volviendo, rellenando renglones vacíos de expresiones
y experiencias, atrapados en la red del condicionamiento en una evolución que
se modifica a cada momento cuando descubres y te descubres, en tu auténtica
naturaleza, tu alineamiento con tu Ser.
Me permito pues alimentarme una
vez más, a mí mismo, como ese amor duradero y sosegado, bakthi tántrico,
compromiso que, con el tiempo, madurando. neutraliza a la pasión y los deseos
que nos confunden, en estos serenos y plácidos días de estío. Sustento de
cristalinas gotas de succión de miel, néctares de verdad que emergen y que
gestionan arrinconando mis más profundas incertidumbres para dar paso,
contagiado y contagiando, a la magia de la vida.
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