Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo, me firma su
último libro en equipo con el escritor Juan José Millás en la pasada feria del libro madrileña y me
avanza que para septiembre se completa su trilogía iniciada con la vida y la
muerte, con el siguiente y sugerente título de “la conciencia explicada por
un sapiens a un neandertal”
Me presento ante él junto a mi
hijo que me acompaña, como un neandertal (lo que no tengo claro es si consciente)
presa fácil, que diría el Millás,
del pensamiento mágico, sincronicidades y demás serendipias que harían las
delicias de su psicoanalista. El sapiens (se lo afirmo seguro) es mi hijo
tocayo:
“Para David² con todo cariño…” así arranca su cariñosa dedicatoria científica.
Estoy por decirle que si no han
acabado el libro entrevisten a Mónica Cavallé para otro capítulo. Está en otra
caseta y también me firma su último libro “EL CORAJE DE SER”. A ella,
Sapiencial todo su Ser, le digo que me lo firme como dave en minúscula. No me
entiende o no sé si me ha oído y me firma Dave, con mayúscula.
Claramente lo mío es de psicólogo sin duda alguna por aquello de lo de la debilidad de la identidad
del Ser. Estos determinados nombres que no sé si aclaran o confunden a otros congéneres
cercanos.
Puestos a dar consejos (que
lógicamente no me pide Arsuaga) le sugeriría también que conversen con Mario
Sabán. Minutos después de forma intuitiva adquiero en otra caseta su libro “el misterio
de la cábala”
Sigo caminando entre esta barahúnda festiva de auras. Lástima que ese día Sabán no firme en la feria. Me detengo ahora en un expositor de libros de cine (como para no fijarme) que se llama Notorious. Doy por finalizada la visita. Me agobia un poco tanto gentío.
Lo que no me atrevo es a invitarles para que se sumerjan en las matrioshkas
de mis realidades superiores contenidas, mostradas. En materia de
conciencia investigo y visito también como el Millás desguaces de coches, y le echo
coraje entreabriendo puertas esotéricas y alquímicas a lo Blake.
Atentos a este preciso momento de publicación de autoflagelación propio del mártir y del engrandecimiento del ego, por puertas 10 y 15, ambas tironeando por sus respectivas líneas tres en este su día de tránsito de gloria. Bien que acompañan:
Y es que tengo que decir estabilizado por otros extremos en mí desprendimiento que...
... aunque sólo sea de la conciencia
del espíritu emocional tenuemente algo vislumbro, que no sé si alumbro.
Un 65% de nuestro peso corporal
es agua. Nuestra forma se compone mayormente de dos átomos de hidrógeno y uno
de oxígeno. Este líquido es el componente esencial de los organismos vivos y es
el más abundante en la tierra.
Procedemos del Infinito de una retirada
en un punto de este, exilio de sí mismo, con auto contracciones que creó un
espacio vacío que se expande al que llamamos Universo.
Y hay algo que contenemos, pero
no podemos ni agarrar ni vislumbrar. Se llama conciencia. Somos potencial de
una forma que puede albergar conciencia, por tanto, afirmo, tenemos en nuestro interior algo sobrenatural de un inmenso poder.
Una emanación de la
creación, un fractal (creación en sí misma) pero posiblemente todavía incubados
y neandertales y poco desarrollados en materia de conciencia, aunque nos
llamemos sapiens.
Una cerilla de agua que ilumina
mientras vivas o será mientras vives. Que alberga conocimiento interior sobre uno
mismo que desconocemos, sobre su existencia, que desconocemos y que en
innumerables ocasiones todavía no sabe cómo relacionarse con un mundo que
creemos conocer y constato también desconocemos, no digamos ya en convivencia
entre unos y otros neandertales.
Si, es la próxima portada del libro del tándem Arsuaga-Millás lo de la cerilla de agua. Su imagen que abraza. Me he dado cuenta. La conciencia debe ser eso de darse cuenta.
Emocional e intenso que es uno dejo pasar las olas que se orillan y observo la verdad días después de la visita a la feria y me rindo a este presente, a su propio momento mistérico, oportuno y tan extremo que externalizo, y equilibrio en estas breves líneas sobre el gran interrogante del potencial contenido en esta forma húmeda individual y perturbada que se integra como puede en el colectivo humano.
autor: George Gershwin
intérprete: Eldar Djangirov
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