domingo, 19 de abril de 2020

optimistas

La gran Nacha Guevara recita como no podía hacer otra “esperanza” del actor cubano Alexis Valdés, falsamente atribuido en estos días al escritor Mario Benedetti. El WhatsApp me llega reenviado en este naufragio colectivo.

Salto como un resalto y me encamino a la librería de mi hogar. Un pequeño libro de Benedetti “Rincón de Haikus” me vuelve a emocionar. De ahí nace esta historia personal como todas.

Salsi y René buenos amigos y vecinos vivían en el sexto. Él ya jubilado, uruguayo, versado, escritor, cautivador, pintor, había trabajado en la Unesco. Ella “brujita” como la llamábamos, francesa, pequeñita, delicada, enigmática, cultivada (su pareja) conocedora de las ciencias esotéricas: Del tarot, de la astrología y la quiromancia.

Recuerdo decir de Salsi que tenía protección en su vida en sus palmas rebosantes (de algo insólito) de multitud de cuadrados. Y a decir verdad yo lo vi. En mi época universitaria cuando todavía vivía en la casa paterna me la leyó: Una línea del destino recta, muy larga y bien definida de las que se tardan vidas enteras en tener.

A casa de Salsi y René se dejaba caer cuando venía por Madrid su compatriota charrúa Benedetti. Siendo vecinos mi padre fue presentado. La dedicatoria, sincera tras conocer su polifacética obra artística, se rubricó firmada en un libro de esa especie de aforismos que son los haikus japoneses, y la conservo agradecido:


“Para  León Coullaut con admiración y cordialidad”. Mario Benedetti

Entresaco dos haikus al azar de este libro de 1999 y desarrollo ideas completando tormentas a pensar:

209:               
Bloqueo / alzheimer /
Hirosima / otan / sida /
No fue un buen siglo
213:
un pesimista
es sólo un optimista
bien informado

No, no fue un buen siglo y no, no es que seamos pesimistas, ni mucho menos. Quienes respiran y entienden la vida están vivos y entienden de la fragilidad del ser humano:

Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.

El optimista vive en lo que cree él que es el mejor mundo posible. El pesimista, (siempre bien informado) seguramente como alguien dijo, tema que eso sea cierto.

Devuelvo mi mirada informada, desde mi rincón, desde mi habitación, desde mi palco de vecindario:

Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado


Si, ninguno de los cuatro, ni Salsi, ni René, ni León, ni Mario están. Son parte de unos recuerdos de aquellos mayores de los que aprendimos y perdimos, tan presentes:

y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.

El XX dice Benedetti no fue un buen siglo. El XXI pasadas dos décadas, algunos, algo intuímos. Será que somos exasperantemente pesimistas en nuestro optimismo absurdo e irracional.

Y por eso por lo que no aprendimos:

Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado.

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