"Reflexionar serena, muy serenamente, es mejor que tomar decisiones desesperadas"
La metamorfosis
Kafka
el vaticinio de la realidad
Al parecer el
programa que echan este año no es muy halagüeño. Consta de diferentes canales
que se mostrarán por estar ahí. Otra cosa será, para que no acabes somatizado
con tanto reportero conexionado en directo, que pases de ver ciertos programas
para escapar a la presión predicha.
Ante tanto personal auto encerrado asomándose a sus pantallas y aunque para mi desde la escritura, estos signos y símbolos sirvan para trasladarte y tratar de vencer al tiempo, reconozco que la polaridad y la sensibilidad a flor de piel estarán presentes.
No es un vaticinio, es el programa genérico de la raíz y nuestra mente (de las prisas y de querer responder a las preguntas de los demás) que nos circunda.
Veremos sus interrelaciones. Adentrémonos pues por estos arcanos.
tus facultades
reales
Bailarines,
magos, cantantes, imitadores, ilusionistas, pianistas, trapecistas, modistas,
cocineros, equilibristas y acróbatas, y más, muchos más...
Profesiones,
profesionales y personas, reales, que no actores.
Hasta cierto
punto nuestro comportamiento (laboral o no) necesita de poseer alguna habilidad
que acompañe y haga más llevadero, en estos tiempos más que nunca, esta etapa
vivida.
En el “planeta
urbano” del encierro anterior del año pasado asistimos a una avalancha de
expresiones compartidas a través de las redes sociales.
No pocos gustaron accionar,
en la privacidad de sus habitaciones, para bailar y divertirse, sorprender, canturrear,
imitar, ilusionar, tocar, coser, cocinar, volar (que no serán todos ellos, soñar…). en el intento de sentirse realizados y vivos, compartir y mostrar.
Que otra cosa
será ganarse la vida (tan generada a través de tu hacer remunerado) con las
decisiones, equivocadas o no, tomadas.
La irrealidad real
Los
concursantes actuarían y demostrarían sus habilidades en sucesivos programas
eliminándose para elegir en la final al ganador del programa de telerrealidad
"tu increíble facultad".
A la novedad de
este año se añadiría la emoción de su grabación en directo con lo de riesgo y
morbo que ello conllevaba.
Situémonos, era
el primer programa emitido en su nuevo formato y la cadena televisiva esperaba
altas cuotas de audiencia.
Nuestro
concursante había superado las diferentes pruebas de admisión demostrando sus
habilidades miméticas y le tocaba actuar tras sorteo en última posición.
la realidad inesperada
Salió al
escenario.
Días antes trató
de ordenar con otras palabras y oraciones mensajes profundos que conocía bien: transitoriedad,
inefabilidad, unicidad, absoluto, revelación, creatividad, humildad,
sobrecogimiento, sensibilidad...
Desdobló una cuartilla con mimo, ordenó que un solo foco le iluminase y sonase tenuemente, casi de forma imperceptible el clásico “Misty” con el piano de Errol Garner de fondo.
Ante el
micrófono dirigiéndose a una audiencia expectante dando un giro inesperado a su
actuación prevista leyó estas palabras:
la “forma silenciosa” real
"Talento de ti, plato de la balanza que me lees, el metal precioso se
posa y se pesa a tu pesar.
Oye talento, oye: ¡te obligo lo desarrolles!, no lo entierres, ni
encierres, siémbralo hazlo crecer y agrandar.
Talento, no conserves tu don si lo conoces y si dudas en vida que sabes,
talento, descubre tu naturaleza, busca eternamente en ti.
Y tú, talento de mí, tú que me escribes y ahora lees, plato de la balanza,
que sepas, que no hay palabras, ni monedas, que equilibren la preciosa forma,
sensibilidad, que te di"
la realidad explicada
El público y el
jurado compuesto por cuatro personas se quedó en silencio. Roto este por un
miembro del jurado, un tanto incrédulo y sorprendido titubeando, entrecortadamente
con voz de lata se dirigió a él:
―Disculpe... pero…
¿Cuál es su facultad?... “no le he entendido”... En la preselección usted
imitaba... y hoy... al concursar esperábamos… debía... pero…
―Eso sólo fue
para que me admitiesen en su programa, ―interrumpió, con firmeza guardando con
cuidado su cuartilla en un bolsillo. Verán mi verdadero talento no es imitar a
otros y hacer de cómico. Cierto es que no se me da mal hacer reír, pero ni
quiero ni pretendo ocupar ese espacio.
―Entonces…,―le
inquirió otro miembro del jurado.
―Mi verdadero
talento ya se lo he dicho ―Mi verdad, es sólo algo que ni las palabras,
aunque lo haya intentado hace unos segundos pobremente, puedan expresar. ―Sólo
quería aprovechar, y pido disculpas por ello, en su programa para hacer ver que
todos nacemos en una forma, más allá de las maravillosas habilidades, talentos, que habitualmente se
expresan quienes participan y se conducen por la vida.
Un nuevo silencio aún más incómodo para el jurado y la producción del programa nerviosa y atónita ante lo que ocurría se palpó. Dudaban si cortar o dejar continuar la emisión.
la tele
realidad
Desde producción,
haciendo gestos ostentosos con los brazos rápidamente cortaron y se dio por
finalizada la emisión dando paso a unos anuncios de publicidad.
Créanme si les
digo que no pasó a la final. De hecho, no pasó del primer programa. En una
cláusula del contrato que firmó se establecía una sanción por no atenerse a las
normas del programa que tuvo que pagar.
El incidente apenas tuvo eco en las noticias al día siguiente abrumada por una realidad que, veinticuatro horas al día, contaba desbordada, porcentajes de todo tipo.
la cruda realidad
En aquella edición ganó un equilibrista en paro que andaba (nunca mejor dicho) por la cuerda floja.
Un funambulista que, en el alambre también sin lona de seguridad, provocó la admiración y asombro de un público y jurado entregado y emocionado a su increíble facultad...
mi realidad
En esta ficción inventada, como su protagonista, sólo he querido llamar vuestra atención e inspiraros a que busquéis, desarrolléis, y salgáis ganadores en el concurso particular y más importante de vuestras vidas, que es, aceptaros y encontraros con vosotros mismos y amar lo que sois.
La sociedad ha creado un monstruo, me cuesta generalizar y decir que esta frase es cierta del todo, pero no sería honesto por mi parte rehuir cual es mi sentir. Una realidad competitiva, excluyente que no respeta la singularidad de cada individuo es padecida por no pocos. Se muy bien de lo que hablo.
El programa de tensión que se nos avecina y la mochila que nos cargamos cuando no entendemos muchas veces que pasa (o que nos pasa) aun llena de tanta humanidad talentosa estará presente este año, pero no es el modelo de futuro que nos espera, salvo que por tu naturaleza esencial, en tu metamorfosis particular, sirvas a otros o puedas hacer destensar y llegar a entender que misterios de la vida se presentan como aprendizaje de los que podamos extraer alguna reflexión válida.
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